Miles de personas acuden al Bosque de los Ausentes a rendir homenaje a las víctimas del 11-M
OLALLA CERNUDA
Una madre junto a su hijo, en el Bosque de los Ausentes. (Foto: Carlos Barajas)
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MADRID.-
Miles de personas, venidas de todos los rincones de la Comunidad de
Madrid, han aprovechado el fin de semana para rendir su particular
homenaje a las víctimas del 11-M en el Bosque de los Ausentes,
inaugurado este viernes en el parque de El Retiro.
El Bosque es un pequeño montículo sembrado con 192 cipreses y olivos,
en homenaje a las 191 personas que murieron en los atentados del 11-M y
el 'geo' muerto en Leganés, rodeado por un riachuelo canalizado "porque el agua es símbolo de vida",
que ha quedado instalado al lado de las canchas deportivas de El
Retiro. "La verdad es que es precioso, el único 'pero' es que está muy
mal señalizado, y no ha sido nada fácil encontrarlo", dice Jorge. El,
como centenares de personas, ha pasado buena parte de la mañana de este
sábado dando vueltas por las 118 hectáreas del 'pulmón' de Madrid hasta que ha dado con el Bosque. Ya
no están las gradas de las autoridades, ni siquiera la corona de flores
blancas que depositaron hace sólo 24 horas los Reyes, pero la impresión
generalizada es que este lugar es "una preciosa forma de rendir
homenaje" a las víctimas, como dice María, que se ha acercado junto a
su marido y su hijo al Retiro desde la Sierra. Los paseos que llevan hasta el Bosque están recién instalados, huele a abono y pese a que hay centenares de personas, todo está extrañamente en silencio. Hasta se oye el canto de los pájaros. Familias
enteras, gente solitaria, e incluso los habituales deportistas de El
Retiro, en bici o corriendo. Todos ellos recorren el pequeño montículo
despacio, en silencio, y casi todos se paran en los mismos puntos: un olivo donde alguien ha dejado una medalla colgada con la inscripción 'Fusil reglamentario Alijares. Marzo 2005' y el altar improvisado que ciudadanos anónimos han hecho en la cumbre de esta pequeña pirámide.
Miles de personas han aprovechado el buen tiempo para acudir al Retiro. (Foto: Carlos Barajas)
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Allí, junto a las velas y los tres cipreses, sobran las palabras. Nadie
es capaz de decir nada, ni siquiera las madres, que sólo intentan
explicar a sus hijos lo que significa todo esto cuando llegan abajo.
"Es que no hay palabras para describir lo que sentimos",
dice una joven, que ha venido con su familia desde El Pozo, una de las
zonas donde estalló uno de los trenes. "Nosotros no hemos perdido a
nadie, pero sentimos la necesidad de venir, de mostrar nuestro cariño
por los que ya no están y por los que ahora lo están pasando fatal",
dice. Muchos de los que han querido visitar el Bosque el primer
día tras su inauguración son extranjeros, como Mara y Geli. "Vivimos en
Madrid desde hace tiempo, por eso queríamos venir. Para demostrar que el dolor no es sólo de los madrileños, es de todos".
Colombianos, ecuatorianos, peruanos... familias enteras se han citado
este sábado en este rincón tranquilo de Madrid para dar un paseo con
los niños "y de paso acordarnos de lo que pasó ese día". Algunos,
que se esconden bajo enormes gafas de sol osculas y pasean solitarios,
buscan consuelo bajando la mirada y tratando de encontrar un sitio en
los bancos. Son el 'objetivo' de una veintena de 'Testigos de Jehová',
que no han dejado pasar esta oportunidad "para vender alguna Biblia,
porque la gente necesita encontrar ese consuelo, y éste -dice una
pareja, señalando una revista- es un buen lugar donde encontrarlo". Ni
siquiera les contestan con negativas. Bastan una mirada y un silencio
para que desistan de su empeño.
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