Claves para entender el 11-M. Capítulo 8. Acerca del exterminio del Alma Española
Por Doutdes
Una
vez hemos contado someramente la historia de la Masonería hasta finales
del siglo XVIII, principios del XIX, y desarrollado lo que es su
pensamiento sectario y su organización criminal, con sus ritos y
juramentos sangrientos, sus jerarquías y obediencias regulares, así
como sus estrictas dependencias irregulares, para extender sus
tentáculos en la sociedad, a mayor gloria y beneficio de la jerarquía
iluminista, estamos en condiciones y contamos con las herramientas
necesarias para retomar la historia de España y mostrar hasta que punto
su conocimiento es fundamental para entender los acontecimientos
presentes, el 11M incluido.
En
esta entrega haremos una recapitulación al tiempo que aportamos nuevos
datos y reflexiones, para en las próximas avanzar en nuestro análisis
histórico. En capítulos anteriores apuntamos cómo se inició el trabajo
de demolición de la estructura tradicional del Estado durante el largo,
sangriento, tiránico y antipatriótico reinado del usurpador Felipe V. Este primer Borbón fue impuesto, "sea como sea, cueste lo que cueste",
por la jerarquía iluminista, que venía organizando el reparto del
"botín" desde que se tuvo la certeza de que el desgraciado Carlos II
moriría sin descendencia. Bien lo sabía el pobre Hechizado, quien en su
lecho de muerte afirmaba: "Es Dios quien da y quita los Imperios".
En su poquedad humana, Carlos II
no alcanzaba a entender que el Imperio español se había construido
precisamente a la luz del Dios Padre cristiano. Un Dios Padre que deja
a sus hijos el libre albedrío para que nada esté escrito y todo dependa
de los actos característicos, diferenciados, de cada ser humano. Un
Dios Padre que da una libertad al hombre contraria al concepto que de
ella han tenido muchos de los intelectuales y políticos del siglo XX,
imbuidos de un concepto nietszchiano y decadente de la libertad, que le llevó a afirmar a Tomas Mann: "Solo el indiferente (el indiferenciado) es libre. Lo característico nunca es libre; está estampado, determinado, comprometido". Con
ese concepto de libertad deshumanizada, quizás muchos de ellos sin
querer, inspiraban e inspiran las barbaries del siglo XX, las que aún
padece la humanidad y las que están por llegar, salvo que la libertad
deje de ser entendida sólo como un derecho relativo y no como un valor
esencial inalienable en cada ser humano.
El
Imperio español fue fruto de la creencia en un Dios Padre que desea
unos hijos rebeldes ante una visión del mundo determinista y sumisa. Un
Dios Padre alejado del justiciero e inaprensible, tan del gusto de las
religiones judía, musulmana e incluso protestante en sus diversas
manifestaciones, sobre todo la calvinista, y que incluso ha infectado a
la católica en no pocos casos por medio del jansenismo, negando la
libertad esencial de cada ser humano, ente diferenciado con una
vocación ineludible de trascendencia. Un Dios Padre que, como escribió Chateaubriand: "encierra
las tres grandes leyes del universo, la ley divina, la ley moral y la
ley política; la ley divina, unidad de Dios en tres esencias; la ley
moral que es caridad; la ley política que es libertad".
El
incapaz monarca, último de la dinastía Austria, bastante tenía con sus
males físicos, como para acordarse de lo que su bisabuelo Felipe II afirmó en 1556: "Todas las herejías que han aparecido en Alemania y Francia siempre fueron iniciadas por descendientes de judíos".
Ya entonces el gran rey español intuía la realidad: no Dios, sino la
jerarquía iluminista que se venía conformando a partir de los
descendientes de aquellos judíos expulsados de los reinos católicos, es
quien da y quita imperios. Primero promovieron y financiaron los cismas
religiosos, para centrar más tarde su apoyo a lo que algunos llamaron
la "tercera vía", la masónica, que no es más que el perfeccionamiento
para la descristianización iniciada con la llamada Reforma y el logro
de un poder sin límites: "sea como sea, cueste lo que cueste".
La jerarquía iluminista diseñó y fomentó, con Francia e Inglaterra
como principales instigadores, una guerra dinástica en el territorio
peninsular con la sangre de españoles ofrecida en sacrificio al Gran
Arquitecto del Universo, como a partir de entonces será una constante
de nuestra historia. Las mayores atrocidades derivadas para España de
esa acción iluminista han sido la mal llamada guerra de la Independencia,
pues en realidad se trató de una revolución popular -como ya veremos-,
la brutal explotación, cuando no el genocidio, de los indios españoles
a partir de la secesión de las provincias americanas -que trataremos en
un próximo capítulo-, las diversas guerras, pronunciamientos, crímenes
de estado y atentados terroristas, que se sucedieron en España antes de
la más incivil de las guerras... hasta llegar a su más reciente
muestra: el 11M así como sus previstas consecuencias,
en un siniestro plan genocida contra el Alma Española de uno y otro
lado del Atlántico: "sea como sea, cueste lo que cueste".
Apuntamos
en anteriores capítulos también las buenas intenciones, aunque por poco
tiempo y siempre boicoteadas por los intereses extranjeros, que
caracterizaron el reinado del segundo rey Borbón Fernando VI, mientras mantuvo al competente y patriota Marqués de la Ensenada
como valido. La caída en desgracia del mejor estadista de la época vino
dada por las presiones inglesas, "ya no construirán más barcos"
escribía el embajador Benjamín Keene, y la progresiva influencia sobre
Fernando VI de una serie de nobles, que se aprovecharon del proceso de
demencia hereditario, similar al de su padre Felipe V, por el que se
vio postrado el tan bondadoso como pusilánime rey durante sus últimos
años de vida.
