Claves para entender el 11-M. Cap. 6. La Masonería simbólica: las revoluciones en Inglaterra y USA Imprimir

Por Doutdes

Marie Paul Yves Roch Gilbert de Motier, Marqués de Lafayette, general francés masón que participó en la guerra de la Independencia de USA. Óleo de Joseph Boze (detalle).

 


Durante el triste reinado de Carlos IV se produjeron dos acontecimientos de una enorme relevancia para los siglos posteriores: la revolución americana y la revolución francesa. En la gestación de ambos tuvo una enorme relevancia la Masonería. Así pues, parece imprescindible que, antes de nada, hagamos un breve repaso de la conformación de esta sociedad secreta desde sus orígenes; de otro modo sería muy difícil poder captar los entresijos de unos hechos que cambiaron el mundo.


Al margen de patochadas, mitos y leyendas que se cuentan sin base alguna y que hoy están tan de moda para adoctrinar a los lectores de la nada con historias esotéricas de atlantes, egipcios, personajes bíblicos, invenciones evangélicas sin soporte documental alguno, templarios y artistas iniciados en ancestrales ritos, lo cierto es que la Masonería moderna nació en Inglaterra en 1646, con la aparición del llamado Ritual de la Masonería Especulativa, creado por el cabalista judío y, al parecer, rosacruz Elías Ashmole, profundo conocedor de la alquimia y de los anales de los pueblos primitivos. Ese ritual sentaba las pautas de iniciación de lo que viene a llamarse Masonería Azul o Simbólica, especie de sincretismo creado a partir de la interpretación de la cábala, desarrollada principalmente por los judíos sefardíes, cuyo principio doctrinal básico es que "el conocimiento absoluto no tiene objeto sino que es un medio".


Las ideas de estos cabalistas fueron poco a poco introducidas en la formalidad estructural de las logias operativas de gremios artesanales, que funcionaban en Europa desde la Edad Media. Años atrás, algunas de esas logias se habían abierto a científicos y filósofos. Elías Ashmole ingresó en la logia de francmasones operativos de Warrington, en la que introdujo sus cursis ideas de perfección, equívocas de progreso, restringidas de fraternidad, utópicas de igualdad y mal copiadas de ciencia, inspiradas por un supuesto principio universal, basado en unas para él sagradas leyes de la naturaleza.


Lo más probable, si bien no existe documentación al respecto pero por sus actos los conoceréis, es que Oliverio Cromwell fuera uno de los primeros jerarcas de aquella Masonería infiltrada en las logias operativas artesanales, a partir de la cual se organizó esa nueva Masonería simbólica. Uno de sus principales consejeros fue el judío sefardí, furibundamente anticatólico y antiespañol, Manuel Martínez Dormido, al que incluso intentó hacer miembro del Consejo de Estado en 1654 sin conseguirlo a causa del antisemitismo generalizado en la Inglaterra de la época. Los judíos habían sido expulsados en 1290, dos siglos antes de la tan denostada y comentada expulsión de España: algo que a menudo se suele olvidar, quizás porque España creó un imperio de inspiración católica, en tanto Inglaterra -a partir de Cromwell- quedaba para su mayor grandeza histórica en manos de la jerarquía iluminista.


En 1655 Cromwell autorizó la vuelta de los judíos a Inglaterra, pagando su deuda, pues no en vano judíos habían sido algunos de sus mejores espías y sus más generosos prestamistas. El gobierno del tirano se caracterizó por las crueles y brutales persecuciones contra los católicos, especialmente en Irlanda, en donde hasta hoy perdura el poder masónico a través de las logias de la Orden de Orange. Para con los católicos no existía la "tolerancia" que proclamaban esos primeros masones especulativos y Cromwell. En cambio, llegó a permitir la construcción de una sinagoga en Londres sobre el terreno ocupado hasta entonces por un cementerio. La mayoría de los sefardíes actuaron en Inglaterra como criptojudíos utilizando su nombre español, hasta que conformaron una "corporación adicta al Protector", según refiere en 1655 Menasséh Ben Israel, nombre hebreo del ya citado rabino y cabalista Martínez Dormido, en su Humilde petición al Protector a favor de la nación judía.


