Claves para entender el 11-M. Capítulo I: Aproximación | ![]() |
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todas las hipótesis del 11M que se salen de la elástica y del todo
inverosímil versión oficial, que a día de hoy podemos tachar como
falsa, pues las pruebas de su falsedad son incontrovertibles, existe un
problema de unidad de mando, lo que algunos llaman autores
intelectuales de la conspiración. Esto impide vincular a los diversos
elementos de la misma. Escarbemos en la historia, pues casi siempre en
la historia están las causas de los acontecimientos presentes, pocas
veces casuales, casi siempre causales. Por Doutdes
CLAVES PARA ENTENDER EL 11M CAPÍTULO 1: APROXIMACIÓN Hace ya más de un mes, publicaba en esta casa un artículo titulado La verdad del 11M. En él, a la luz de los acontecimientos y de las revelaciones de los dos últimos años, planteaba una hipótesis sobre la ejecución de los atentados y lo acontecido en días posteriores. Desde entonces, siguen apareciendo de forma continuada y secuenciada nuevos datos reveladores, sobre todo merced a las investigaciones de unos pocos medios de comunicación y de un fantástico grupo de españoles, anónimos y desinteresados, que vienen trabajando y escribiendo en el blog que tiene habilitado en Libertad Digital Luis del Pino, cuyos interesantes Enigmas del 11M tanto han servido para poner en evidencia las incongruencias y falsedades de la versión oficial. Estos medios (la cadena COPE, el diario El Mundo, el periódico digital Libertad Digital, la radio City FM y unos pocos periódicos de provincias) han tomado el testigo de algunas páginas web independientes. Con Paz-digital a la cabeza, estas modestas web ni creyeron ni admitieron desde un primer momento la versión oficial y no escatimaron valor ni recursos en su afán por descubrir la verdad y denunciar las falsedades, que políticos sin escrúpulos y medios de comunicación serviles intentaban asentar en las mentes de los españoles. En tan solo un mes, mi visión puntual de algunos de los hechos ocurridos relacionados con el 11M se ha visto modificada, en virtud de las últimas informaciones veraces que sobre los mismos se han publicado, si bien la base teórica de la que partía entonces continúa inamovible. Sólo el conocimiento de la verdad de lo sucedido puede impedir que se cumpla, como se está cumpliendo, el maquiavélico plan cuyo fin último no es más que impedir, una vez más, que España tenga un papel principal en el concierto de las naciones poderosas del mundo y, para ello, no existe mejor ruta que la del secesionismo interno, el alejamiento y desprecio de quienes deberían ser nuestros mejores aliados internacionales, que lo estaban siendo, y la alianza con quienes rechazan los valores que en teoría se defienden, mientras éstos se debilitan mediante medidas legislativas de intolerancia laicista. Sólo el conocimiento de la verdad puede impedir que los antiespañoles, que llevan más de doscientos años conspirando contra la realidad nacional más antigua de Europa, se salgan definitivamente con la suya. Respecto a lo ocurrido y sus consecuencias se ha instalado en nuestra sociedad una triple y diferenciada actitud. Por un lado, están los acólitos del retroprogresismo, seguidores acríticos de la información prisaica, que intentan mostrar su falso convencimiento de que todo ya es sabido, que la versión oficial deja por resuelto el caso, para lo que cuentan con el mayor aparato mediático existente. En segundo lugar, están aquellos que intuyen algo o mucho más tras el 11M que lo contado por la versión oficial, pero prefieren mirar para otro lado e incluso utilizan la táctica de la avestruz, pues la posible verdad que intuyen les da miedo. Y en tercer lugar, estamos los que seguimos con fruición el cúmulo de informaciones que en alguna prensa mediática y en ciertas páginas de Internet va apareciendo sin apenas sistematización, por lo que acaba, aunque se da información muchas veces veraz, confundiendo a gran parte de los bien intencionados. La mayoría de los españoles cada vez dudan más de lo que se ha venido en llamar la versión oficial, que primero hablaba de Al Qaeda, luego de un grupo autónomo vinculado a la misma y ahora simplemente de un comando islámico genuinamente autóctono. Esta confusión, que no es más que un cúmulo de mentiras sobre mentiras, propicia