La Brigada Central de Estupefacientes (Udyco) no informó a la unidad especializada en terrorismo islamista (UCIE), dependiente de la Comisaría General de Información, de que un confidente le había contado en las Navidades de 2003 a uno de los agentes de la unidad que se estaba preparando en Madrid un atentado basado en colocar bombas en trenes.
Según publica hoy EL MUNDO, en su declaración ante el juez de la Audiencia Nacional Juan del Olmo el 22 de abril de 2004, el confidente y testigo protegido afirmó que su cuñado, el marroquí Abderraman Hammadi, en prisión por el 11-M, le comentó "sobre Navidades" que "conocía a gente que iba a poner bombas aquí en los trenes".
El confidente señaló al juez que le dio mucha importancia a esta información y que lo primero que hizo fue intentar ponerse en contacto con uno de los mandos de la UCIE, Ángel Soto, a quien ya había proporcionado datos anteriormente, pero que ya no estaba en Madrid.
Tras ese intento fallido, se puso en contacto con el inspector de la Udyco Evaristo Tobares, a quien recomendó "no coger ningún tren o metro porque sabía que iban a poner bombas en los mismos".
Posteriormente, se volvió a reunir en varias ocasiones antes de los ataques con Hammadi, que tenía tratos con los hermanos Mohamed y Rachid Oulad, que se suicidaron en el piso de Leganés, y con Jamal Zougam, imputado como uno de los autores materiales del atentado.
Tras la masacre, la policía detuvo al egipcio Assad Mohammed El Maksoud, compañero de piso del testigo protegido. Éste acudió a la sede de la Comisaría General de Información con la novia de aquél y habló sobre lo que él sabía del 11-M con un agente identificado como Pedro y, posteriormente, el 19 de abril, con el comisario Juan Manuel Calleja.
Hasta ese momento, y dado que la Udyco no le había informado con anterioridad, la UCIE desconocía por completo estos datos.