Mientras
pudo y le dejaron, Ensenada intentó reparar los desastres absolutistas
perpetrados durante el reinado del francés Felipe V, que incluso impuso
la lengua de Moliere en la corte española. El buen Marqués, noble por
derecho en el sentido que Jovellanos daba a esa condición, intentó
recuperar la capacidad militar española y propuso una serie de reformas
sociales y económicas de modernización del Estado, algo que desde la
jerarquía iluminista no se podía permitir, pues supondrían el
sostenimiento e incluso crecimiento del poderío español y un freno
quizás definitivo al plan masónico de destrucción del Imperio católico.
Entre
los proyectos renovadores de Ensenada destacaba el cambio de modelo
impositivo, que por primera vez en la historia mundial proponía una
fiscalidad tendente a un mejor reparto de la riqueza mediante la
contribución única. Se eliminarían los múltiples impuestos sobre
consumo de bienes primarios, fuente principal de recursos para el
Estado hasta entonces, que reducían gravemente los medios de
subsistencia de la población más pobre. Para ello, Ensenada afrontó la
magna tarea de creación de un exhaustivo catastro que, unido al nuevo
impuesto único, hubiera propiciado la mejor explotación de los recursos
nacionales. Se pretendía cargar fiscalmente igual la tierra productiva,
para el campesinado la de la Iglesia era la más beneficiosa, y la
improductiva por capricho u ocio de los propietarios, casi todos
nobles. Al mismo tiempo, las ideas del Marqués permitirían la gravación
sobre los grandes patrimonios, pues el impuesto se ajustaría a los
recursos potenciales y no a cargas sobre consumo o rentas,
incontrolables estas últimas en los casos de los grandes hacendados,
que habrían de oponerse a la nueva fiscalidad.
Esta equiparación impositiva alcanzaría
a todos por igual, desde el más humilde hasta el mismísimo monarca.
Semejante avance social no fue bien visto ni por los nobles masones
españoles, principales beneficiarios hasta entonces del caos fiscal, ni
por la jerarquía iluminista que los mandaba. De aplicarse la política
ideada por Ensenada, se asentarían los cimientos para una libertad real
del pueblo, pues para la libertad existencial, además de la esencial
que cualquier ser humano tiene en cuanto hijo de Dios, es vital la
suficiencia económica.
Las
reformas de Ensenada hubieran supuesto la revolucionaria y justa
implantación de un liberalismo económico humanista, basado en los
planteamientos del Padre Mariana y otros religiosos
geniales, definidos por los déspotas ilustrados como el "atavismo
secular". Bendito sea el "atavismo secular" capaz de enfrentarse a las
masónicas ideas capitalistas salvajes, proponiendo sus humanos y, por
ello, cristianos conceptos socializadores de la riqueza. Frente a la igualdad esencial innegociable que da pie al humanismo existencial cristiano, las ideas "ilustradas" de los jerarcas iluministas
se basaban en la brutal explotación de indígenas, en la esclavización
masiva de negros y en la generación de una nueva clase social: el proletariado.
Ese
concepto de la sociedad iría perpetuando y perfeccionando el sistema
cada vez más cruel para los hambrientos y explotados de siglos, que se
multiplicarían paulatinamente hasta la triste realidad que conforma el
mundo de hoy. Como bien determinó el Pontificio Consejo Cor Unum en su documento El hambre en el mundo un reto para todos:
"Hasta el siglo XIX, las oleadas de hambre que diezmaban a enteras
poblaciones procedían, por lo general, de causas naturales. Hoy día
están más circunscritas y en la mayoría de los casos son producto del
comportamiento humano". Por mi parte sólo he de añadir al magistral
diagnóstico, que ese comportamiento humano está auspiciado, fomentado y
condicionado por el omnímodo poder sobre las haciendas y las mentes,
que la jerarquía iluminista ha ejercido y ejerce en la mayoría de los
ciudadanos del primer mundo, éticamente alucinados por la virtualidad
del consumo como sinónimo de riqueza.
Los
proyectos de Ensenada no pudieron por desgracia llevarse a efecto tal y
como intentó el Marqués. La inmensa mayoría del pueblo entendió el
beneficio social que tales medidas suponían y las apoyó incluso
colaborando activa y honradamente en la elaboración del catastro. El
generoso y responsable comportamiento de ese gran pueblo español venía
dado por un concepto esencial de la libertad, que tan bien definió el
gran escritor D.H. Lawrence en sus Estudios sobre la literatura clásica norteamericana: "Los hombres son libres cuando obedecen a una íntima y profunda voz de fe. Obediencia desde dentro".
La Iglesia, que poseía el 13% de la riqueza, aceptó la nueva fórmula impositiva, lo que fue además rubricado con la firma del Concordato. Pero los enriquecidos nobles "ilustrados" -propietarios de la mayor parte de la tierra-, con Aranda y Alba
a la cabeza, hicieron todo lo posible por boicotear los proyectos de
Ensenada y acabaron por impedir su aplicación, pues su concepto
"ilustrado" de la libertad estaba muy alejado del entendimiento de un
pueblo mucho más cercano a la idea formulada años después por D.H.
Lawrence: "los hombres son libres cuando pertenecen a una comunidad
viva, orgánica, creyente, activa en la ejecución de algún objetivo
incumplido, quizás no comprendido".
Mediante
intrigas y falsificaciones documentales, "sea como sea, cueste lo que
cueste", prácticas en las que siempre mostraron y muestran singular
destreza, los déspotas masones volvieron a derribar la influencia de
Ensenada, que había conseguido, de nuevo, cierto predicamento con la
llegada al trono de Carlos III, poco amigo de los
ingleses que habían provocado la caída en desgracia del Marqués. Pero
Aranda y compañía convencieron al inepto y gastón monarca de que la
reforma impositiva iba en perjuicio de su patrimonio directo, pues la
corona no estaría exenta de pagar impuestos por sus propiedades.
