Apenas unas décimas separaron a ambos partidos en los últimos y penúltimos comicios municipales. En 2003, el PSOE cosechó el 34,83% de los votos y el PP, el 34,29%. En 1999, el PP superó al PSOE con un 34,44% frente al 34,26%. La diferencia fue mayor en 1995, cuando los populares sumaron el 35, 27% y los socialistas, el 30,84%.

En todos los casos, el partido que ganó las municipales -pese a que la traducción en número de concejales no siempre favorece al partido ganador- resultó vencedor en las siguientes generales.De ahí que, por pequeño que sea el margen, el resultado de estas elecciones, indefectiblemente, se analizan en clave de tendencia política, por encima de cualquier sondeo del CIS.

Así que Rajoy y Zapatero también se la juegan, aunque entre los dos, mucho más el presidente del Gobierno que el aspirante a la sucesión. Cualquier pérdida del partido del Gobierno a tres años de la legislatura será interpretada en clave de fin de etapa.

La plaza de Madrid

Además, la batalla entre ambos líderes nacionales se hará esta vez especialmente visible en Madrid, donde el PP y el propio Ruiz-Gallardón ya han enfocado su precampaña frente a Miguel Sebastián identificándolo como la apuesta personal de Zapatero.

Socialistas y populares se preparan ya para la campaña más dura de la legislatura, centrada esta vez en una quincena de capitales de provincia.

Y es que están en liza las alcaldías populares de León, Toledo, Valladolid, Orense o Cáceres, y las socialistas de Segovia, Palencia, Guadalajara, Cuenca, Zaragoza, Teruel, Sevilla, Lugo o La Coruña.Serán muy pocos los votos que decidirán todos estos gobiernos municipales, condicionados, además, por unas coaliciones poselectorales que, en teoría, favorecen al PSOE y obligan al PP a necesitar la mayoría absoluta.

Prueba de la dureza de la campaña que se avecina es la tensión que está generando la precampaña, más centrada que nunca, en esta ocasión, en los casos de presunta corrupción. Unos casos que también están condicionando los sondeos sobre las elecciones autonómicas y que, de la mano de la Fiscalía, están empezando a perjudicar a los populares en Baleares y también en Canarias, donde se presenta, el ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar.

El caso de Baleares es el que tendría, en su caso, más consecuencias, puesto que se trata de una de las plazas del PP que se daban por seguras, junto a las de Madrid, Valencia, Murcia, Castilla y León, La Rioja. El PP, a través de UPN, puede perder, sin embargo, esta última comunidad, según un reciente sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO, en favor de una coalición de Gobierno entre el PSN y los nacionalistas vascos.

Pero, en general, el hecho de que no haya elecciones en Galicia, Cataluña, País Vasco y Andalucía -las más difíciles para los populares-, favorece al PP en el cómputo de votos autonómicos.Además, la formación liderada por Rajoy cuenta con otra ventaja de partida, como es la expectativa generada por la retirada de dos veteranos e imbatibles candidatos del PSOE, como José Bono en Castilla-La Mancha y Juan Carlos Rodríguez Ibarra, en Extremadura.Serán José María Barreda y Guillermo Fernández Vara los llamados a revalidar sendos cargos, frente a María Dolores de Cospedal y Carlos Floriano, respectivamente.

De hecho, si no Extremadura, Castilla-La Mancha figura ahora en las expectativas del PP, si bien el sondeo de EL MUNDO sólo apunta a un desgaste del PSOE en votos sin pérdida efectiva de ambos Gobiernos autonómicos.

De la misma manera, los populares no descartan la conquista de Cantabria, Asturias o Aragón -por este orden-, aun cuando según el sondeo de Sigma Dos, los socialistas conservarán estas plazas e incluso tiene posibilidades de recuperar Canarias.

Asturias podría ser 'popular'

En realidad, la situación en Asturias es la más ajustada porque el Gobierno del socialista Alvarez Areces, apoyado por IU, está amenazado por un PP que apunta como el partido más votado, a un sólo un escaño de la mayoría absoluta. El hecho de que los populares necesiten más de la mitad de los votos para gobernar se comprobó, de hecho, en Cantabria, donde desde las pasadas elecciones autonómicas gobierna el regionalista Miguel Angel Revilla, con apoyo del PSOE, pese a que el PP era el más votado.Lo que registran los sondeos es que el PSOE puede pagar ahora un precio por aquella decisión y que el PP, se encuentra ya al borde de la mayoría absoluta.

Por otra parte, los presidentes de las autonomías donde no se celebran elecciones, también se la jugarán de cara a sus respectivos partidos. Una subida de votos del PP como la que se prevé en las municipales de Andalucía, por ejemplo, no amenazaría la suerte de Chaves pero sí la de Zapatero. Y al contrario, no aseguraría el triunfo de Arenas en 2008 pero sí ayudaría a Rajoy, en tanto dicha Comunidad es, junto a Cataluña, uno de los graneros de votos imprescindibles para ganar en las elecciones generales.

Por algo, de aquí a mayo, las maquinarias nacionales de los dos partidos han echado ya todo el carbón a la caldera.