Distintos efectivos del Cuerpo de Bomberos, de la Policía Científica y de la Guardia Civil continúan buscando entre los escombros a Diego Armando Estacio, de 19 años, y a Carlos Alonso Palate, de 35. Perros especializados rastrearon el lugar varias veces, sin éxito.

El director de Emergencias del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Alamo, señaló ayer que desde la mañana del domingo se han retirado unas 1.200 toneladas de escombros. Destacó que los efectivos ya han accedido al núcleo de la explosión y que los vehículos que se encuentran son minuciosamente examinados por la Policía Científica.

Algunas fuentes que participan en el rescate apuntaron la posibilidad de que el cuerpo de Diego Armando Estacio no llegue a aparecer. El joven ecuatoriano se encontraba a escasos metros de la furgoneta cargada con más media tonelada de explosivos que ETA hizo estallar.

Las familias están alojadas desde la noche del sábado en el hotel Auditorium, en las proximidades del aeropuerto, y reciben información detallada sobre las tareas de búsqueda y la asistencia de un equipo de seis psicólogos de Protección Civil.

El director general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, José Manuel Rodríguez Uribes, que pasó la tarde en el mismo hotel coordinando la asistencia a las familias, reconoció que «se les prepara para lo peor» y destacó la importancia de que se sientan respaldadas. En este sentido, aclaró que se había hecho un especial esfuerzo para reunir al mayor número posible de familiares de los desaparecidos.

Así, la madre y la hermana de Diego Armando Estacio aterrizaron la noche del domingo en Barajas procedentes de Milán, donde residen. Y uno de los hermanos de Carlos Alonso Palate, Luis Jaime, llegó ayer desde Quito. Nada más tomar tierra, declaró a Efe que se temía «lo peor». Además, la Generalitat valenciana mediará para que la empresa en la que trabaja uno de los amigos de Palate le conceda unos días más de permiso, informa Guillermo Ruiz.

Esther López, una de las psicólogas que atiende a los allegados de los ecuatorianos, señaló que «se encuentran bien, dentro de la angustia que supone la espera». Añadió que, si en algún momento manifiestan alguna esperanza, «se intenta que la retiren inmediatamente».

La psicóloga insistió en que fueron ellos mismos quienes pidieron acudir al aparcamiento siniestrado, pese a que se les advirtió de que podía ser una experiencia muy dura. No obstante, precisó que, tras comprobar in situ el estado de destrucción del edificio, se encuentran más serenos, ya que han asumido la práctica certeza de que los dos desaparecidos habrían muerto en el atentado.

Los parientes de los dos jóvenes ecuatorianos llegaron a la T-4 en una furgoneta hacia las 13.30 horas, acompañados por Rubalcaba y Rodríguez Uribes. Permanecieron unos 15 minutos observando el lugar de la explosión y recibiendo explicaciones de los equipos de rescate. La novia de Diego Estacio, Verónica Arequipa, parecía especialmente afectada.

Posteriormente, el ministro explicó que los familiares habían señalado la zona en que los desaparecidos habrían aparcado sus vehículos, por lo que se intensificará la búsqueda en esos lugares. Rubalcaba reconoció que «la esperanza es, evidentemente, remotísima» y calificó de «salvajada» el atentado, aunque no ofreció datos sobre el explosivo utilizado ni precisó la carga empleada.

Las tareas de desescombro se mantienen ininterrumpidamente. Los equipos de rescate incluso tomaron las uvas en el aparcamiento, aunque no brindaron por respeto.