Claves para entender el 11-M. Cap. 6. La Masonería simbólica: las revoluciones en Inglaterra y USA
Por Doutdes
Durante
el triste reinado de Carlos IV se produjeron dos acontecimientos de una
enorme relevancia para los siglos posteriores: la revolución americana
y la revolución francesa. En la gestación de ambos tuvo una enorme
relevancia la Masonería. Así pues, parece imprescindible que, antes de
nada, hagamos un breve repaso de la conformación de esta sociedad
secreta desde sus orígenes; de otro modo sería muy difícil poder captar
los entresijos de unos hechos que cambiaron el mundo.
Al
margen de patochadas, mitos y leyendas que se cuentan sin base alguna y
que hoy están tan de moda para adoctrinar a los lectores de la nada con
historias esotéricas de atlantes, egipcios, personajes bíblicos,
invenciones evangélicas sin soporte documental alguno, templarios y
artistas iniciados en ancestrales ritos, lo cierto es que la Masonería
moderna nació en Inglaterra en 1646, con la aparición del llamado Ritual de la Masonería Especulativa,
creado por el cabalista judío y, al parecer, rosacruz Elías Ashmole,
profundo conocedor de la alquimia y de los anales de los pueblos
primitivos. Ese ritual sentaba las pautas de iniciación de lo que viene
a llamarse Masonería Azul o Simbólica, especie de sincretismo creado a
partir de la interpretación de la cábala, desarrollada principalmente
por los judíos sefardíes, cuyo principio doctrinal básico es que "el
conocimiento absoluto no tiene objeto sino que es un medio".
Las
ideas de estos cabalistas fueron poco a poco introducidas en la
formalidad estructural de las logias operativas de gremios artesanales,
que funcionaban en Europa desde la Edad Media. Años atrás, algunas de
esas logias se habían abierto a científicos y filósofos. Elías Ashmole
ingresó en la logia de francmasones operativos de Warrington, en la que
introdujo sus cursis ideas de perfección, equívocas de progreso,
restringidas de fraternidad, utópicas de igualdad y mal copiadas de
ciencia, inspiradas por un supuesto principio universal, basado en unas
para él sagradas leyes de la naturaleza.
Lo
más probable, si bien no existe documentación al respecto pero por sus
actos los conoceréis, es que Oliverio Cromwell fuera uno de los
primeros jerarcas de aquella Masonería infiltrada en las logias
operativas artesanales, a partir de la cual se organizó esa nueva
Masonería simbólica. Uno de sus principales consejeros fue el judío
sefardí, furibundamente anticatólico y antiespañol, Manuel Martínez
Dormido, al que incluso intentó hacer miembro del Consejo de Estado en
1654 sin conseguirlo a causa del antisemitismo generalizado en la
Inglaterra de la época. Los judíos habían sido expulsados en 1290, dos
siglos antes de la tan denostada y comentada expulsión de España: algo
que a menudo se suele olvidar, quizás porque España creó un imperio de
inspiración católica, en tanto Inglaterra -a partir de Cromwell-
quedaba para su mayor grandeza histórica en manos de la jerarquía
iluminista.
En
1655 Cromwell autorizó la vuelta de los judíos a Inglaterra, pagando su
deuda, pues no en vano judíos habían sido algunos de sus mejores espías
y sus más generosos prestamistas. El gobierno del tirano se caracterizó
por las crueles y brutales persecuciones contra los católicos,
especialmente en Irlanda, en donde hasta hoy perdura el poder masónico
a través de las logias de la Orden de Orange. Para con los católicos no
existía la "tolerancia" que proclamaban esos primeros masones
especulativos y Cromwell. En cambio, llegó a permitir la construcción
de una sinagoga en Londres sobre el terreno ocupado hasta entonces por
un cementerio. La mayoría de los sefardíes actuaron en Inglaterra como
criptojudíos utilizando su nombre español, hasta que conformaron una
"corporación adicta al Protector", según refiere en 1655 Menasséh Ben
Israel, nombre hebreo del ya citado rabino y cabalista Martínez
Dormido, en su Humilde petición al Protector a favor de la nación judía.
