JOSÉ MANUEL BLANCO
SALAMANCA.-
El tradicional homenaje que rinde cada 31 de diciembre el Ayuntamiento de Salamanca a Miguel de Unamuno con motivo de su muerte estuvo marcado en esta ocasión (70º aniversario) por los pitos e insultos contra el alcalde de Salamanca, Julián Lanzarote, a causa de la decisión adoptada el pasado 28 de diciembre en contra de rehabilitar simbólicamente al escritor como concejal del Consistorio salmantino.
Lanzarote y la presidenta de la Diputación, Isabel Jiménez, que también es concejala del Ayuntamiento y se opuso a la anulación de la moción que destituyó a Unamuno de su cargo de concejal el 13 de octubre de 1936, tuvieron que soportar los silbidos en su contra cuando se dispusieron a colocar la corona de laurel a los pies de la escultura de Unamuno, realizada por Pablo Serrano.
«Fuera, fuera», «hipócrita» o «cara dura» gritaban contra los dos políticos del PP muchos de los espectadores -en total se congregaron unos 800- que asistieron al acto. Esos improperios fueron silenciados de forma inmediata al sonar el himno de España.
Al mismo tiempo, la Policía Local se enfrentaba a un hombre que pretendía mostrar una pancarta contra el alcalde de Salamanca, sin que el incidente pasara a más.
Al finalizar el himno de España, los aplausos fueron la tónica predominante en la plaza de las Ursulas, lugar donde se encuentra la escultura de Unamuno, situada enfrente de la casa del escritor donde murió el 31 de diciembre de 1936.
La tensión vivida durante la celebración del homenaje, se debió a la negativa del Partido Popular del Ayuntamiento de Salamanca a anular una moción municipal adoptada en reunión secreta el 13 de octubre de 1936 para destituir a Unamuno como concejal del Ayuntamiento.
El enfrentamiento
En su día, el autor se enfrentó al general Millán Astray, durante los actos de la fiesta de la Raza celebrada en la Universidad de Salamanca. Tras el grito de «Viva la muerte» dado por el militar, el intelectual pronunció la célebre frase «Venceréis pero no convenceréis».
Al homenaje acudieron, como suele ser costumbre, distintos familiares del escritor y rector de la Universidad. Su nieto, Miguel de Unamuno, resaltó el carácter entrañable del acto y consideró los gritos y silbidos al alcalde Lanzarote «una mera anécdota» porque, como señaló a los medios de comunicación, el escritor «está suficientemente rehabilitado ante el pueblo de Salamanca, ante la gente, que es lo que él hubiera querido».
El nieto reconoció, sin embargo, que la anulación de la moción municipal hubiera sido «el colofón» a esa rehabilitación pero matizó: «No sé si él lo hubiera pedido. Quizás, por su carácter, hubiera rechazado ese gesto».
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