PEDRO BLASCO / ALFREDO MERINO
MADRID.-
Espectáculo total. La San Silvestre Vallecana se ha convertido en un enorme aliciente en la Nochevieja madrileña y un referente del calendario atlético mundial. Ayer mismo, la noticia sobre la prueba abría la página en internet de la Federación Internacional (www.iaaf.org). La organización, mejorada año a año, explica en parte este vigor.
El keniano Eliud Kipchoge ganó por segunda vez consecutiva en el estadio del Rayo y rompió su propio récord con una marca de 26:54, aunque es difícil homologar este tiempo como récord, ya que el recorrido ofrecía una modificación en el desnivel. Se batió otra marca y fue la de participación en la carrera popular, que se corre antes, y en la que este año salieron 25.000 personas en un ambiente de fiesta total. Uno de los cambios de esta edición era la cuesta de la calle Concha Espina, a pocos metros de la salida. Es una pared y partió el grupo de la carrera de profesionales en mil pedazos, dejando en cabeza una selección de una docena de los favoritos, que viajaron juntos tan solo dos kilómetros.
Los constantes tirones del eritreo Tadesse dejaron el grupo reducido a tres, con el propio eritreo y el australiano Mottram y el keniano Kipchoge. El dúo español de Jesús España y Chema Martínez se quedó con un segundo pelotón que, a media altura de Serrano, sólo intuía donde iba la cabeza por las luces de las cámaras que veían a lo lejos. El propio Chema Martínez llegó a decir al terminar la prueba que el ritmo que imprimieron los dos africanos en los primeros kilómetros fue «salvaje». Tadesse pagó después el esfuerzo de estar tirando esos metros y tras dejar al gigante autraliano no pudo sobrevivir a Kiphoge, que le superaba en la misma línea de meta.
Jesús España y Chema Martínez fueron aclamados en la entrada al estadio, de la mano, cuarto y quinto. «He salido fuerte, pero intentando controlar. Ha habido un momento en que he tenido que agarrarme al ritmo de Chema y, aunque al final me sentía con fuerzas, no quise atacarle después de haberme aprovechado de él. Somos amigos, nos hemos mirado y hemos decidido entrar juntos».
La letona Jelena Prokopcuka no tuvo rival entre las féminas. Dejó a la australiana Benita Johnson y a Marta Domínguez y se encaminó en solitario hasta Vallecas. Domínguez, vencedora en 2002 y 2003, fue tercera a casi dos minutos de la vencedora Prokopcuka, pero se llevó la gran ovación de la noche. La fiesta terminó con una espectacular quema de fuegos artificiales sobre el estadio, mientras los atletas continuaban limpiándose la espuma que les tiraron a la cara.
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