Viernes, 19 de marzo de 2004. Año XV. Número: 5.215.
ESPAÑA
 
LA INVESTIGACION
Detenidos otros cinco marroquíes por su presunta vinculación con el 11-M
La policía captura a cuatro en Alcalá de Henares y al quinto, en Oviedo / Sospechan que uno robó los explosivos para los atentados y otro participó en la acción de Casablanca
FERNANDO LAZARO

MADRID.- Las pesquisas policiales sobre la matanza del 11-M siguen avanzando. Durante el día de ayer, agentes de la Comisaría General de Información practicaron cinco nuevas detenciones, en Madrid y en Asturias, de otros tantos sospechosos de haber intervenido en los atentados de Madrid.

Según explicaron a EL MUNDO fuentes de la investigación, cuatro de los cinco fueron detenidos en diferentes puntos de Alcalá de Henares, localidad desde donde los terroristas accedieron a los trenes de Cercanías donde colocaron las bombas. El quinto fue capturado en Oviedo. Los cuatro primeros son de nacionalidad marroquí y el quinto, español, aunque también de origen marroquí.

La operación sigue abierta y no se descartan nuevas detenciones durante las próximas horas. Alguno de estos arrestados podría estar entre los sospechosos de haber participado en el atentado de Casablanca, cometido el pasado 16 de mayo. Otro, el español, según Europa Press, podría estar implicado en el robo de explosivos en una cantera de Burgos, que habrían sido utilizados en los atentados de Madrid. Los investigadores consideran que, al menos, alguno de los capturados ha colaborado de forma activa en la elaboración de los atentados perpetrados en Madrid el pasado día 11. Estos cinco arrestados se suman a las otras cinco detenciones practicadas ya la semana pasada por la Policía Nacional. Estos sospechosos fueron puestos ayer a disposición del juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo, instructor de la causa por la matanza.

Los agentes encargados de las pesquisas mantienen abierta, como hipótesis principal, la conexión directa entre los autores del atentado de Casablanca y los que actuaron en Madrid. Incluso, sospechan que alguno de los detenidos de ayer huyó a España tras cometer el acto terrorista de Casablanca.

Ya desde junio pasado, las autoridades marroquíes han ido facilitando a los responsables de la seguridad española identidades de sospechosos del atentado de Casablanca que podrían estar escondidos en España.Tras el atentado de Madrid, las autoridades manejan un listado de una veintena de nombres de posibles huidos de Marruecos que podrían tener relación con el atentado de Madrid.

Además, en el curso de las operaciones policiales y durante la madrugada de ayer, los agentes de la comisaría general realizaron nuevos registros en Madrid. Así, inspeccionaron la vivienda de uno de los miembros de la célula española de Al Qaeda, el marroquí Said Chedadi, detenido en noviembre de 2001 en una operación contra el grupo liderado por Edim Barakat Yarkas, Abu Dadah.

El registro se inició tras comprobar que Chedadi conocía a Jamal Zougam, uno de los detenidos por su presunta implicación en la matanza de Madrid. Ambos proceden de la localidad de Tánger.

Chedadi regentaba dos tiendas de ropa en el barrio de Lavapiés, donde la policía ha realizado varios registros y detenciones durante los últimos días. Estos comercios estaban muy cerca de donde los tres primeros marroquíes detenidos dirigían un locutorio en el que, al parecer, fueron clonadas las tarjetas de teléfono utilizadas para activar las bombas colocadas en los trenes de cercanías de Madrid el 11-M.

Los agentes han comprobado que, entre el material incautado en el domicilio de Jamal Zougam durante el registro practicado en 2001 siguiendo una comisión rogatoria francesa, se localizó un número de teléfono móvil que, en aquella fecha, pertenecía a Chedadi.

Según los especialistas policiales, Chedadi está considerado como uno de los expertos en falsificación de documentos y de tarjetas de crédito de la célula dirigida por Abu Dadah.

Según estas fuentes, los tres marroquíes detenidos la pasada semana por su presunta implicación en la acción terrorista de Madrid también se dedicaban a la falsificación, entre la que incluían también la de tarjetas de teléfono pre-pago, como las usadas para activar las mochilas con explosivos en los atentados del 11 de marzo.

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