Pocos años después, las logias fueron principales impulsoras de la Revolución de 1688. Con ella se instauraba un sistema constitucional bajo apariencia de Monarquía, lo que resulta en primera instancia contradictorio si tenemos en cuenta que sus inspiradores habían asesinado al Rey Carlos I en 1649, tras una parodia de juicio. Como ya iremos viendo, mandatos similares se han cumplido en el transcurso de los años y en diversos países, incluso en nuestra España sin ir más lejos. A la jerarquía iluminista poco le importa la forma de gobierno siempre que se ajuste a sus designios, pues, como decía Meyer Amschel, patriarca creador de la casa Rothschild, la banca judía del escudo rojo sede principal de la jerarquía iluminista por aquel entonces: "Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación y ya no me importará quien la gobierne".


En Inglaterra, a partir de Cromwell, el dinero ya no iba a sufrir control alguno de los monarcas y mucho menos del pueblo, si es que éste, una vez enterradas las teorías liberales de religiosos españoles como Mariana, alguna vez podría llegar a controlarlo de una forma justa. Poco a poco y hasta nuestros días, los designios de la jerarquía iluminista se vendrían imponiendo de forma generalizada al resto del mundo.


Las aportaciones de Ashmole sentaron las bases para la Free Masonery, que quedaría perfectamente conformada a partir de junio de 1717, cuando se constituyó la Gran Logia de Londres, fruto de la fusión de las cuatro logias simbólicas existentes por aquel entonces y que ya nada tenían que ver con las antiguas de artesanos. Se creaba de forma definitiva una Masonería deísta en su origen, que se tornaría con el tiempo en pagana, atea e incluso satánica, según conveniencia de la jerarquía iluminista. La Masonería se fue extendiendo al resto de los reinos europeos, tal y como vimos que lo hizo en España, infiltrándose en las familias reales. De la corte pasó a la nobleza y en Inglaterra no fue difícil su penetración en el clero, pues el Rey era jefe de la Iglesia Anglicana.


En 1739 se produjo el primer cisma masónico, impulsado por la jerarquía iluminista y fundamentado en razones estratégicas, como lo serían todos los posteriores. Se creaba la Gran Logia de Londres de Masones Modernos, que comenzó a funcionar como una especie de ministerio de asuntos exteriores asumiendo las funciones exportadoras de la Revolución, mientras la original pasaba a denominarse Gran Logia de Londres de Masones Antiguos y actuaba exclusivamente en el interior como garante de la conservación de las "conquistas" políticas, sociales y religiosas. La nueva logia funcionaría como independiente a fin de facilitar la Revolución en la Nueva Inglaterra, labor que -como es lógico- a la mayoría de los masones antiguos ingleses les habría parecido antipatriótica.


Ya aquella primera jerarquía iluminista vendía a los incautos la "ciudadanía universal", en tanto trabajaba y trabaja de generación en generación para instaurar el poder universal acercándose cada vez más a su objetivo, pues como decía Esteban Morin al conde de Grasse-Tilly en el Decreto que le envió en 1804 y al que ya nos referimos en el capítulo anterior: "La solidaridad masónica nunca llegará a ser efectiva, ínterin los hermanos esparcidos por la superficie de la tierra, no reconozcan un solo poder, como es una sola la tierra que habitan y uno también el horizonte que contemplan".


En 1813, una vez perpetradas las Revoluciones en Norteamérica y Francia, perfectamente encauzada la destrucción del Imperio Español e instaurado el centro del poder de la jerarquía iluminista en los Estados Unidos, los Modernos y los Antiguos acordaron la unificación de los dos cuerpos masónicos mediante documento firmado entre el duque de Sussex y su primo el duque de Kent, Grandes Maestres de ambas Logias. Así se constituyó la Gran Logia Unida de Inglaterra, conocida como la Gran Logia Madre de la Masonería Simbólica en todo el mundo.


Una norma no escrita pero siempre cumplida otorga el cargo de Gran Maestre, con carácter meramente honorario, más trincón que medrador, a altos miembros de la familia real inglesa. Desde hace años se viene comentando que el Príncipe Carlos no mantiene buenas relaciones con la Free Masonery, lo que explicaría algunos de los acontecimientos sucedidos en los últimos tiempos con múltiples antecedentes en la historia de Inglaterra. Bien hará Carlos en recordar, creo que en Buckingham nunca han dejado de hacerlo, a su homónimo antepasado, pues si llegado el caso quisiera recuperar la independencia de la corona, vería sin duda hasta donde es capaz de llegar el filantropismo conservador e inocente de la Free Masonery.


