MARIA RAMIREZ
Rumanía y Bulgaria son los nuevos socios de la UE con un sí y 77 peros. Éste es el número de veces que la Comisión Europea utilizaba la expresión sin embargo en su informe final de septiembre para aceptar la entrada de los dos países del Este, que aún serán sometidos a revisiones periódicas y tendrán menos derechos que el resto.
Los 22 millones de rumanos y 7,8 de búlgaros, rechazados en 2004, el año del big bang hacia Europa oriental, por su corrupción y su atraso económico, no podrán trabajar sin permiso en la mayoría de los países de la UE durante los próximos dos años -hasta Reino Unido, amigo de las ampliaciones y de la apertura de los mercados, ha instaurado la moratoria que no aplicó a los anteriores del Este-. Su carne y otros productos cárnicos estarán vetados durante al menos 10 meses. Y las líneas aéreas, en el caso de Bulgaria, pueden tener prohibidos los vuelos en territorio comunitario desde febrero por deficiencias de seguridad (en su flota de aviones, figuran docenas de viejos aparatos soviéticos).
Lo que el primer ministro búlgaro, Sergei Stanishev, llamó el pasado otoño «la auténtica y definitiva caída del muro de Berlín» y el presidente de la Comisión, Durao Barroso, «la reunificación de la familia europea», es aún un encuentro a cierta distancia.Rumanía y Bulgaria ni siquiera podrán, de momento, beneficiarse del gran gancho de la UE, los fondos de cohesión, por su limitada capacidad para absorber y gestionar las ayudas de 40.000 millones de euros que les corresponderían para los próximos siete años.
|