MANUEL SANCHEZ
Se ha hecho de forma discreta, pactada, consensuada o voluntaria.Se ha hecho sin ruido. No han hecho falta ni los sindicatos ni los tribunales. Pero el secretario general del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, ha planteado con éxito un Expediente de Regulación de Empleo (ERE) en su partido, sin el menor coste político, sacando de plantilla a todos aquellos que tenían demasiados trienios y demasiada indisciplina, como suele hacerse en los ERE.
Así, históricos del socialismo democrático como Francisco Vázquez, ex alcalde de A Coruña; José Bono, ex presidente de Castilla-La Mancha y ex ministro de Defensa; Pasqual Maragall, ex presidente de la Generalitat o el todavía presidente de la Junta de Extremadura, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, se han acogido a la una indemnización de 45 días por año trabajado, más el subsidio por desempleo hasta llegar a la edad de jubilación.
Cierto es que cada uno ha elegido su camino y siempre consensuado con la empresa (Zapatero), pero la realidad es que del PSOE de la Transición ya sólo queda el irreductible Manuel Chaves, junto a algunos diputados históricos -como Alfonso Guerra o José Acosta- que, muy probablemente, no seguirán en la próxima legislatura por decisión propia.
Zapatero ha completado en 2006 el total y completo relevo generacional en el PSOE y, lo más sorprendente, es que no le ha costado división interna alguna ni mayor coste político.
Primero fue Paco Vázquez, que se fue encantado como embajador en El Vaticano. Después, José Bono abandonó su ministerio para, presuntamente, dejar la vida política. Más tarde, Pasqual Maragall no fue invitado a repetir como presidente a la Generalitat. Y, por último, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, decidió no volver a concurrir a las elecciones autonómicas y pasar a la vida civil.Cuatro pesos pesados en los últimos 30 años del PSOE se han ido en 2006 y, casi nadie, se ha dado cuenta. Algunos en el nuevo PSOE respiran más tranquilos. Otros dicen que se les echará de menos.
|