Finalmente,
el magno esfuerzo colectivo realizado para la creación del catastro
acabó siendo utilizado por los déspotas como el mejor mecanismo de
explotación del pueblo. Con ello primaba, sobre todo, el inmenso
enriquecimiento de los nobles masones y del rey, con lo que además se
dejaba el camino expedito para los planes de la jerarquía iluminista,
sabedora de que una justa distribución de la riqueza impediría
entonces, como hoy, sus proyectos de dominio mediante revoluciones,
para lo que necesitaba y necesita aplicar cada cierto tiempo en el
bolsillo de la mayoría aquello de que "cuanto peor, mejor", para luego
vender su falsa libertad y cínica igualdad pues, siguiendo de nuevo las
palabras de D.H. Lawrence: "Las almas menos libres son las que van al
Oeste y vociferan su libertad. Ese griterío es un ajetreo de cadenas,
lo fue siempre".
En
el cuarto capítulo de esta serie penetramos en el acontecimiento más
importante de la primera etapa del reinado de Carlos III, el más
despótico de nuestra historia, con permiso de algunas fases del de
Fernando VII. Nos referimos al llamado Motín contra Esquilache,
primer levantamiento popular de la historia moderna que, como la
mayoría de los que han sido hasta nuestros días, fue manipulado a su
antojo por la jerarquía iluminista. Carlos III había dejado el gobierno
de España en manos de Esquilache, Grimaldi -por
cierto antepasado del cretino príncipe Alberto de Mónaco- y compañía,
ministros extranjeros que se afanaron tanto en robar para beneficio
propio y cubrir el pozo sin fondo que suponían los gastos de la corona,
como en "modernizar" España mediante la imposición de un despotismo
ilustrado extremo, destructor de la forma de entender el mundo de los
españoles, que condenaba a la mayoría del pueblo a la miseria: "sea
como sea, cueste lo que cueste".
Entre
tanto, la jerarquía iluminista estaba preparando el "banquillo"
masónico "canterano" que había de sustituir, tras la manipulación del
Motín, a los trincones extranjeros, y que metió el primer gran "gol" masónico en España: la criminal expulsión de los Jesuitas.
Ese "banquillo" se "entrenaba" y "calentaba", siguiendo el símil
futbolístico, en una organización masónica creada alrededor de un grupo
al que la sabiduría popular denominaba "La Trinca", pues tres conformaban la tríada de su poder: Aranda, Campomanes y Olavide. Pero el sobrenombre fundamentalmente venía dado por su propensión a los negocios especulativos para forrarse.
Nada
tenía que ver aquella "Trinca" con el trío de ocurrentes humoristas
catalanes que en nuestros días han adoptado ese nombre, aunque alguno
con sus negocios audiovisuales en algo se les asemeja. Casi todo, sin
embargo, es similar a la actuación de cuantos masones e izquierdistas,
no pocos miembros de la derechona de siempre también, han asumido
responsabilidades de gobierno a lo largo de nuestra historia y que hoy
nos toca de nuevo padecer con el presidente Rodríguez y sus "hermanos"
en el poder por accidente o "milagro" masónico de casi doscientos
muertos y dos mil heridos, víctimas propiciatorias de los planes para
la consumación definitiva de la destrucción de España: "sea como sea,
cueste lo que cueste".
Nadie que quisiera jugar un papel de cierta importancia en el gobierno podía dejar de participar en las reuniones de "La Trinca", antecedente de la "España del pelotazo" socialista, cuyo axioma formuló el ministro Solchaga:
"España es el país en el que más fácil resulta hacerse rico"; sobre
todo -digo yo- a los miembros de la secta, los Aranda de entonces, los
Polanco de hoy. Floridablanca o Jovellanos fueron algunos de los que
tuvieron que pasar por semejante fielato. A partir de este capítulo
hablaremos de estos y de otros personajes que actuaron como cómplices o
alucinados y de los pocos, como el propio Jovellanos, que fueron
capaces de resistirse en mayor o menor medida a los mandatos masónicos.
Esa rebelde actuación les costó muy cara, al menos la cárcel o el
destierro en el caso del genial asturiano, e incluso no pocos pagaron
con su muerte decretada por la secta o con la de miles de inocentes
víctimas de guerras y atentados terroristas, el 11M exempli gratia: "sea como sea, cueste lo que cueste".
En
sus últimos años de reinado, Carlos III comenzó a desconfiar de quien
había sido su principal consejero y detentador del máximo poder en el
Estado, el conde de Aranda, y de su camarilla directa, los llamados
"aragoneses". Dicho grupo cuestionaba el modelo centralista que ellos
mismos habían propiciado y ahora deseaba dotar de una mayor autonomía a
los Consejos, en detrimento de las atribuciones asignadas a la
Secretaría de Estado. Con ello, aquellos masonazos, recientemente
enriquecidos gracias a una política agraria de "feudalismo
desarrollado", que incluso impedía que el pan se pudiera fabricar y
vender libremente, pretendían asentar su total dominio económico. No
menos nepóticas fueron las concesiones monopolísticas controladas por
ellos, que abarcaban desde la fabricación de barajas de naipes hasta la
de paños de lana. Estas medidas servirían para debilitar el poder
absoluto del trono, principal motor de su vertiginoso enriquecimiento.
Esos
mismos "ilustrados" años antes habían sido los ejecutores de la
definitiva implantación del absolutismo centralista borbónico mediante
la abolición de los fueros, destruyendo con ello uno de los rasgos
distintivos de la estructuración estatal durante los reinados de la
dinastía Austria, que había permitido la conformación del Imperio: la
descentralización administrativa. Fruto de sus maniobras fue el
consiguiente empobrecimiento de la mayoría de la población en beneficio
de los "ilustrados", cuya consecuencia más evidente fue la extensión de
la hambruna entre el campesinado, que en muchos casos se veía obligado
a emigrar a los núcleos urbanos, como ya venía sucediendo en otros
países europeos, en donde su futuro no era mucho mejor. Este iba a ser
el germen de la nueva clase proletaria, tan necesaria para el mayor y
futuro enriquecimiento de la jerarquía iluminista.