Pocos
años después, las logias fueron principales impulsoras de la Revolución
de 1688. Con ella se instauraba un sistema constitucional bajo
apariencia de Monarquía, lo que resulta en primera instancia
contradictorio si tenemos en cuenta que sus inspiradores habían
asesinado al Rey Carlos I en 1649, tras una parodia de juicio. Como ya
iremos viendo, mandatos similares se han cumplido en el transcurso de
los años y en diversos países, incluso en nuestra España sin ir más
lejos. A la jerarquía iluminista poco le importa la forma de gobierno
siempre que se ajuste a sus designios, pues, como decía Meyer Amschel,
patriarca creador de la casa Rothschild, la banca judía del escudo rojo
sede principal de la jerarquía iluminista por aquel entonces:
"Permitidme fabricar y controlar el dinero de una nación y ya no me
importará quien la gobierne".
En
Inglaterra, a partir de Cromwell, el dinero ya no iba a sufrir control
alguno de los monarcas y mucho menos del pueblo, si es que éste, una
vez enterradas las teorías liberales de religiosos españoles como
Mariana, alguna vez podría llegar a controlarlo de una forma justa.
Poco a poco y hasta nuestros días, los designios de la jerarquía
iluminista se vendrían imponiendo de forma generalizada al resto del
mundo.
Las aportaciones de Ashmole sentaron las bases para la Free Masonery, que quedaría perfectamente conformada a partir de junio de 1717, cuando se constituyó la Gran Logia de Londres,
fruto de la fusión de las cuatro logias simbólicas existentes por aquel
entonces y que ya nada tenían que ver con las antiguas de artesanos. Se
creaba de forma definitiva una Masonería deísta en su origen, que se
tornaría con el tiempo en pagana, atea e incluso satánica, según
conveniencia de la jerarquía iluminista. La Masonería se fue
extendiendo al resto de los reinos europeos, tal y como vimos que lo
hizo en España, infiltrándose en las familias reales. De la corte pasó
a la nobleza y en Inglaterra no fue difícil su penetración en el clero,
pues el Rey era jefe de la Iglesia Anglicana.
En
1739 se produjo el primer cisma masónico, impulsado por la jerarquía
iluminista y fundamentado en razones estratégicas, como lo serían todos
los posteriores. Se creaba la Gran Logia de Londres de Masones Modernos,
que comenzó a funcionar como una especie de ministerio de asuntos
exteriores asumiendo las funciones exportadoras de la Revolución,
mientras la original pasaba a denominarse Gran Logia de Londres de Masones Antiguos
y actuaba exclusivamente en el interior como garante de la conservación
de las "conquistas" políticas, sociales y religiosas. La nueva logia
funcionaría como independiente a fin de facilitar la Revolución en la
Nueva Inglaterra, labor que -como es lógico- a la mayoría de los
masones antiguos ingleses les habría parecido antipatriótica.
Ya
aquella primera jerarquía iluminista vendía a los incautos la
"ciudadanía universal", en tanto trabajaba y trabaja de generación en
generación para instaurar el poder universal acercándose cada vez más a
su objetivo, pues como decía Esteban Morin al conde de Grasse-Tilly en
el Decreto que le envió en 1804 y al que ya nos referimos en el
capítulo anterior: "La solidaridad masónica nunca llegará a
ser efectiva, ínterin los hermanos esparcidos por la superficie de la
tierra, no reconozcan un solo poder, como es una sola la tierra que
habitan y uno también el horizonte que contemplan".
En
1813, una vez perpetradas las Revoluciones en Norteamérica y Francia,
perfectamente encauzada la destrucción del Imperio Español e instaurado
el centro del poder de la jerarquía iluminista en los Estados Unidos,
los Modernos y los Antiguos acordaron la unificación de los dos cuerpos
masónicos mediante documento firmado entre el duque de Sussex y su
primo el duque de Kent, Grandes Maestres de ambas Logias. Así se
constituyó la Gran Logia Unida de Inglaterra, conocida como la Gran Logia Madre de la Masonería Simbólica en todo el mundo.
Una
norma no escrita pero siempre cumplida otorga el cargo de Gran Maestre,
con carácter meramente honorario, más trincón que medrador, a altos
miembros de la familia real inglesa. Desde hace años se viene
comentando que el Príncipe Carlos no mantiene buenas relaciones con la Free Masonery,
lo que explicaría algunos de los acontecimientos sucedidos en los
últimos tiempos con múltiples antecedentes en la historia de
Inglaterra. Bien hará Carlos en recordar, creo que en Buckingham nunca
han dejado de hacerlo, a su homónimo antepasado, pues si llegado el
caso quisiera recuperar la independencia de la corona, vería sin duda
hasta donde es capaz de llegar el filantropismo conservador e inocente
de la Free Masonery.