en los ciudadanos la sensación de que cada vez se sabe menos. Pero lo cierto es que cada día hay más información que permite constreñir las hipótesis sobre lo que ocurrió realmente y, sobre todo, permite saber lo que no pudo suceder, es decir, la versión retroalimentada según va conviniendo, que se nos intenta colar dogmáticamente por parte de quienes, sin duda, tienen mucho que esconder. Otra cosa es que falten una serie de elementos probatorios que confirmen algunos de los indicios razonables y razonados, pero todos los datos veraces con los que contamos hoy inciden en la tesis que mi humilde conocimiento y criterio pergeña en la serie de artículos que inicio con este. No voy a recoger de forma exhaustiva en estos artículos la interminable lista de pruebas, datos, declaraciones y demás que han ido apareciendo a lo largo de dos años, pues existen foros que de forma impecable los vienen recopilando y que leo al tiempo que recomiendo se lean, en la medida de lo posible. Me limitaré a aportar mi tesis por si a alguien interesa y le puede servir, para mejor comprender todo ese caudal de informaciones. Pretendo que mis lectores, conocedores de la mayoría de lo publicado o no, puedan encajar todos esos elementos y los que –seguro- se irán conociendo en las próximas fechas. En todas las hipótesis del 11M que se salen de la elástica y del todo inverosímil versión oficial, que a día de hoy podemos tachar como falsa, pues las pruebas de su falsedad son incontrovertibles, existe un problema de unidad de mando, lo que algunos llaman autores intelectuales de la conspiración. Esto impide vincular a los diversos elementos de la misma. Escarbemos en la historia, pues casi siempre en la historia están las causas de los acontecimientos presentes, pocas veces casuales, casi siempre causales. Poco después del incidente de Perejil, se produjo una reunión que hoy parece olvidada entre el Presidente Chirac y el Rey de Marruecos. Tras dicha reunión, Chirac declaró que habían llegado a acuerdos para hacer la pinza a España. El masón Chirac, y con él la irregular masonería francesa de la que dependen con obediencia plena los masones españoles, sabía que España, con un gobierno del PP, iba a oponerse a la Constitución Europea tal y como quedó redactada de la pluma masónica de Giscard y sus “hermanos”. Esa España de Aznar que se había apuntado un triunfo con el Tratado de Niza. Esa España que se estaba transformando en una locomotora económica frente a las decadentes economías francesa y alemana. Esa España que Aznar había acercado al poder anglosajón y que cada vez era menos dependiente del núcleo duro europeo, transformándose en el mejor interlocutor para USA en el mundo hispánico de América. Esa España fruto de una transición hacia la democracia, tenida por ejemplar en la mayoría de los países del Este europeo, inmersos en todo tipo de problemas en su nueva andadura democrática. Tras el triunfo de Aznar en Niza, tras la foto de las Azores, tras el incidente de Perejil, mediando la creciente influencia y sinergia española en los países del Este europeo como Polonia, el más grande de entre los últimos incorporados a la Unión Europea y, como España, con mayoría católica entre su población, muchos eran los interesados en acabar con ese renacimiento español. Se comenzó a gestar y a organizar el desalojo del poder del PP, aunque para ello hubiera de llegarse a prácticas del todo antidemocráticas, traidoras a la Nación y, en última instancia, asesinas. Unos pretendían hacer la pinza a España, otros siempre han sido sumisos a los designios de su secta, otros buscaban fórmulas para impedir cuatro años más de gobierno del PP, que tantos quebraderos de cabeza les estaba dando y otros –simplemente- deseaban recuperar las prebendas económicas con las que contaron en la negra etapa del criminal felipismo. Pero la cuestión es: ¿Quién o quiénes de ellos puede estar detrás de los atentados del 11M? De ser más de uno: ¿Cuál puede ser la urdimbre relacional entre ellos? La Historia de España en los últimos dos cientos años creó extraños compañeros de cama cuya único nexo de unión era su vocación antiespañola. Una casi siempre anónima pero siempre eficaz jerarquía iluminista nunca ha dejado de instigar, aprovechar y fundir, para desgracia de España, esa afinidad vocacional, por muy distantes que en