Hasta
entonces, más del 70% de la población había vivido del campo y el
hambre, salvo la puntualmente causada por catástrofes naturales, era un
horrible fenómeno desconocido en España. Con la abolición de los fueros
además se creaba un problema nuevo que no había existido en el pasado:
los conflictos regionalistas que, con el tiempo, nos han traído la
triste realidad de las aspiraciones secesionistas promovidas por
masones de zonas geográficas que precisamente fueron las principales
-por primeras- generadoras de lo español.
Creyendo que con ello defendía su poder absoluto, Carlos III depositó toda su confianza a partir de 1777 en el conde de Floridablanca, a quien nombró Secretario de Estado. Como ya vimos, Moñino era conde por reciente y despótico ennoblecimiento, como tantos otros masones. Dice el Gran Maestre Morayta en su obra ya citada en nuestros artículos: "A la Masonería pertenecía entonces la flor de la aristocracia".
El ilustre masón se refiere tanto al duque de Alba y otros nobles
decadentes, como a los más capullos que flores de esa aristocracia: la
nueva aristocracia oligárquica que había prestado al monarca borbón
importantes servicios. Reiteremos una vez más los más evidentes ya
tratados: la falsificación de pruebas y la conspiración, cuando el
Motín contra Esquilache y en la expulsión y disolución de los Jesuitas.
Con
esta maniobra política -Aranda, a París y Floridablanca, de valido-, se
continuaba la táctica de distracción y alucinación del monarca. La
jerarquía iluminista se salía como casi siempre con la suya mediante
intrigas y aparentes enfrentamientos entre sus "hermanos" masones.
Dejaba el gobierno de España en manos de uno de los suyos, el ahora
masón "dormido", "moderado" en su anticlericalismo y filoinglés por
vinculación sectaria, Floridablanca, que atenuaba las suspicacias del
despótico y vago rey respecto a los planes de Aranda. Al tiempo,
situaba al Conde masón en un puesto clave para el devenir de los
acontecimientos, Embajador español en Francia, lo que suponía a todos
los efectos ser Ministro de Asuntos Exteriores plenipotenciario, pues
desde allí se recibía y filtraba toda la correspondencia del resto de
las embajadas. Aranda se aplicó en su tarea traidora y cumplió
fielmente y en todo momento los designios de la jerarquía iluminista:
"sea como sea, cueste lo que cueste".
Ya
señalamos en el capítulo 2 de esta serie que el aragonés ocupó la
embajada española en Francia desde 1773. Importó el rito operativo de
25 grados de obediencia francesa, que implantó definitivamente en 1780,
y auspició, referido está en el capítulo anterior, la formación de
logias egipcianas de la mano del falso conde de Cagliostro, a quien conoció en su día en España. Balsamo
era reconocido por los masones de un lado y otro de los Pirineos como
el "Superior Desconocido" y árbitro en las diferencias entre las
diversas obediencias y logias; es decir, auténtico mandatario de la
jerarquía iluminista, para la que el "problema español" era prioritario.
Se llegó a decir por entonces que la mujer de Cagliostro, la bella Lorenza,
se prostituía con Aranda y otros relevantes masones de la corte. Ella
misma lo confirmó en su declaración ante el Santo Oficio, cuando fue
juzgada junto con su marido, una vez habían sido abandonados a su
suerte por la jerarquía iluminista, como ha hecho y hace con tantos
otros, tras haberse aprovechado de sus intrigas. La puta de lujo, que
también se hizo pasar por noble, afirmó que Aranda era uno de los
personajes con los cuales su marido le habría obligado a prostituirse.
Cuestiones
de proxenetismo al margen, probado está que el falso y masón irregular
conde italiano intimó con el antipatriota y masón regular conde español
durante la estancia de éste último en Francia y lo cierto es que las
logias egipcianas comenzaron a conspirar, primero desde Italia, para
luego establecerse definitivamente en España, la presa más preciada
para la jerarquía iluminista.
El
propio Carlos III tomó conciencia del inminente peligro que amenazaba
tanto a su corona como a la de su pariente francés. Reparó en que los
mismos masones que tan útiles le fueron para llevar a efecto sus planes
despóticos y absolutistas de destrucción definitiva del legado que
dejara la vieja y legítima dinastía, ahora estaban conspirando en la
sombra a favor de una revolución, que pronto estallaría triunfante en
Francia, para luego intentar manifestarse en España.
En misiva manuscrita a Tanucci, que había sido su principal colaborador durante su reinado napolitano, Carlos III escribió en agosto de 1775:
"te había mandado dominar totalmente a los Francmasones (...) pues bien
sabes cuan perniciosas son semejantes reuniones y más ésta que se
obliga con un juramento a obedecer a otro muy distinto al Soberano que
Dios les ha dado, y a ayudarse recíprocamente, y con el más inviolable
secreto; y así no hay que descuidarse con ello, pues lo que no sucede
hoy, sucederá un día".
No
se equivocaba esta vez el ocioso monarca "a una nariz pegado", tanto
como a su escopeta de caza, aunque no alcanzó a entender que más
peligrosos eran los masones para su propio reino, España, que para el
que lo fue en su día, Nápoles. Al alejar al "libertino" Aranda de la
corte y dejar el poder en el "moderado" Floridablanca, no hacía más que
contribuir a los fines inmediatos de la jerarquía iluminista, cuyos
planes eran a largo plazo y con una perspectiva histórica y
geoestratégica de la que carecía el monarca borbón.
