EDUARDO J. CASTELAO
MADRID.-
Hace justo un año, el 2 de enero de 2006, un par de técnicos habían recibido en su teléfono móvil una llamada del Atlético. Miguel Angel Gil ya se había planteado la posibilidad de destituir a Carlos Bianchi, que apenas aguantaría 10 días más. El Atlético era undécimo, tenía 19 puntos y el vestuario bufaba contra el argentino, que se marchó con casi ocho millones de euros bajo el brazo. Después de 365 días, hoy el equipo vuelve a los entrenamientos tras las mejores Navidades que se recuerdan en la casa. Cuarto, con 28 puntos en 16 jornadas y en los octavos de final de la Copa del Rey.
En los despachos cruzan los dedos para que todo siga igual. El futuro se escribe, en buena medida, durante las próximas cuatro semanas. Un mes de enero que puede relanzar definitivamente las esperanzas o poner, de nuevo, el freno de mano en la recuperación del lugar perdido. Son seis partidos en 22 días, cuatro de Liga y dos de Copa del Rey. El reto comienza el próximo sábado, cuando los de Aguirre reciben en el Calderón al Nàstic, un rival propicio -es el colista, sólo ha ganado dos partidos en Liga- para mantener el cuarto puesto arrancado gracias al empate logrado en el Camp Nou.
Después vendrá la Copa, única competición donde el equipo tiene opciones reales de levantar un título más de una década después del último. El rival, Osasuna, y con la dificultad del primer partido en casa -el martes día 9-. Al siguiente fin de semana, de retorno a la Liga, viaje a Vigo para enfrentarse a un Celta que sólo ha sido capaz de ganar en uno de los ocho partidos donde ha ejercido como anfitrión. Después, visita a Pamplona para jugar la vuelta de los octavos de final de Copa. Como cierre de esta particular cuesta de enero en rojo y blanco, el Atlético recibirá en el Calderón al propio Osasuna y al Racing de Santander, en lo que supone el inicio de la segunda vuelta de la Liga. El triunfo en la eliminatoria de Copa le otorgaría la opción de jugar un séptimo partido este mes, la ida de los cuartos de final, el día 31.
Optimismo. «Por ahora las cosas se están haciendo bien», decía ayer Agüero en la web del club, muy sonriente. El pequeño argentino, el hombre de los 23 millones, el fichaje más caro de la historia de la institución, comienza a responder. Es el máximo goleador del equipo -cinco- junto a Torres, y su aparición frente al Levante y al Barcelona transforma en puntos y triunfos la inversión. «Estoy muy contento. Sobre todo por cómo me trata la gente, a la que espero devolver sobre el campo todo el cariño que me están dando. El equipo ha evolucionado desde el mes de septiembre y seguirá haciéndolo. Tenemos muchas ilusiones en la Copa y, si seguimos por este camino, vamos a ver si podemos celebrar con la afición la clasificación para Europa a final de temporada», añadió.
Tan tranquilo está el club que la negativa de Quaresma a venir no ha variado ningún plan. Se sigue trabajando en un hombre de banda, pero la prioridad es acelerar la recuperación de Maxi y Martin Petrov.
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