La Masonería Azul consta de tres Grados: Aprendiz, Compañero y Maestro. Según Leo Taxil recoge en su obra La Francmasonería,
a la que ya nos referimos en el Capítulo 3, la Masonería se establece
como "una institución filantrópica progresiva cuyos miembros viven como
hermanos bajo el nivel de una suave igualdad. Allí para nada se tienen
en cuenta las frívolas distinciones del nacimiento y de la fortuna, y
esas otras distinciones, más absurdas todavía, de las opiniones y las
creencias". Para reclutar a sus miembros sirven de gancho "los
frecuentes banquetes, donde entre manjares exquisitos y vinos generosos
reinan el entusiasmo y el regocijo, y se estrechan los lazos de una
fraternal intimidad". Víctimas de esta táctica fueron hasta
aristócratas y reyes, recordemos lo que decía María Antonieta,
reclutando especialmente su tropa entre "artistas y comerciantes a los
que se dice que la Francmasonería les será provechosa, extendiendo el
círculo de sus relaciones y negocios", sin que por ello se descuiden
otros sectores sociales que puedan resultar de interés para la secta,
pues "no faltan argumentos para todos los caracteres, para todas las
vocaciones, para todas las inteligencias y para todas las clases".
El Papa Leon XII en su Quo graviora de 1825 al hablar de los "hermanos" pertenecientes a estos primeros grados simbólicos dictó que "aunque
no se acostumbren a encargar las cosas más graves y execrables de esas
sectas, sino a los que están en los grados superiores (...) los que no
han pasado de los grados inferiores se deben considerar como cómplices
de aquellos delitos". Tomen nota de estas magistrales palabras
muchos de nuestros políticos de hoy, cuyos nombres no hace falta citar
pues son de todos conocidos, que tienen el descaro de autoproclamarse
católicos, a la vez que compadrean, cuando no se someten, con quienes
han cometido, propiciado u ocultado "las cosas más graves y
execrables", la mayor de las cuales en los últimos años y en España ha
sido la perpetración de los atentados terroristas del 11-M en Madrid.
Quizás
estos malévolos o simplemente "alucinados" políticos entienden que
están obligados a ser cómplices y, por eso, lo son, pues de lo
contrario bien saben lo que les espera: la historia está llena de
asesinatos masónicos contra hermanos e incluso simples afines que han
intentado salirse del redil, lo que trataremos en otros capítulos. Para
quien no lo crea, basta con transcribir el juramento masónico obligado
para el ingreso en la secta que ya en 1730 S. Prichard recogía en su
obra La Masonería Disecada, considerada como auténtico catecismo por los propios masones: "Por
este acto voto y juro solemnemente en presencia de Dios Todopoderoso y
de esta Muy Venerable Asamblea, que guardaré y ocultaré, y nunca
revelaré los secretos o lo secreto de los Masones o la Masonería, que
puedan serme revelados; excepto a un verdadero y legítimo Hermano,
después de un debido examen, o en una justa y venerable Logia de
Hermanos y Compañeros bien reunida. Y además prometo y voto, que no los
escribiré, imprimiré, marcaré, esculpiré o grabaré, o haré que sean
escritos, impresos, marcados, esculpidos o grabados en madera o piedra,
de modo que la impresión o el carácter visible de una letra pueda
aparecer, y sean así obtenidos ilegítimamente. Todo ello bajo una pena
no menor que tener mi garganta cortada, mi lengua extraída del paladar,
mi corazón arrancado de bajo mi pecho izquierdo, para ser enterrados
bajo las arenas del mar, a la distancia de un cable de la orilla, donde
la marea baja y sube dos veces en 24 Horas, mi cuerpo quemado hasta las
cenizas, mis cenizas esparcidas sobre la faz de la tierra para que no
haya más recuerdo de mí entre los Masones. Que Dios me ayude ".
Sin duda, que Dios ayude a aquel que de buena fe entró en la secta y
luego, viendo su intrínseca maldad, decida salirse y contar sus
crímenes, pues su destino no parece deseable, tal y como la historia
nos ha mostrado en múltiples casos.