Desde
la embajada parisina, además de vincular, como ya hemos señalado, el
movimiento masónico español a la obediencia francesa, Aranda implicó el
apoyo efectivo de España al proceso revolucionario e independentista de
los Estados Unidos, maniobra para la que contó con el servilismo
masónico de Floridablanca desde Madrid. Aranda afirmaba que, dada la
falta de aliados de Inglaterra en el continente europeo, había que debilitar el poder marítimo inglés para lo cual era necesario el apoyo de España a los independentistas de las trece colonias. Su dictamen final era "reanudar la contienda hispano-francesa contra Inglaterra",
sin prestar atención ni al coste ni al desgaste humano y económico,
improductivos del todo, que este posicionamiento suponía para España:
"sea como sea, cueste lo que cueste".
La
consecuencia a medio plazo para España fue la destrucción de su poderío
marítimo; no era otro el sibilino plan de la jerarquía iluminista, que
años después, en 1805, se consumó con la encerrona que supuso la batalla de Trafalgar
y sus consecuencias, dominio marítimo inglés, dominio continental
francés y un único derrotado: España y con ella los españoles de uno y
otro lado del Atlántico; "sea como sea, cueste lo que cueste".
Así
pues, la instauración de la dinastía borbónica fue el inicio de la obra
de arquitectura masónica, que suponía la demolición del Imperio
español: la expulsión de los jesuitas había alzado la primera columna
del templo masónico a construir con las independencias americanas.
Ahora, el apoyo español a la creación de los Estados Unidos asentaba la
segunda columna del mismo, pues la actuación española justificaría en
el futuro la francesa e inglesa respecto a la España americana, que a
medio plazo debía independizarse: "sea como sea, cueste lo que cueste".
Esa independencia no podía dar lugar a una nación unida como USA,
sino a una fragmentación de naciones y estados, para con ello impedir
el mayor desarrollo del centro y sur de América, lo que hubiera
imposibilitado una USA imperial. Un nuevo imperio que era designio de
la jerarquía iluminista, tal y como demuestra el documento que Esteban Morín envió a Grasse Tilly y el águila de su escudo, símbolo imperial por excelencia. Hasta el propio dólar muestra como uno de sus lemas impresos en el ojo que todo lo ve: "Novus Ordo Seclorum"
(Nuevo orden de los siglos), frase tomada de Virgilio. Este intento de
equiparación con el Imperio Romano hoy puede parecernos incluso
apropiado, pero en 1776, salvo que alguien -la jerarquía iluminista- lo
tuviera previsto, nadie podía pensar que esa insignificante colonia de
un rincón del mundo llegaría a convertirse en lo que es hoy.
Puede
que fuera "casualidad", "genialidad" o más bien conocimiento de los
planes de la jerarquía iluminista lo que permitiera que el Conde de Aranda fuera uno de los pocos que intuyera entonces ese destino imperial para USA. Así lo expresó en una Memoria secreta sobre América
enviada al Rey en 1783: "Esta República federal ha nacido pigmea, por
decirlo así, y ha tenido necesidad de apoyo y de las fuerzas de dos
potencias tan poderosas como la España y la Francia, para conseguir su
independencia. Vendrá un día en que será un gigante, un coloso temible
en esas comarcas. Olvidará entonces los beneficios que ha recibido de
las dos potencias, y no pensará más que en su engrandecimiento (...)
Dentro de algunos años veremos con mucho dolor la existencia
amenazadora del coloso de que hablo. El paso primero de esta potencia,
cuando haya llegado a engrandecerse, será apoderarse de las Floridas
para dominar el Golfo de México. Después de habernos hecho de este modo
dificultoso el comercio con la Nueva España, aspirará a la conquista de
este vasto imperio, que no nos será posible defender contra una
potencia formidable, establecida sobre el mismo continente, y a más de
eso limítrofe". Impresionantes las dotes de "adivinación" del conde de
Aranda, pero más aún su cinismo y su traición. Él mismo había sido
quien había embarcado a España en el apoyo a la creación de esa nueva
República "pigmea", que llegaría a ser un "coloso temible", una
"potencia formidable" para destruir el Imperio español: "sea como sea,
cueste lo que cueste".
Para
que esas dos columnas masónicas tuvieran los firmes cimientos de una
América española independiente y desunida, Aranda se había esmerado
desde su etapa de gobierno en promocionar un proceso de creación de autonomías en la España americana,
proceso que no hizo más que crecer a lo largo de los años e iría
debilitando y dejando sin recursos la administración del Estado en esas
provincias trasatlánticas. Al mismo tiempo se sembraba la desunión de
sus pobladores de cara a las ofensivas inglesas, que estaban por llegar
tras Trafalgar.
De
esta cuestión nos ocuparemos en próximos capítulos, pues la operación
masónica que dio lugar a la independencia fragmentaria, a diferencia de
la unitaria norteamericana, de la España trasatlántica se diseñó en las
logias masónicas tal y como desde las mismas y de forma análoga se ha
venido propiciando la destrucción de la unidad de España en nuestros
días: "sea como sea, cueste lo que cueste".
Bástenos
ahora recordar un fragmento de lo escrito por Aranda, una vez se había
consumado la independencia de las colonias inglesas, en su cínica Memoria:
"Vuestra Majestad debe deshacerse de todas las posesiones que tiene
sobre el continente de las dos Américas, conservando solamente las
islas de Cuba y Puerto Rico". El traidor embajador pretendía adelantar
el proceso que años después se produjo gracias a la acción de sus
"hermanos", y lo hacía además intentando engatusar al antipatriota
monarca con el caramelo de crear tres nuevos reinos, México, Perú y
Costa Firme, a favor de los infantes de España, pero no en cuanto
españoles, sino en su condición de franceses. Estos planes incluían la
cesión del 50% del comercio a los galos, pues Francia "se prestará
gustosa, viendo las ventajas que deben resultarle del establecimiento
de su familia sobre los tronos del Nuevo Mundo".