La Masonería Azul consta de tres Grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Según Leo Taxil recoge en su obra La Francmasonería, a la que ya nos referimos en el Capítulo 3, la Masonería se establece como "una institución filantrópica progresiva cuyos miembros viven como hermanos bajo el nivel de una suave igualdad. Allí para nada se tienen en cuenta las frívolas distinciones del nacimiento y de la fortuna, y esas otras distinciones, más absurdas todavía, de las opiniones y las creencias". Para reclutar a sus miembros sirven de gancho "los frecuentes banquetes, donde entre manjares exquisitos y vinos generosos reinan el entusiasmo y el regocijo, y se estrechan los lazos de una fraternal intimidad". Víctimas de esta táctica fueron hasta aristócratas y reyes, recordemos lo que decía María Antonieta, reclutando especialmente su tropa entre "artistas y comerciantes a los que se dice que la Francmasonería les será provechosa, extendiendo el círculo de sus relaciones y negocios", sin que por ello se descuiden otros sectores sociales que puedan resultar de interés para la secta, pues "no faltan argumentos para todos los caracteres, para todas las vocaciones, para todas las inteligencias y para todas las clases".


El Papa Leon XII en su Quo graviora de 1825 al hablar de los "hermanos" pertenecientes a estos primeros grados simbólicos dictó que "aunque no se acostumbren a encargar las cosas más graves y execrables de esas sectas, sino a los que están en los grados superiores (...) los que no han pasado de los grados inferiores se deben considerar como cómplices de aquellos delitos". Tomen nota de estas magistrales palabras muchos de nuestros políticos de hoy, cuyos nombres no hace falta citar pues son de todos conocidos, que tienen el descaro de autoproclamarse católicos, a la vez que compadrean, cuando no se someten, con quienes han cometido, propiciado u ocultado "las cosas más graves y execrables", la mayor de las cuales en los últimos años y en España ha sido la perpetración de los atentados terroristas del 11-M en Madrid.


Quizás estos malévolos o simplemente "alucinados" políticos entienden que están obligados a ser cómplices y, por eso, lo son, pues de lo contrario bien saben lo que les espera: la historia está llena de asesinatos masónicos contra hermanos e incluso simples afines que han intentado salirse del redil, lo que trataremos en otros capítulos. Para quien no lo crea, basta con transcribir el juramento masónico obligado para el ingreso en la secta que ya en 1730 S. Prichard recogía en su obra La Masonería Disecada, considerada como auténtico catecismo por los propios masones: "Por este acto voto y juro solemnemente en presencia de Dios Todopoderoso y de esta Muy Venerable Asamblea, que guardaré y ocultaré, y nunca revelaré los secretos o lo secreto de los Masones o la Masonería, que puedan serme revelados; excepto a un verdadero y legítimo Hermano, después de un debido examen, o en una justa y venerable Logia de Hermanos y Compañeros bien reunida. Y además prometo y voto, que no los escribiré, imprimiré, marcaré, esculpiré o grabaré, o haré que sean escritos, impresos, marcados, esculpidos o grabados en madera o piedra, de modo que la impresión o el carácter visible de una letra pueda aparecer, y sean así obtenidos ilegítimamente. Todo ello bajo una pena no menor que tener mi garganta cortada, mi lengua extraída del paladar, mi corazón arrancado de bajo mi pecho izquierdo, para ser enterrados bajo las arenas del mar, a la distancia de un cable de la orilla, donde la marea baja y sube dos veces en 24 Horas, mi cuerpo quemado hasta las cenizas, mis cenizas esparcidas sobre la faz de la tierra para que no haya más recuerdo de mí entre los Masones. Que Dios me ayude ". Sin duda, que Dios ayude a aquel que de buena fe entró en la secta y luego, viendo su intrínseca maldad, decida salirse y contar sus crímenes, pues su destino no parece deseable, tal y como la historia nos ha mostrado en múltiples casos.