La
primera logia de Nueva Inglaterra fue fundada el año 1730 en
Filadelfia; a ella perteneció Benjamín Franklin, uno de los precursores
de la Independencia y a quien dicen que el fundador de la casa
Rothschild entregó el famoso icono de la pirámide y el ojo
resplandeciente, el ojo que todo lo ve localizado en la parte superior
de la pirámide inacabada que se encuentra detrás del billete de un
dólar americano; representación de Dios según algunos, pero que en mi
opinión es un icono esotérico incluso diabólico, pues se trata de Shiva
el destructor, símbolo de la clarividencia, el poder intuitivo, la
iluminación o la piedra filosofal, fórmulas por las que el satanismo
cree que se accederá al "nacer de nuevo" de Satanás. No es de extrañar
que Rothschild, convencido de que el verdadero poder terrenal está en
el dinero, deseara que el símbolo máximo del poder iluminista se
incluyera desde un principio en el papel moneda de la nación destinada
a liderar, tras la transición francesa e inglesa, la nueva era en
sustitución de la católica España.
Pero
volvamos a aquellos tiempos prerrevolucionarios. En 1733 se funda la
primera logia con jurisdicción propia en lo que hoy son los Estados
Unidos durante una tenida en el local The Bunch of Grapes Tavern de la calle King Street de Massachussets mediante Carta Patente librada por lord Anthony Montagu, Gran Maestre de la Gran Logia de Londres,
a nombre de Henry Price, que de esta manera era nombrado Gran Maestre
Provincial de Nueva Inglaterra y Dominios y Territorios de su
dependencia. A partir de entonces la Masonería no hizo más que crecer y
ganar poder en la colonia inglesa.
George
Washington, primer Presidente, afirmó en su momento que "el gobierno de
los Estados Unidos no está en ningún sentido fundado sobre la religión
cristiana. El gobierno no es razón ni elocuencia, es fuerza". Sabias
palabras del estadista masón simbólico si atendemos a que él alcanzó el
poder sin duda no por la razón y la elocuencia, que reconoce como
patrimonio del Cristianismo, sino por la fuerza de la jerarquía
iluminista, que se lo cedió momentáneamente para hacerle actor
principal de sus designios.
Washington había ingresado en la logia de la Masonería simbólica Frederiksburg Lodge nº 4
de Virginia el 4 de noviembre de 1752; en menos de un año alcanzó el
grado de Maestro. El hecho de que no ascendiera por los grados
capitulares filosóficos y administrativos es porque éstos, que ya
habían sido creados años atrás en Europa, no fueron llevados a Estados
Unidos hasta 1797. Washington fue elegido primer Presidente de la Unión
el 30 de abril de 1789, precisamente el mismo año en que empezaba la
Revolución Francesa, y ocupó el cargo hasta el 3 de marzo de 1797,
justo cuanto se implantó el Rito de Perfección de 25 Grados en
la Masonería norteamericana. Cuando se colocó la primera piedra del
Capitolio, se presentó adornado con las insignias masónicas de
Venerable Maestro Honorario de la Logia Alejandría nº 22, de la ciudad
de Alejandría (Virginia), fundada por él mismo en 1788.
El
que coincidan el nombramiento de Washington como Presidente de los
Estados Unidos de América y el inicio de la Revolución francesa parece
responder a los designios de la jerarquía iluminista, que quería contar
con un Presidente masón al frente de una nueva nación con un destino
imperial, fruto de una revolución masónica, que apoyara el inicio de
una revolución también masónica en la vieja Francia. Años después,
Esteban Morin, en el decreto de 1804 del que ya hemos hecho múltiples
referencias y otras varias que seguiremos haciendo, escribía: "En
parte, tales propósitos (se refiere al debilitamiento de la Iglesia
Católica) se han realizado en muchas naciones de esa vieja Europa, que
no puede menos de agradecer a sus hijos de la libre América el retorno
con creces de la civilización elemental y embrionaria que trajeron a
estas regiones".
Tampoco parece casual que se retrasase la implantación en la Unión del Rito de Perfección
de 25 Grados. La jerarquía iluminista debió de entender que un hombre
de honor, patriota y creyente sincero como era Washington, tan sólo
iniciado en las supercherías de los tres primeros grados, difícilmente
se hubiera prestado a todos los planes subversivos proyectados en el
mundo, deshonrosos en tanto conspirativos y traidores, antipatrióticos
en cuanto internacionalistas, y liberticidas en tanto en cuanto
laicistas, cuando no ateos o demoníacos.