Desde
aquel aragonés "ilustrado" hasta el actual leonés "rojo" el destino de
España ha caído en manos de muchos traidores a la patria, tantos o más
desentendidos de las necesidades del pueblo y aún más enemigos de la
libertad, sobre la que se cimentaba el Alma Española.
Por
desgracia, en España y en el mundo cada vez contaba menos y hoy casi no
cuenta nada la libertad entendida como un derecho, un valor, un
principio, una obligación, al modo que lo expresaba el genial Calderón de la Barca en boca de su Príncipe Constante, Don Fernando de Portugal, que se negaba a ser liberado de la esclavitud a costa de la entrega a los moros de la ciudad de Ceuta, lo que supondría la esclavización del pueblo cristiano ceutí: "En
lo justo / dice el cielo que obedezca / el esclavo a su señor; / porque
si el señor dijera / a su esclavo que pecara, / obligación no tuviera /
de obedecerle; porque / quien peca mandado, peca".
Como decía Albert Camus en su última obra, El hombre rebelde,
escrita cuando estaba en pleno proceso de reconversión al cristianismo,
tras una juventud comunista de desengaño y una madurez de angustioso
existencialismo: "Si no se cree en nada, si nada tiene significación
alguna y si no podemos afirmar valor alguno, todo es posible y nada
tiene importancia. No hay argumento a favor o en contra de nada, y el
asesino no es bueno ni malo. Podéis construir cámaras letales o
dedicaros a cuidar leprosos. La maldad y la virtud son cosas del azar y
del capricho".
No creo que nuestro presidente por accidente o "milagro" masónico, el iluminado Rodríguez, haya leído al gran escritor francés. De haberlo hecho, su "ideología" de "ideas lógicas" que define en el prólogo al libro El nuevo Socialismode su "hermano" y ahora ministro Jorge Sevilla, por muy bobo solemne que sea y aunque seguro que cree en ello, no le habría permitido escribir: "En
política todo es posible y aceptable dado que carecemos de principios,
de valores y de argumentos racionales que nos guíen en la resolución de
los problemas".
Será
por eso que el perezoso presidente dedica su actuación política a crear
problemas y no a resolverlos, siempre aplicando el "sea como sea,
cueste lo que cueste" como principio metodológico rector. Si supiera
algo de historia, aunque la aprendiese de "memoria", para Rodríguez la
usurpación borbónica mediando sangrienta guerra, pues "carecemos de
principios", sería "posible"; el hambre a la que se condenó al pueblo
español, pues "carecemos de valores", sería "aceptable"; las traidoras
actuaciones del masón Aranda, pues "carecemos de argumentos
racionales", serían igualmente "posibles" y "aceptables". De lo que sí
tiene seguro conocimiento Rodríguez es de los atentados del 11M y su
manipulación mediática posterior, que propiciaron su "milagrosa"
ocupación del poder y, con su peculiar y repugnante forma de entender
la política, para él los atentados habrían de ser "posibles" y sus
víctimas han de ser "aceptables", pues a falta de "argumentos
racionales" para desenmascarar a sus autores, bien pueden ser ellos
mismos quienes "guíen en la resolución de los problemas": "sea como
sea, cueste lo que cueste".
Todo le vale y es "lógico" para Rodríguez, pues como escribió Dostoievski en Los hermanos Karamazov: "Si Dios no existe, todo es lícito". Sea como sea, cueste lo que cueste. ¿Verdad que sí, señor presidente?
JULIUS Escrito por El lector: el 10/09/2006 00:24:39EXCELSO.
Solo puedo decirte esto Doutdes: EXCELSO ARTICULO.
Un abrazo. JULIUS
Escrito por El lector: el 10/09/2006 01:48:45Jamás
he visto tantas estupideces juntas. Está malgastando su tiempo y
engañando a sus lectores vilmente con sus falacias y fantasías.
Mejor
documéntese antes de escribir acerca de lo que usted llama
"organización criminal" de la Masonería e invito a los lectores para
que conozcan la realidad y la verdadera filosofía de los
francmasones. Internet es una valiosa herramienta donde pueden encontrar páginas serias acerca de la Orden. Lo único que puedo decirle al autor de estos delirios es lo siguiente : " Muchos no abren la boca para no parecer tontos, pero cuando la abren , lo demuestran" Oscar. ( viejo masón colombiano.)null
Los masones reafirman a Doutdes Escrito por El lector: el 10/09/2006 01:59:35Si
el autor del comentario de más arriba, el "viejo masón colombiano" es
verdaderamente masón, se deduce de ello lo siguiente:
-
Hay masones que no dan ningún argumento para afirmar lo que afirman.
Este al menos no es capaz de contradecir ni un solo dato.
- De lo anterior se deduce que se puede ser masón y profundamente ignorante.
- En lugar de fraternidad universal, demuestra su prepotencia y que se cree superior, a base de descalificaciones.
Todo ello contribuye a reafirmar la idea de que los masones se escogen entre lo peor de la humanidad.
Administradores:
por favor no borren los comentarios de los masones, por insultantes que
sean. Ellos, mejor que nadie, explican en primera persona lo que
realmente son.
Escrito por El lector: el 10/09/2006 02:07:32El inteligente politico portugues Antonio Vitorino (ex Comisario Europeo) ha tomado la decision de darse de baja del GOL........
Escrito por El lector: el 10/09/2006 11:00:21Logias masónicas y anti- españolas de Gibraltar, responsables de las perdida de la America Española.....
Escrito por El lector: el 10/09/2006 13:19:57Don Jose Bono Martinez(psoe) viene a decir en El Mundo que NO es mason......
Doutdes Escrito por El lector: el 10/09/2006 17:06:52Julius: Gracias por tu elogio.
