Abdelmajid Bouchar, presunto autor de la masacre de Madrid que logró huir a la carrera del piso de Leganés, fue detenido el 23 de junio en Belgrado. Durante 45 días, las autoridades serbias le mantuvieron encarcelado sin saber que se trataba de un terrorista. Hasta que España, vía Interpol, confirmó de quién se trataba, Serbia lo trató como a un inmigrante ilegal, según informa EL MUNDO.
Bouchar viajaba de Subotica (una ciudad al norte de Serbia, en la frontera con Hungría) a Belgrado por vía férrea junto con un compañero argelino. Despertó las sospechas de la Policía de ferrocarriles ya que llevaba unas ropas de calidad para ser un inmigrante.
En el momento de su detención, el sospechoso viajaba indocumentado.Fue conducido ante la Policía, al Departamento de Extranjería. En sus primeras declaraciones, insistió en que era ciudadano iraquí y que su nombre era Midhat Salah.
Fuentes policiales que se ocupaban del caso de Bouchar han manifestado que la Policía no sospechaba de él en absoluto y que tenían la idea de que se trataba de un inmigrante común y corriente que viajaba por Serbia, probablemente en tránsito hacia Bulgaria, Turquía y, posteriormente, Oriente Próximo.
Las mismas fuentes han subrayado que la intención de la Policía serbia era extraditarlo una vez agotado el plazo de los 20 días en prisión, pero que no tenían claro dónde tenían que deportarlo.Entre las gestiones realizadas, los agentes contactaron con la Policía iraquí en un esfuerzo por descubrir su verdadera identidad, pero sin éxito.
Durante los interrogatorios, Bouchar no aportó ni un solo dato.Se mantuvo en silencio. Pero su actitud desafiante sí llevó a pensar a los responsables que frente a ellos no estaba un simple inmigrante ilegal. Fue en ese momento cuando se decidió enviar a Interpol sus huellas dactilares. En poco tiempo llegó la confirmación desde España de la identidad del sospechoso de haber participado en el 11-M.