Mohamed Haddad, considerado uno de los principales sospechosos de la preparación del 11-M, no se encuentra "en paradero desconocido", como informó la Policía marroquí al juez Juan del Olmo. EL MUNDO pudo encontrarle la pasada semana en el lugar al que acude prácticamente todos los días desde que hace más de un año fuera puesto en libertad sin cargos.
En el momento de su localización, el 21 de septiembre a las 16.00 horas, Haddad ocupaba el centro de una mesa en su café favorito de la calle Fendak Nejjar en el barrio antiguo de Tetuán —a unos centenares de metros del palacio real de Tetuán—, jugando al dominó en compañía de cinco amigos.
Y ello pese a que, según una comunicación oficial enviada el pasado 28 de abril por el Ministerio del Interior marroquí, Haddad estaría "en paradero desconocido", es decir, se encuentra fugado. Las autoridades marroquíes respondían así a un requerimiento de Del Olmo para que se le practicara un análisis de ADN.
En su edición del lunes 19 de septiembre, 'Al Ahdat Al Maghribia', un diario con sus estrechas relaciones con algunos órganos de Seguridad del Estado, informaba de que Haddad estaba siendo seriamente buscado por "las Fuerzas de Seguridad de las zonas del norte de Marruecos".
Dicha supuesta desaparición resulta un tanto inverosímil en un país como Marruecos, donde los ciudadanos están discreta y eficazmente custodiados por la Administración.
En los puestos fronterizos, los viajeros que entran o salen del país tienen que rellenar una ficha de datos personales que el agente envía inmediatamente al ordenador central del Ministerio del Interior. La respuesta de la computadora informa al agente de Policía sobre la situación de la persona que tiene enfrente.
Además, en todos los hoteles hay un agente vestido de civil que tiene acceso tanto a los datos del viajero como a su habitación. Y en los barrios vigilan pequeños funcionarios del Ministerio del Interior.
Según ha podido comprobar EL MUNDO, la presencia de Haddad en el mencionado café no es una casualidad, dado que, como afirma un vecino, "juega al dominó allí casi todas las tardes desde hace más de un año".
En este caso, cuando Haddad se percató de la presencia de este reportero y de otro periodista local, Jamal Ouahbi, tuvo una reacción de sorpresa, pero luego, como si nada, volvió al juego.