Viejo masón colombiano dice:
"Jamás he visto tantas estupideces juntas. Está malgastando su tiempo y
engañando a sus lectores vilmente con sus falacias y fantasías". Viejo,
si entiende que estupideces son las cosas que escribo, no tiene nada
más que enumerar lo que de estúpido hay en ellas, con argumentos y
documentos, que es de lo que yo parto para decir mis "estupideces", que
no han de serlo tanto cuando sus "sesudas" reflexiones masónicas no
parecen "iluminarle" en su intento por contestarlas. Por otra parte,
viejo masón, pidole me de permiso para emplear mi tiempo en lo que me
venga en gana, que por ahora va a seguir siendo el desenmascarar, con
documentos y argumentos -le repito- a la criminal secta a la que usted
dice pertenecer desde antiguo: así le ha ido a su querido país y al
resto de los que conformaban la España americana, tras independizarse y
caer en manos de la secta a la que usted dice pertenecer. A mis
lectores ni puedo ni quiero engañar, pues la mayoría tiene criterio
propio, salvo los masones como usted, sea un alucinado por la secta,
sea un interesado en pertenecer a la misma, pues o lo uno o lo otro son
los masones: alucinados o interesados, cuando no cosa peor. Si falacias
cree que son mis argumentos, argumente usted en su contra, y si
fantasías los documentos y citas que aporto, desenmascáreme mostrando
su falsedad; de lo contrario deje de soltar imprecaciones sin sentido
ni argumento alguno.
Despues, viejo masón colombiano dice: "Mejor
documéntese antes de escribir acerca de lo que usted llama
"organización criminal" de la Masonería". Le aseguro viejo que seguiré
documentándome para ilustrar mis artículos como lo vengo haciendo y
parece que tan poco, masón, a usted le agrada, señal de que bien
documentado estoy, pues documento alguno usted aporta para que yo me
documente mejor todavía, lo cual le agradecería.
Continúa el viejo masón colombiano: "...e invito a los lectores para que conozcan la realidad y la verdadera filosofía de los francmasones. Internet es una valiosa herramienta donde pueden encontrar páginas serias acerca de la Orden". Me
hago eco de su sugerencia e Invito yo a mis lectores a que así lo
hagan, para que se den cuenta, los que todavía duden de algo de lo que
escribo, del grado de cinismo que llegan a tener los masones, pues
muchos de los documentos y citas que incluyo en mis artículos estan
sacados de las propias páginas y publicaciones masónicas, como la
mayoría ya habrá reparado.
Termina el viejo masón colombiano diciendo: "Lo único que puedo decirle al autor de estos delirios es lo siguiente : " Muchos no abren la boca para no parecer tontos, pero cuando la abren , lo demuestran" . Sin
duda sus palabras son un modelo de "tolerancia masónica", digna de un
viejo miembro de la secta, cuyos insultos me enorgullecen, pues son la
mejor muestra de que estoy en el buen camino. Además, si eso es, en sus
palabras, "lo único que puedo decirle", todavía me enoprgullezco más,
pues de su poquedad, más bien nulidad argumentatica, deduzco que mis
artículos son mucho mejores y reveladores de lo que yo mismo creía.
Por lo demás, gracias a todos los lectores por sus comentarios y de Bono ya habrá tiempo de hablar.
Doutdes
Doutdes Escrito por El lector: el 10/09/2006 17:14:51Donde digo "pidole" quiero decir "pídole".
Donde digo "enoprgullezco", se me ha colado una "p".
Y donde digo "argumentatica" me salió una "c" por una "v".
Odio
las faltas, pero es que el cuadradito y el tipo de letra para escribir
comentarios son tan pequeñitos, que resulta difícil que no se cuelen.
Mil perdones.
SIGFRIDO Escrito por El lector: el 10/09/2006 21:20:28Perodnado quedas amigo Doutdes.
Me pasa lo mismo y si le sumamos las ganas de acabarlo para mostrarlo... más faltas aún.
Un abrazo y fantástico artículo (diga lo que diga el del proselitismo masón. Es que con tanta falda...no se enteran). SIGFRIDO
Escrito por El lector: el 10/09/2006 22:53:14
Me gustaría, sin entrar en el fondo de sus opiniones, que fuera más
cuidadoso con sus citas. En concreto en la que se refiere a Albert
Camus y a su libro "El hombre rebelde", que fue de los primeros que
escribió. Por otra parte, su desacuerdo con Sartre y el comunismo en
general, no significa, al menos por ese libro, un proceso de conversión al critianismo; en todo caso, al humanismo.
¿Todo vale? Escrito por El lector: el 10/09/2006 23:16:46Sobre el comentario de más arriba:
"El hombre rebelde" no fue de los primeros que escribió Camus, como sostiene el riguroso comentarista anterior.
Las primeras obras de Camus son "El revés y el derecho", de 1937; "Bodas", de 1939, y "El extranjero", de 1942.
"El hombre rebelde" es de 1951. Es decir, 14 años después de empezar a publicar, y 9 años antes de morir.
Después
de "El hombre rebelde", Camus publicó sólo dos novelas y además
recopilaciones de artículos publicados en periódicos, por lo que,
efectivamente, "El hombre rebelde" es el último libro de ensayo escrito por Camus.
Rigor, ¿verdad?
Vance
Doutdes Escrito por El lector: el 11/09/2006 00:38:51Me
gustaría que mi amable lector entrara en el fondo de mis opiniones si
le place y que fuera más cuidadoso a la hora de calificarlas. Agradezco
a Vance la impecable puntualización a la que nada tengo que añadir,
pues ese es el sentido de lo que yo digo en mi artículo. Si bien que
fuera la última obra o no, no creo le quite o le de valor mayor o menor
a la cita, del todo cuidadosa.
