Difícil es prever qué ocurrirá con el mercado de la vivienda en 2007, pues año tras año las estimaciones de los expertos quedan enterradas por la realidad, que no es otra que por mucha subida de Euribor que haya y mensajes alarmistas sobre el alto endeudamiento de las familias, la contratación de los créditos hipotecarios sigue imparable. Y esto significa que las viviendas se seguirán vendiendo en 2007, eso sí, a un ritmo quizá inferior al que lo han hecho este año y los anteriores.
Según los datos de la Asociación Hipotecaria, el ritmo de contratación de créditos para vivienda se ralentizará este año y crecerá un 10%, frente al 20% de 2006. Las previsiones de esta asociación son tradicionalmente conservadoras, pero otros expertos confirman que es muy difícil que con la tendencia al alza de los tipos de interés se puedan mantener ritmos de crecimiento como los actuales, y mucho menos los que se alcanzaron en años precedentes (28%).
Pero el mercado no para. En el año que acaba de finalizar salieron al mismo casi un millón de viviendas nuevas en toda España, y por ahora no se detectan excedentes.
Y eso que el Euribor no ayuda a poner fácil acudir al banco a pedir una hipoteca. El último dato disponible del índice de referencia de estos préstamos marca su nivel más alto desde junio de 2002.En noviembre pasado se situó en el 3,864%, en lo que supuso su decimocuarta subida mensual consecutiva.
No hay hipoteca variable que se libre de estas subidas y los expertos e instituciones ya vienen alertando de la creciente morosidad de las familias españolas. Aunque aún no se percibe una ralentización muy marcada en el ritmo de concesión de créditos, sí que es verdad que, este año que acaba de comenzar, los bancos han desplazado al préstamo hipotecario como producto estrella.Ahora, las entidades financieras apostarán por los créditos al consumo, si bien curiosamente muchos de ellos van destinados a la compra de mobiliario para las viviendas.
Y, mientras tanto, el Banco Central Europeo (BCE) lo ha dejado muy claro, los tipos de interés van a seguir subiendo, y por ende el coste del dinero. Empezaron 2006 en el 2,5% y han terminado en el 3,5%, para ir colocándose a mediados de este año 2007 en torno al 4%.
Mientras el precio del dinero se encarecerá aún más este año, el de la vivienda, por fin, parece haber enfilado la senda de la moderación. Los expertos apuntan a subidas moderadas de entre el 8% y el 10%, en línea con lo que lo han hecho en 2006.
Sin embargo, la ministra de Vivienda, María Antonia Trujillo, se ha atrevido a aventurar recientemente que los precios de la vivienda «se acercarán a la subida del IPC», es decir, en torno al 2%. Estimación poco creíble para los expertos del sector.Trujillo esperará a la publicación de los datos del último trimestre de 2006 para hacer sus cálculos. Según sus datos, en los últimos dos años, los precios de la vivienda libre han ido creciendo por debajo del 18,4%, hasta situarse en el 9,8% en el tercer trimestre de 2006, últimos datos oficiales disponibles.
El efecto de la corrupción
Pero uno de los factores que ha venido a vapulear aún más los procelosos cimientos del mercado inmobiliario ha sido la corrupción urbanística, especialmente ligado a los ayuntamientos. La cada vez más activa actuación de la Justicia y el oportunismo de las fuerzas políticas para desempolvar como arma arrojadiza electoral un problema que España arrastra desde hace 20 años está calando en la opinión pública. Los nuevos compradores de vivienda, especialmente los más jóvenes, ven con recelo no sólo los altos precios sino también las supuestamente atractivas promociones inmobiliarias.
La pérdida de credibilidad del mercado y todos sus actores (promotores, administraciones...) se ha acentuado con los casos de corrupción urbanística en municipios como los de Marbella, Seseña, Ciempozuelos, Guadalajara, Telde y Andtrax, entre otros muchos. En el marco de este contexto, durante 2007 los movimientos sociales por la vivienda digna y los colectivos okupas se van a convertir en el azote de las administraciones, incapaces de aportar soluciones al ya endémico problema de la vivienda.
Manifestación contra la precariedad y por una vivienda digna, en octubre. / JOSÉ AYMA