La primera logia de Nueva Inglaterra fue fundada el año 1730 en Filadelfia; a ella perteneció Benjamín Franklin, uno de los precursores de la Independencia y a quien dicen que el fundador de la casa Rothschild entregó el famoso icono de la pirámide y el ojo resplandeciente, el ojo que todo lo ve localizado en la parte superior de la pirámide inacabada que se encuentra detrás del billete de un dólar americano; representación de Dios según algunos, pero que en mi opinión es un icono esotérico incluso diabólico, pues se trata de Shiva el destructor, símbolo de la clarividencia, el poder intuitivo, la iluminación o la piedra filosofal, fórmulas por las que el satanismo cree que se accederá al "nacer de nuevo" de Satanás. No es de extrañar que Rothschild, convencido de que el verdadero poder terrenal está en el dinero, deseara que el símbolo máximo del poder iluminista se incluyera desde un principio en el papel moneda de la nación destinada a liderar, tras la transición francesa e inglesa, la nueva era en sustitución de la católica España.


Pero volvamos a aquellos tiempos prerrevolucionarios. En 1733 se funda la primera logia con jurisdicción propia en lo que hoy son los Estados Unidos durante una tenida en el local The Bunch of Grapes Tavern de la calle King Street de Massachussets mediante Carta Patente librada por lord Anthony Montagu, Gran Maestre de la Gran Logia de Londres, a nombre de Henry Price, que de esta manera era nombrado Gran Maestre Provincial de Nueva Inglaterra y Dominios y Territorios de su dependencia. A partir de entonces la Masonería no hizo más que crecer y ganar poder en la colonia inglesa.


George Washington, primer Presidente, afirmó en su momento que "el gobierno de los Estados Unidos no está en ningún sentido fundado sobre la religión cristiana. El gobierno no es razón ni elocuencia, es fuerza". Sabias palabras del estadista masón simbólico si atendemos a que él alcanzó el poder sin duda no por la razón y la elocuencia, que reconoce como patrimonio del Cristianismo, sino por la fuerza de la jerarquía iluminista, que se lo cedió momentáneamente para hacerle actor principal de sus designios.


Washington había ingresado en la logia de la Masonería simbólica Frederiksburg Lodge nº 4 de Virginia el 4 de noviembre de 1752; en menos de un año alcanzó el grado de Maestro. El hecho de que no ascendiera por los grados capitulares filosóficos y administrativos es porque éstos, que ya habían sido creados años atrás en Europa, no fueron llevados a Estados Unidos hasta 1797. Washington fue elegido primer Presidente de la Unión el 30 de abril de 1789, precisamente el mismo año en que empezaba la Revolución Francesa, y ocupó el cargo hasta el 3 de marzo de 1797, justo cuanto se implantó el Rito de Perfección de 25 Grados en la Masonería norteamericana. Cuando se colocó la primera piedra del Capitolio, se presentó adornado con las insignias masónicas de Venerable Maestro Honorario de la Logia Alejandría nº 22, de la ciudad de Alejandría (Virginia), fundada por él mismo en 1788.


El que coincidan el nombramiento de Washington como Presidente de los Estados Unidos de América y el inicio de la Revolución francesa parece responder a los designios de la jerarquía iluminista, que quería contar con un Presidente masón al frente de una nueva nación con un destino imperial, fruto de una revolución masónica, que apoyara el inicio de una revolución también masónica en la vieja Francia. Años después, Esteban Morin, en el decreto de 1804 del que ya hemos hecho múltiples referencias y otras varias que seguiremos haciendo, escribía: "En parte, tales propósitos (se refiere al debilitamiento de la Iglesia Católica) se han realizado en muchas naciones de esa vieja Europa, que no puede menos de agradecer a sus hijos de la libre América el retorno con creces de la civilización elemental y embrionaria que trajeron a estas regiones".


Tampoco parece casual que se retrasase la implantación en la Unión del Rito de Perfección de 25 Grados. La jerarquía iluminista debió de entender que un hombre de honor, patriota y creyente sincero como era Washington, tan sólo iniciado en las supercherías de los tres primeros grados, difícilmente se hubiera prestado a todos los planes subversivos proyectados en el mundo, deshonrosos en tanto conspirativos y traidores, antipatrióticos en cuanto internacionalistas, y liberticidas en tanto en cuanto laicistas, cuando no ateos o demoníacos.