Por otro lado, yo no
digo que ese libro muestre un proceso de conversión al cristianismo de
Camus. Lo que digo es que estaba en un proceso de reconversión, que no
es exactamente lo mismo, pues Camus no podía convertirse, estaba
bautizado y había perdido su fe, por lo que proceso de reconversión y
no de conversión era. Un proceso de reconversión sobre el que nos habla
su íntimo amigo el pastor metodista Howard Mumma en el libro “El
existencialista hastiado. Conversaciones con Albert Camus”, Editorial
Vozdepapel, ISBN 84-96471-15-2, que recomiendo a mi “erudito” lector
para mejor entender a Camus. En dichas conversaciones, que se
produjeron a lo largo de varios años, se recoge, entre otras cosas, el
deseo de Camus de volver a ser bautizado, a lo que el pastor se niega
pues no le hacía falta al ya estarlo. El propio Camus afirma: “Es
imposible vivir sin un significado”. En la última conversación, poco
antes de morir, el escritor francés dijo al pastor metodista: “Amigo
mío, voy a seguir luchando por conseguir la fe”. Al poco tiempo Camus
moría en extrañas circunstancias: un accidente de tráfico, que algunos
piensan pudo ser un suicidio y otros, incluso, un asesinato político.
Antes Camus, estudiosos del escritor así lo documentan, tuvo un
acercamiento a la Iglesia católica, que finalmente se frustró.
Creo
que con la puntualización de Vance y mi explicación, claro le quedará a
mi lector lo cuidadoso que soy con mis citas y argumentaciones, que
espero sepa valorar.
paranoideman Escrito por El lector: el 11/09/2006 08:40:31Parece
que la masonería es mucha más poderosa que los partidos y otras
estructuras sociales. Además, encima tienen detrás el poder de la magia
negra. Es decir, poder mundano y poder ultramuntano. Entonces, lo ideal
sería si se quiere ascender en la escala, más que hacerse del Opus, o
de los WASP anglosajones (¿se acuerdan del librito evángellico que a
todos nos invitaba a la salvación a través de "señeras" figuras del
deporte y otros?), o de los PSOE´s o de cualquier otro, a ingresar en
las filas de la masonería. Porque siendo organización tan poderosa no
me cabe la menor duda de que el poder, el dinero y las influencias la
tienen ellos. Cosa, que a la vista está, es algo claro. Por cierto, ¿es
D. Juan Carlos I masonzado?.
Reflexiva Escrito por El lector: el 11/09/2006 19:34:07Al
lector que titula el comentario “paranoideman”, me permito señalarle
que WASP se nace, no se hace, pues esta expresión significa: blanco,
anglosajón y protestante. En cuanto a su conclusión acerca de que lo
mejor es entrar en la Masonería si se quiere alcanzar poder, me atrevo
a decirle que, por lo que sé y lo que voy aprendiendo con Doutdes, esa
ha sido una de las razones que ha motivado, a lo largo del tiempo, a
algunos o a muchos a entrar en tal secta. Todo depende del precio que
esté uno dispuesto a pagar ( no olvide que se jura obediencia) y de lo
que se esté dispuesto a hacer, y ,sobre todo, de la persona que se es y
de los principios, creencias y valores. Satanás tentó a Jesús con el
poder si le adoraba. ¿Está usted dispuesto a vender su alma? ¿ Tan poco
se valora?Conste que al decir alma no empleo la palabra sólo en el
sentido que le daría un creyente. Yo no y creo que tampoco la mayoría
de la gente que entra aquí.
Por decir algo Escrito por El lector: el 13/09/2006 03:03:47Creo
que es honesto, es decir, que cree en lo que dice; que se documenta y
argumenta en base a ello. También creo que su opinión es valiente, pues
le posiciona y le compromete. Pero no la comparto. La tragedia del 11M
es, claramente, producto del fanatismo religioso y, por tanto, forma
parte de los trapos sucios de la religión y no de los
del”iluminismo”. Dios quiera que, algún día, nuestros
pasaportes y carnés ayuden a ordenar una convivencia en paz, en lugar
de ser fuente de crispación y enfrentamientos partidistas.
Un saludo de alguien que le lee con interés pero sin adhesión.
Doutdes Escrito por El lector: el 13/09/2006 03:35:11"Por
decir algo": Le agradezco el tono de su comentario, tan diferente al de
otros críticos. Le agradezco su mesurada crítica que parte de que
detecta honestidad, argumentación y documentación en mis artículos. Lo
primero se lo aseguro y de lo otro no soy yo quien para valorarlo, pero
sí le aseguro que son fruto de un duro trabajo desinteresado. Me
califica de valiente y también se lo agredezco, pero mi única valentía
es ir en contra de lo "políticamente correcto", por lo que dificilmente
puede ser más difundido y más fácil ý lucrativo sería emplear mi
humilde talento en causas más amparadas por el poder. Comparto
su deseo de convivencia y de paz y es por eso que en mis artículos
denuncio a quienes la impiden: la jerarquía iluminista y la masonería
que a ella sirve desde hace siglos, y que se ha cebado muy
especialmente con España. Por último, no comparto su
afirmación de que el 11M es fruto del fanatismo religioso, pues en todo
caso lo sería del islamismo, la religión que ampara el terrorismo, pero
que en el caso del 11M nada tuvo que ver, pues en el 11M el terrorismo
islámico no es más que una tapadera de la verdad.
termopilas Escrito por Usuario no registrado el 08/10/2006 14:21:40Hitler,
lider del partido nacional socialista obrero aleman (Nazi) acusó a los
judios de la quema del parlamento alemán y ganó las elecciones.
Mussolini procedía del partido solicialista. Y el psoe que yo sepa es
nacionalista y amante del poder y del Estado. He leído que ya en 1892
se estaba armando para conseguir el poder, por las buenas o por las
manos, incluso con atentados... Así que tales lodos, tales polvos. Por
cierto no es casual que están subiendo poder, basta ver cuantas fotos
aparecen gente importante (empresarios, politicos, funcionarios de alto
nivel, etc) haciendo triangulos con las manos, uniendo los dedos en
señal de concentración... ¿será para reconocerse entre ellos?
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