Pero volvamos a la
independencia de Nueva Inglaterra. Durante la Revolución (1775-1783)
los ejércitos republicanos estuvieron plagados de logias, al estilo de
las que luego funcionarían en el ejército napoleónico que invadió
España en 1808. La preponderancia y el control que ejercían esas logias
eran tales que 20 generales eran masones de los 29 principales,
incluido el célebre general francés marqués de Lafayette, prototipo de
aristócrata "alucinado" por la secta, cabeza visible de un buen número
de franceses que decían ser "ciudadanos del universo" para la
"fraternidad universal". En 1789 la diáspora fue a la inversa. Esto es
lo que los propios masones llaman "patriotismo universal", capaz de
embaucar incluso al general más brillante de Francia para luchar contra
el Rey de Inglaterra a favor de quienes poco después ayudarían a
asesinar a cientos de miles de sus compatriotas: muchos nobles como él,
no menos personas del pueblo llano e, incluso, a su propio monarca,
otro "alucinado" más. Pero es que, como escribió Cioran: "Cuando la plebe adopta un mito, contemos con una masacre o, peor aún, con una nueva religión".
Casos
parecidos de ilustres engañados como Lafayette o el propio Washington
proliferaron en España y de ellos nos ocuparemos en próximos capítulos,
desde los Jovellanos o Alcalá Galiano hasta los Romanones, Sanjurjo o
Alcalá Zamora. Ya el Papa Pío VIII definió perfectamente a los
jerifaltes masones en la Traditi humilitati de 1829 como una "banda de consumados engañadores" y en 1846 su sucesor Pío IX lo reafirmó en la Qui pluribus
llamándolos "maestros consumados en el arte de engañar (...) para
ilusionar más fácilmente a los pueblos, y engañar especialmente a los
incautos e ignorantes para inducirles en sus errores". Y todo, como
León XIII recordaba en la Praeclara gratulationis de 1894,
"con el pretexto de reivindicar los derechos del hombre y reformar la
civilización" a mayor gloria y poder de la criminal jerarquía
iluminista, por desgracia desde hace años triunfante.
Esa
jerarquía nunca ha olvidado quiénes fueron desde el principio sus
principales enemigos. Por una parte, la Iglesia Católica que sobrevive
desde entonces infiltrada de jansenismo y con una triste tendencia
catacumbista; Iglesia a la que Morin en su revelador Decreto instaba a
oponer "otra organización del pensamiento emancipado, si éste ha de
liberar a la humanidad de las cadenas que la esclavizan y avasallan".
Sin duda, la Alianza de Civilizaciones propuesta por el presidente
Rodríguez es una interpretación de aquel mandato de uno de los más
ilustres masones de la historia.
Por
otra parte, una Nación ahora mediana, imperial entonces, que ha ido
emitiendo discontinuamente un canto de cisne cada vez más débil ante
los reiterados planes criminales -hoy más cerca de triunfar que
nunca-de la jerarquía iluminista, empeñada en borrar toda huella de una
gran empresa nacional fundamentada en la concepción de la libertad y de
la dignidad como valores inalienables del ser humano, cuyo respeto debe
ser límite y medida irrenunciable de cualquier acción política; una
Nación cuyo rey mandó paralizar la conquista de un Nuevo Mundo hasta
que se dilucidara por los teólogos la moralidad o no de tal acción; una
Nación que aplaudía entusiasta la revuelta cantada por Lope de Vega de
todo un pueblo ante los atropellos del poderoso; una Nación que se
identificaba con un Alcalde de Zalamea digno defensor de la igualdad
esencial de todos los seres humanos, pues " no habría un capitán, / si
no hubiera un labrador". Pero para el masonazo Morin, según afirma en
el ya citado Decreto de 1804: "Hay pueblos que se resisten a recibir la
luz (...) entre esos pueblos merece citarse la nación española, que, si
en los últimos cincuenta años ha dado muestras del deseo de romper los
hierros que la esclavizan, todavía conserva hábitos de servilismo que
sólo puede borrar el espíritu altamente progresivo de nuestra venerada
institución". ¿Verdad que sí, presidente Rodríguez? Sea como sea, cueste lo que cueste.
Calle de Expolio Escrito por El lector: el 02/07/2006 00:20:05El papel de las logias masónicas de Gibraltar en la pérdida de la América Española.....
Doutdes Escrito por El lector: el 02/07/2006 00:53:40Calle de Expolio: De eso ya hablaremos y no sólo de las logias de Gibraltar.
Lluis Escrito por El lector: el 02/07/2006 01:08:03Excelente
como todos los capítulos de la serie. Gracias por instruirnos. Destaco
mi satisfación añadida por el juramento que es algo que busqué muchas
veces y no lo encontré.