Pero volvamos a la independencia de Nueva Inglaterra. Durante la Revolución (1775-1783) los ejércitos republicanos estuvieron plagados de logias, al estilo de las que luego funcionarían en el ejército napoleónico que invadió España en 1808. La preponderancia y el control que ejercían esas logias eran tales que 20 generales eran masones de los 29 principales, incluido el célebre general francés marqués de Lafayette, prototipo de aristócrata "alucinado" por la secta, cabeza visible de un buen número de franceses que decían ser "ciudadanos del universo" para la "fraternidad universal". En 1789 la diáspora fue a la inversa. Esto es lo que los propios masones llaman "patriotismo universal", capaz de embaucar incluso al general más brillante de Francia para luchar contra el Rey de Inglaterra a favor de quienes poco después ayudarían a asesinar a cientos de miles de sus compatriotas: muchos nobles como él, no menos personas del pueblo llano e, incluso, a su propio monarca, otro "alucinado" más. Pero es que, como escribió Cioran: "Cuando la plebe adopta un mito, contemos con una masacre o, peor aún, con una nueva religión".


Casos parecidos de ilustres engañados como Lafayette o el propio Washington proliferaron en España y de ellos nos ocuparemos en próximos capítulos, desde los Jovellanos o Alcalá Galiano hasta los Romanones, Sanjurjo o Alcalá Zamora. Ya el Papa Pío VIII definió perfectamente a los jerifaltes masones en la Traditi humilitati de 1829 como una "banda de consumados engañadores" y en 1846 su sucesor Pío IX lo reafirmó en la Qui pluribus llamándolos "maestros consumados en el arte de engañar (...) para ilusionar más fácilmente a los pueblos, y engañar especialmente a los incautos e ignorantes para inducirles en sus errores". Y todo, como León XIII recordaba en la Praeclara gratulationis de 1894, "con el pretexto de reivindicar los derechos del hombre y reformar la civilización" a mayor gloria y poder de la criminal jerarquía iluminista, por desgracia desde hace años triunfante.


Esa jerarquía nunca ha olvidado quiénes fueron desde el principio sus principales enemigos. Por una parte, la Iglesia Católica que sobrevive desde entonces infiltrada de jansenismo y con una triste tendencia catacumbista; Iglesia a la que Morin en su revelador Decreto instaba a oponer "otra organización del pensamiento emancipado, si éste ha de liberar a la humanidad de las cadenas que la esclavizan y avasallan". Sin duda, la Alianza de Civilizaciones propuesta por el presidente Rodríguez es una interpretación de aquel mandato de uno de los más ilustres masones de la historia.


Por otra parte, una Nación ahora mediana, imperial entonces, que ha ido emitiendo discontinuamente un canto de cisne cada vez más débil ante los reiterados planes criminales -hoy más cerca de triunfar que nunca-de la jerarquía iluminista, empeñada en borrar toda huella de una gran empresa nacional fundamentada en la concepción de la libertad y de la dignidad como valores inalienables del ser humano, cuyo respeto debe ser límite y medida irrenunciable de cualquier acción política; una Nación cuyo rey mandó paralizar la conquista de un Nuevo Mundo hasta que se dilucidara por los teólogos la moralidad o no de tal acción; una Nación que aplaudía entusiasta la revuelta cantada por Lope de Vega de todo un pueblo ante los atropellos del poderoso; una Nación que se identificaba con un Alcalde de Zalamea digno defensor de la igualdad esencial de todos los seres humanos, pues " no habría un capitán, / si no hubiera un labrador". Pero para el masonazo Morin, según afirma en el ya citado Decreto de 1804: "Hay pueblos que se resisten a recibir la luz (...) entre esos pueblos merece citarse la nación española, que, si en los últimos cincuenta años ha dado muestras del deseo de romper los hierros que la esclavizan, todavía conserva hábitos de servilismo que sólo puede borrar el espíritu altamente progresivo de nuestra venerada institución". ¿Verdad que sí, presidente Rodríguez? Sea como sea, cueste lo que cueste.


Paz Digital, 01-07-2006

 Claves para entender el 11-M. Por Doutdes (Serie, publicándose)

Comentario[s]
Calle de Expolio
Escrito por El lector: el 02/07/2006 00:20:05
El papel de las logias masónicas de Gibraltar en la pérdida de la América Española.....
Doutdes
Escrito por El lector: el 02/07/2006 00:53:40
Calle de Expolio: De eso ya hablaremos y no sólo de las logias de Gibraltar.
Lluis
Escrito por El lector: el 02/07/2006 01:08:03
Excelente como todos los capítulos de la serie. Gracias por instruirnos. Destaco mi satisfación añadida por el juramento que es algo que busqué muchas veces y no lo encontré. 
 
