Sábado, 27 de marzo de 2004. Año XV. Número: 5.223.
ESPAÑA
 
«11-M / LA INVESTIGACION
No tenemos nada que ver, sólo somos trabajadores»
Rakesh Kumar, hermano de uno de los indios encarcelados por el 11-M, denuncia persecución policial
FERNANDO LAZARO / JAVIER CABALLERO

MADRID.- Sostienen que no tienen nada que ver con el 11-M, que ellos sólo venden teléfonos y que no preguntan a sus clientes para qué los van a utilizar. Pero, pese a ello, tanto Suresh Kumar como su cuñado, Vinay Kholy, ambos de procedencia india, permanecen encarcelados por orden del juez bajo la acusación de haber colaborado en la matanza de Madrid.

Rakesh Kumar pone la mano en el fuego tanto por su hermano como por el cuñado de su hermano.

En una conversación con EL MUNDO, Rakesh, que no ha sido detenido por las Fuerzas de Seguridad del Estado, insiste en la inocencia de sus familiares.

Los tres comparten casa en el barrio de Villaverde Alto, en Madrid.Los tres, trabajan en el mismo negocio: tiendas de decomisos en el barrio de Usera, en dos locales.

«Pero nosotros no tenemos nada que ver con los que han cometido los atentados. No los conocemos. Somos trabajadores y eso es lo que hemos hecho desde que llegamos a España», asegura Rakesh visiblemente inquieto.

El está convencido de que a su hermano y a Vinay les han detenido por vender teléfonos a personas que luego, al parecer, los utilizaron para activar las bombas de los atentados.

Jaime Caballero, abogado de los detenidos, recuerda que Suresh Kumar, cuando llegó ante el juez que instruye la causa le preguntó si la policía hubiera detenido al jefe de El Corte Inglés si hubiera sido allí donde los terroristas hubieran comprado los teléfonos.

Rakesh asegura que tras las detenciones del día 13, agentes de la policía siguen vigilando tanto su casa como las tiendas del barrio de Usera donde trabajan los detenidos y él. Incluso asegura que durante los últimos días, las visitas de los investigadores han sido constantes. «El miércoles estuvieron por la tarde de nuevo en la tienda donde yo trabajo. Estaba con mi sobrina, la hija de Suresh, y mi cuñada. Dos policías de paisano se identificaron en la tienda y me enseñaron varias fotos, creo que eran ocho fotografías, en blanco y negro, como la del pasaporte». Los agentes le preguntaron si conocía a algunos de los que allí aparecían.Rakesh no reconoció a nadie. «Me sorprendía que me preguntaran a mí».

Pero los agentes insistieron. Siempre según la versión de Rakesh, los agentes policiales le conminaron a que cerrara la tienda y les acompañara a un coche. «Pero ¿estoy detenido?, les pregunté y me dijeron que no, que sólo querían hablar conmigo». Rakesh asegura que los policías lo montaron en un coche y lo llevaron a un parque cercano a su vivienda. «Todo el rato estuvieron preguntándome si conocía a los de las fotos que me habían enseñado al principio.Pero luego, ya sólo me enseñaron la foto de un joven. Yo les dije que no le conocía, que no le había visto nunca. Uno de ellos me dijo que le habían visto salir de mi casa y que sabían que yo le conocía».

Pero este encuentro no finalizó allí. Según el relato de Rakesh, los agentes le convidaron de nuevo a entrar en el coche y le llevaron a «un sitio muy grande, con varios edificios policiales.Allí me metieron en una especie de despacho con una gran cristalera en uno de los laterales que no permitía ver lo que había en la otra parte. Allí me volvieron a preguntar por esa foto. Yo insistí en que no le conocía. Después me dejaron allí y le dijeron a un policía de uniforme que no me moviera. Pasado un rato volvieron los mismos policías y me preguntaron de nuevo por la foto. Uno de ellos me decía que era mejor que colaborara, que iba a ser bueno para mí y para mi familia».

Rakesh insiste: «Nosotros no tenemos nada que ocultar. No hemos hecho nada malo. Vendemos teléfonos pero no sabemos qué pasa con ellos después».

El hermano del detenido aseguró que pasadas al menos tres horas, los agentes le acompañaron finalmente hasta la puerta de entrada del complejo policial, probablemente en Canillas, y le dijeron que tenía una entrada de Metro a poca distancia, según explicó el propio Rakesh.

Según Rakesh, el hombre sobre el que de forma más insistente le preguntaban era de alrededor de 30 años, con rasgos árabes, con el pelo corto y rizado y con la cara redonda y «más bien gorda». «En una de las ocasiones, uno de los policías me llegó a decir que ese al que buscaban había estado en mi casa, que ellos lo sabían. Pero es mentira. Ni le conozco ni ha estado nunca en mi casa».

Los responsables policiales de la investigación no quieren dejar flecos en el aire y pretenden presionar al máximo a todo aquel que consideran que pueda aportar luz sobre los atentados.

Jaime Caballero, abogado de los dos indios detenidos por su presunta colaboración con los atentados del 11-M asegura que la situación de sus clientes en la cárcel no es la idónea. «Ambos son vegetarianos y son obligados a comer carne porque no les dan otra cosa o se la dan mezclada con la verdura».

Están en un módulo de aislamiento con el fin de que los presos comunes puedan intentar algún acto violento contra ellos debido a su presunta relación con la masacre de Madrid. «Están con un chándal blanco que es la única ropa que tienen», explica el abogado.

Las investigaciones apuntan a la posibilidad de que Suresh Kumar y Vinay Kholy facilitaran los teléfonos móviles con los que los autores de la matanza perpetraron la acción.

Suresh reside en España desde 1993. Su hermano pequeño, Rakesh, desde 2000 y el cuñado, Vinay Kholy, desde hace algo más de dos años y medio.

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