otras cuestiones pudieran ser esos grupos antipatriotas. En los momentos más críticos de nuestra historia reaparece la unidad de los antiEspaña, que ahora parecen volver, cuando muchos pensaban que ya no existían, con las fuerzas intactas y crecidos tras los trágicos acontecimientos de aquellos días de marzo del 2004. La obsesión, que no información, de la dictadura franquista por el llamado contubernio judeo-masónico, hasta el punto de transformarse en un tópico que para muchos no pasa de ser un fantasía propagandística, que se utilizaba para justificar desde el aislacionismo internacional hasta la pertinaz sequía, ha contribuido a la no percepción de una realidad que se ha evidenciado y se evidencia: la influencia determinante de la masonería en el proceso de decadencia española y, ahora, en el proyecto para su desmembración. No podemos olvidar que hasta filósofos como Ortega y Gasset, masón por cierto, han asumido y defendido la catastrofista y masónica idea, asentada destructivamente en nuestro subconsciente colectivo, de que “la Historia de España es la historia de una decadencia”, sin escarbar en que eso no es algo consustancial a lo hispano, sino fruto de un siniestro plan histórico de los enemigos de España. La actuación de la masonería iluminista en España es, posiblemente, la página más triste y desgraciada de nuestra historia, al tiempo que una de las menos conocidas, estigma de división entre los españoles, fomento de destrucción e inductora de los grandes y horrendos crímenes que han salpicado los dos últimos siglos, a modo de conjura permanente contra nuestros intereses. La masonería iluminista se nos presenta, según sus conveniencias y oportunidades, como un sistema filosófico, como un nuevo orden moral, como un postulado político y hasta como una asociación de carácter benéfico cuando, en realidad, no deja de ser más que un sincretismo degenerado que desata odios, iras y pasiones tanto internas como externas, mientras patrocina revoluciones políticas al servicio de sus intereses. La masonería iluminista necesita revestirse con el ropaje exterior de lo lícito para ocultar sus verdaderas actividades. Paremos por un momento en las palabras del Papa San Pío X, que afirmó: “También yo, durante algún tiempo, creía que era exagerado lo que se decía de la Masonería. Pero posteriormente, gracias a la experiencia de mi ministerio, tuve ocasión de tocar directamente las llagas que ha abierto. Desde entonces, estoy convencido de que todo lo que se ha publicado acerca de esa sociedad infernal no ha revelado aún toda la verdad”. Sacar a la luz esa obra siniestra es hoy más que nunca una necesidad apremiante e ineludible, pues un entramado tan complejo como es el de los atentados del 11M y las consecuencias derivadas de los mismos, con su materialización asesina y sus consecuencias políticas, salvo que ingenuamente creamos que todo fue accidental y fruto de la casualidad, no parece que pueda ser algo ajeno a quienes desde la acción secreta, aunque a ellos les guste definirla como discreta, han venido condicionando nuestro devenir histórico. Pero es que la Historia de España, como bien dijo José Ortega y Gasset, “cayó en manos de los progresistas liberales, de los darwinistas y de los marxistas”, es decir, de los masones. Se dice que la mayor prueba de la existencia del diablo es que éste siempre ha intentado convencer al hombre de su no existencia, para que no se preocupe en combatirlo. La masonería iluminista ha desatado a lo largo de su historia una ofensiva contra la Cristiandad que ha sido especialmente feroz contra España, el mayor imperio católico de la historia. En sus logias se fraguó la decadencia de España y en su celoso secretismo se guardan las claves de la misma. Ese énfasis masónico radica sin duda en que España, tradicionalmente, ha sido un baluarte del catolicismo. Sólo por medio del conocimiento y la firme oposición al destino que nos tiene preparado la masonería iluminista, podremos salir triunfantes, pues como decía el maestro masón Canencia en El Grande Oriente de Galdós: “Ya sabe que lo que aquí (se refiere al Supremo Consejo) se ata, atado será en el Gobierno, y lo que allá dentro desatemos, desatado será... allá arriba”.
Claves para entender el 11-M. Por Doutdes (Serie, publicándose)
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