Señor Doutdes, espero con impaciencia el siguiente capítulo. ¿Nos podría anticipar si es cierto como se prevé que llegue usted a demostrar con tanta claridad como hasta ahora la relación entre la masonería y el señor Rodríguez? 
 
Un saludo
Doutdes
Escrito por El lector: el 03/07/2006 04:05:35
Lluis: Gracias por los elogios y aún más por seguir y leer los artículos, pues con ellos lo único que pretendo es difundir aquello que la historia oficial oculta desde hace siglos. 
 
La relación del presidente Rodríguez con la masonería es evidente, pero lo que acabaré mostrando en mis artículos es que la relación Masonería-PSOE-Terrorismo histórico-ETA no ha dejado de ser una constante.
Exitos...
Escrito por El lector: el 03/07/2006 05:45:36
http://www.opuslibros.org/urbano_no_inventes.htm 
 
Lo felicito por el exito de esta investigacion y le comparto un interesante link donde podra polarizar su pensamiento y mostrar la claridad del mismo plasmando con otra investigacion la otra cara del mismo espejo
Increible
Escrito por El lector: el 11/07/2006 23:13:22
Es increible el grado de deshumanizacion que padecen ciertas personas al servicio del vaticano, es casi inconcebible que a la altura del 2006 todavia se condenen ideas de igualdad entre los hombres y se critiquen a los seres que NO imponen actitudes y le permiten a sus semenjantes opinar diferente en cuanto a materia de politica y religion, y que se mantienen tolerantes en cuanto a ello y son capaces de aceptar como "hermanos" a personas de diferente credo y opinion politica. Pero ya no estamos en tiempos de inquisicion, solo les queda quejarse y continuar haciendo lo de siempre: Servir a los poderosos y continuar engannando a los humildes. Que lastima de horas de estudio para que queden al servicio de tales ideales.
Doutdes
Escrito por El lector: el 14/07/2006 19:54:24
Increible dice: "Servir a los poderosos y continuar engañando a los humildes". Eso precisamente es lo que yo denuncio, entre otras cosas, en mis artículos. Denuncio cómo los poderosos, es decir la jerarquía iluminista, lleva siglos engañando a los humildes.
Despierta Ciudadano
Escrito por Usuario no registrado el 17/02/2007 16:20:29
Noticias….MUY INTERESANTES E ILUSTRATIVAS…. 
BOLIVIA INDIMEDIA.ORG Gabriel López de Rojas: La Conspiración Roja. 
El agente comunista Gabriel López de Rojas, con las sectas iluministas Orden Illuminati, Societas OTO, Masones de Memphis-Mizraïm, ha emprendido una conspiración comunista contra latinoamérica.  
Ex agente de servicios de inteligencia comunista (soviéticos en principio, israelís en época de la izquierda sionista, cubanos, Corea del Norte, Venezuela, etc), con identidad falsa (su nombre y apellidos son en realidad Gabriel López Arias o Gabriel Rojas Benarroch), ha emprendido una trama bajo el disfraz de esas sectas para exportar el comunismo a hispanoamérica.  
Otros agentes de la trama comunista son Juan de los Inocentes (ex-KGB y ex-servicio de inteligencia de la Alemania del Este), Carlos Roldán López (agente de Cuba y Venezuela y abogado), Alejandro Cao de Benos (general del ejército de Corea del Norte, aparentemente la cara externa del régimen stalinista y criminal de Corea del Norte) o el desparecido sionista de izquierdas Carlos Benarroch, amigo de Rojas como los anteriores y condenado a muerte por Francisco Franco por su condición de agente soviético en el momento del alzamiento nacional la Guerra Civil. Franco era del Fascismo Clerical.  
Esta trama comunista tiene por objetivo provocar la llegada al poder de despotas pseudocomunistas trasnochados, hijos de los burgueses de los sesenta, amantes de Evo Morales, Hugo Chávez y Filde Castro, pero su primer fracaso ha sido el golpista rojo Humala.  
El Imperialismo sionista comunista de estas sectas y sus actividades subversivas deben ser ilegalizadas, por su apoyo a la violencia indiscriminada y al terrorismo comunista decadente.  
Los Librepensadores estamos en contra de estas dictaduras de Barataria que se imponen mediante la conspiración y la violencia en Hispanoamérica.  
 

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