Señor Doutdes, espero con
impaciencia el siguiente capítulo. ¿Nos podría anticipar si es cierto
como se prevé que llegue usted a demostrar con tanta claridad como
hasta ahora la relación entre la masonería y el señor Rodríguez?
Un saludo
Doutdes Escrito por El lector: el 03/07/2006 04:05:35Lluis:
Gracias por los elogios y aún más por seguir y leer los artículos, pues
con ellos lo único que pretendo es difundir aquello que la historia
oficial oculta desde hace siglos.
La relación del
presidente Rodríguez con la masonería es evidente, pero lo que acabaré
mostrando en mis artículos es que la relación Masonería-PSOE-Terrorismo
histórico-ETA no ha dejado de ser una constante.
Exitos... Escrito por El lector: el 03/07/2006 05:45:36http://www.opuslibros.org/urbano_no_inventes.htm
Lo
felicito por el exito de esta investigacion y le comparto un
interesante link donde podra polarizar su pensamiento y mostrar la
claridad del mismo plasmando con otra investigacion la otra cara del
mismo espejo
Increible Escrito por El lector: el 11/07/2006 23:13:22Es
increible el grado de deshumanizacion que padecen ciertas personas al
servicio del vaticano, es casi inconcebible que a la altura del 2006
todavia se condenen ideas de igualdad entre los hombres y se critiquen
a los seres que NO imponen actitudes y le permiten a sus semenjantes
opinar diferente en cuanto a materia de politica y religion, y que se
mantienen tolerantes en cuanto a ello y son capaces de aceptar como
"hermanos" a personas de diferente credo y opinion politica. Pero ya no
estamos en tiempos de inquisicion, solo les queda quejarse y continuar
haciendo lo de siempre: Servir a los poderosos y continuar engannando a
los humildes. Que lastima de horas de estudio para que queden al
servicio de tales ideales.
Doutdes Escrito por El lector: el 14/07/2006 19:54:24Increible
dice: "Servir a los poderosos y continuar engañando a los humildes".
Eso precisamente es lo que yo denuncio, entre otras cosas, en mis
artículos. Denuncio cómo los poderosos, es decir la jerarquía
iluminista, lleva siglos engañando a los humildes.
Despierta Ciudadano Escrito por Usuario no registrado el 17/02/2007 16:20:29Noticias….MUY INTERESANTES E ILUSTRATIVAS…. BOLIVIA INDIMEDIA.ORG Gabriel López de Rojas: La Conspiración Roja.
El agente comunista Gabriel López de Rojas, con las sectas iluministas
Orden Illuminati, Societas OTO, Masones de Memphis-Mizraïm, ha
emprendido una conspiración comunista contra latinoamérica.
Ex agente de servicios de inteligencia comunista (soviéticos en
principio, israelís en época de la izquierda sionista, cubanos, Corea
del Norte, Venezuela, etc), con identidad falsa (su nombre y apellidos
son en realidad Gabriel López Arias o Gabriel Rojas Benarroch), ha
emprendido una trama bajo el disfraz de esas sectas para exportar el
comunismo a hispanoamérica. Otros agentes de la trama
comunista son Juan de los Inocentes (ex-KGB y ex-servicio de
inteligencia de la Alemania del Este), Carlos Roldán López (agente de
Cuba y Venezuela y abogado), Alejandro Cao de Benos (general del
ejército de Corea del Norte, aparentemente la cara externa del régimen
stalinista y criminal de Corea del Norte) o el desparecido sionista de
izquierdas Carlos Benarroch, amigo de Rojas como los anteriores y
condenado a muerte por Francisco Franco por su condición de agente
soviético en el momento del alzamiento nacional la Guerra Civil. Franco
era del Fascismo Clerical. Esta trama comunista tiene por
objetivo provocar la llegada al poder de despotas pseudocomunistas
trasnochados, hijos de los burgueses de los sesenta, amantes de Evo
Morales, Hugo Chávez y Filde Castro, pero su primer fracaso ha sido el
golpista rojo Humala. El Imperialismo sionista comunista de
estas sectas y sus actividades subversivas deben ser ilegalizadas, por
su apoyo a la violencia indiscriminada y al terrorismo comunista
decadente. Los Librepensadores estamos en contra de estas
dictaduras de Barataria que se imponen mediante la conspiración y la
violencia en Hispanoamérica.
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