CARMEN SERNA
A sólo cinco meses de las elecciones municipales (el 27 de mayo), cualquier conductor que cruce la circunvalación se hace la misma pregunta... «¿Van a acabar las obras a tiempo?». ¿A tiempo de qué? El alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, ha hecho una apuesta para las urnas, casi única, con las obras de la M-30.De que se cierre hasta la última zanja, depende, en gran medida, su victoria.
Hasta el momento, los plazos marcados parecen respetarse e incluso, en algunos tramos se han adelantado. Ya se ha abierto más de la mitad de los proyectos y, a finales de año, la atención se centra en el tramo del río Manzanares, donde se está soterrando toda la M-30 con la intervención de las dos tuneladoras más grandes del mundo: Tizona y Dulcinea.
Las dos máquinas de 15 metros han terminado su trabajo (a un ritmo histórico) y ahora se rematan los dobles túneles, los ramales y las entradas y salidas. Si no pasa nada en estos cinco meses, siempre antes del 27 de mayo, Ruiz-Gallardón podría inaugurar el famoso Nudo Sur y circular por uno de los túneles más seguros del mundo, con tres carriles por sentido.
En la reforma participan las empresas más importantes del país (ACS, Dragados, Ferrovial, FCC, Acciona, Necso, Entrecanales...), lo que es para el Ayuntamiento una garantía más que de resultado de tiempo. El tramo más retrasado es el del río -no se pudo empezar hasta que la Confederación Hidrográfica del Tajo dio su permiso-, pero desde entonces se trabaja a turnos las 24 horas del día, los 365 días del año. Incumpliendo incluso el convenio de la construcción.
Por eso, si no pasa nada, antes de las elecciones, Ruiz-Gallardón podrá decir eso de «Queda inaugurada esta carretera».
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