Mohamed Haddad, sospechoso de participar en el 11-M y dado por huido durante meses por la Policía marroquí, considera que se encuentra entre la espada y la pared. EL MUNDO ha podido localizarle y conversar con él en Tetuán. "Estoy bloqueado entre los españoles y los marroquíes, y algún día éstos me van a enterrar vivo", explica.
Haddad se expresó así cuando este diario le localizó en pleno centro de Tetuán, a pocos metros del Cine Avenida. Se mostró tenso y nervioso, e insistió en que nunca había huido de la Justicia y en que "todo el mundo" sabe dónde encontrarle.
También explicó que durante su arresto por la DST (la policía secreta marroquí), inmediatamente después del 11-M, se le practicó una toma de muestras biológicas y un análisis de ADN, por lo que no entiende por qué esas muestras no han sido trasladadas a Madrid. Añade que está dispuesto a viajar a España para probar "con fuerza" su inocencia. "Siempre y cuando", advierte, "me devuelvan el pasaporte". Según explica, la Policía marroquí se lo retiró y se niega a devolvérselo.
"Cada vez que voy a comisaría para recuperar mi pasaporte me echan a la calle", asegura. Si esto es cierto, hay algo que no encaja, porque en Marruecos la decisión de confiscar el pasaporte a un ciudadano debe provenir de la autoridad judicial y debe ser motivada. Bajo ningún concepto el Ministerio del Interior tiene autoridad para retener su documentación. De ser cierto lo que cuenta Haddad, debe suponerse que, por las razones que sean, las autoridades marroquíes no están dispuestas a dejarle salir del país.
Haddad añade que no ha hablado recientemente con la Policía marroquí: "Hace más de seis meses que no he sido convocado por la Policía", afirma con rotundidad.
En los días anteriores a la conversación con Haddad en un tugurio del casco antiguo de Tetuán, este reportero pudo comprobar que el "fugitivo buscado por las Fuerzas de Seguridad del norte de Marruecos" -como anunció el rotativo oficialista Al Ahdat al Maghribia- posee una casa en Jamaa Lekbir, a escasa distancia del café donde acostumbra a jugar al dominó.
"De vez en cuando viene a verle alguna persona con pinta de bofia, con quien discute un rato", comenta un tendero. La misma fuente asegura que hace dos meses un "nasrani [cristiano] español" se acercó al barrio y estuvo haciendo preguntas sobre Haddad. "Alguien le indicó dónde estaba y se fue", explica.
Lo cierto es que Haddad, en "paradero desconocido" según las autoridades marroquíes, no se esconde y no parece tener la intención de hacerlo. Tampoco está huido. Hace unas semanas, cuando EL MUNDO publicó la noticia de su supuesta fuga, Haddad se paseaba tranquilamente con esposa e hijo por la estación balnearia de Martil. Su mezquita habitual, donde cumple cotidianamente sus obligaciones religiosas, sigue siendo la Gran Mezquita de Jamaa Lekbir. Vive a la vista de todo el mundo, amigos, conocidos, vecinos y autoridades locales.
Marruecos contestó ayer
Según publica hoy también EL MUNDO, la Embajada de España en Marruecos recibió ayer las diligencias ejecutadas por la policía marroquí, a petición del juez Del Olmo, en relación con Haddad.
Fuentes oficiales de Exteriores explicaron que hasta ese momento, y pese a lo afirmado por las autoridades marroquíes, España no había recibido ningún documento procedente de Marruecos relacionado con Haddad.