BARCELONA.-
El president de la Generalitat, José Montilla, ha conseguido con su discurso institucional de Fin de Año unir a todas las fuerzas de la oposición. Tanto CiU como el PP y Ciutadans han coincidido al definir el parlamento como «gris» y al reclamar a Montilla que «ejerza el liderazgo» que se atribuye a su cargo, que ocupa desde el pasado 28 de noviembre. Montilla, que escogió como escenario para su alocución el Hospital de Manresa, renunció a dar a sus palabras la menor carga política y tampoco aprovechó la ocasión para abordar cuestiones identitarias.
Según Artur Mas, Montilla fue «aburrido». Josep Piqué ha criticado la incapacidad del socialista para generar «ningún tipo de ilusión»; y Antonio Robles ha definido el discurso como un «villancico versión ONG». Sólo Manuela de Madre ha sabido encontrarle las virtudes, según la socialista, fue «sencillo y humano» y consiguió llegar «al corazón de mucha gente». Y es que Montilla rehusó las referencias simbólicas -sólo dos al Estatut para remarcar «que mejora nuestro autogobierno y refuerza nuestra identidad» y pedir «confianza también para desplegarlo»- se centró en un discurso social en el que subrayó la necesidad de «mejorar, durante 2007, la calidad de vida de todos los catalanes»; «esta es nuestra responsabilidad principal», sentenció.
Pero este tono social no gustó a Artur Mas, que ha criticado que el president no hiciese «ni una sola referencia sobre el hecho nacional catalán, sobre la personalidad propia de Cataluña».Mas ha asegurado que los convergentes están «a favor de las políticas sociales de verdad» y ha apuntado que «se puede hacer discurso lleno de contenido social y lleno de temple catalanista». De igual manera el convergente ha opinado que «pedir confianza a estas alturas me parece un poco excesivo» porque «han de trabajar para que algún día la gente pueda tener más confianza de la que inicialmente pueda generar este gobierno».
Por su parte, el presidente de los populares catalanes, Josep Piqué, ha recordado que el discurso de Montilla fue «coherente» con su estilo de gestión, porque «intentó evitar la polémica y los conflictos»; de igual manera ha criticado que fuera incapaz de generar «ningún tipo de ilusión» entre la ciudadanía. Según Piqué, el primer discurso del presidente de la Generalitat fue «correcto» y se mantuvo en sintonía con el que pronunció en el debate de investidura; lo que no es óbice, según el popular, para que resultara «gris». De igual manera Piqué también resaltó que Montilla eludió entrar en «debates identitarios» y obvió abordar «las decisiones que necesita el país», informa Efe.
Despolitizado
Los últimos en llegar al Parlament, Ciutadans-Partit de la Ciutadania han valorado positivamente que el presidente de la Generalitat «despolitizara bastante» su discurso con respecto a sus predecesores, «sobre todo en el tema de la identidad». Pero esa consideración no ha evitado que Antonio Robles coincidiera con el resto de formaciones en que el mensaje de Montilla no fue el propio de un presidente de la Generalitat, «que tiene que ejercer el poder».Así, el diputado de Ciutadans concluyó calificando el discurso del presidente catalán de ser como un «villancico versión ONG».
Sólo la vicepresidenta del PSC, Manuela de Madre, ha alabado el mensaje del presidente de la Generalitat. El mensaje, según la vicepresidenta de los socialistas catalanes, que Montilla tiene la voluntad de «hacer políticas al servicio de la mayoría de las personas, para servir a Cataluña, a los catalanes y las catalanas».
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