Un informe de la Comisaría de Información de la Policía Nacional señala que el agente de este Cuerpo, Ayman Kalaji, tuvo un soplo policial que le llevó a comparecer voluntariamente -sólo cinco días después del 11-M- y dar explicaciones sobre los teléfonos que había liberado y que se usaron en la masacre.
En el punto octavo de dicho informe se admite que la comparecencia de Kalaji ante la policía judicial el 16 de marzo de 2004 fue voluntaria, pero se añade: "También es cierto que lo hizo en el transcurso de la investigación policial relativa al teléfono de la mochila bomba desactivada por los Tedax, y para comparecer voluntariamente tuvo que tener la información de la relación entre dicho teléfono móvil y el trabajo realizado por él en ese terminal concreto".
Es decir, la propia Policía apunta que el agente español de origen sirio tuvo información privilegiada que le llevó a acudir a declarar, ya que no cabe otra explicación lógica por la que pudiera saber, apenas cinco días después de la matanza, que el teléfono que se estaba investigando era uno de los que él había liberado en su establecimiento.
Pero, por si quedaba alguna duda, el informe añade en el último párrafo de este punto octavo: "Es de suponer, por tanto, como más verosímil que dicha comparecencia sería a requerimiento de los investigadores policiales".
Esto podría indicar que fue a raíz de su propio trabajo como policía -lo que, curiosamente, ocultó en su declaración, en la que sólo se identificó como comerciante- y por la intermediación de alguno de sus compañeros, por la que tuvo conocimiento de que la investigación podría dirigirse contra él o que eran los teléfonos que él había liberado los que se investigaban en relación con el atentado.
Sólo cinco días
De hecho, el 16 de marzo no había trascendido públicamente nada relevante sobre los teléfonos móviles utilizados en los atentados o sobre el encontrado en la mochila-bomba desactivada por los Tedax que pudiera justificar la comparecencia voluntaria de Kalaji para declarar sobre dichos aparatos.
Hay que recordar que en su declaración se limitó a decir que en su establecimiento se liberaron los teléfonos móviles utilizados en los atentados.
Este nuevo dato del informe policial se revela como fundamental para la investigación sobre la verdad de lo ocurrido el 11-M, sumado al hecho -que se recoge en el mismo informe y que ayer publicó EL MUNDO- de que se apunta hacia el policía Ayman Kalaji como el agente que montó las bombas del 11-M.
Como indicó ayer el PP, es muy significativo que sea la misma Policía la que señale a uno de sus miembros como la persona que tenía la preparación necesaria para manipular los teléfonos y soldar los cables en el vibrador de los móviles para que enlazaran con los detonadores.
Kalaji, actualmente, continúa de baja psicológica y, pese a las advertencias policiales, aún no se ha ordenado judicialmente una investigación más profunda sobre él, sus actividades y sus relaciones, o registros en sus domicilios, como se propone en el mismo informe policial.
En una entrevista que concedió a EL MUNDO hace unos meses, el agente del Cuerpo Nacional de Policía no se mostró muy proclive a informar sobre lo que sabía, pero ya advirtió de que, posiblemente, se vería acusado en los hechos.