ADRIAN CORNEJO
Agentes antidisturbios de las Unidades de Intervención Policial disolvieron, a las 2.00 horas del primer día del año, a cerca de 500 jóvenes que estaban organizando un altercado porque, pese a haber comprado su entrada de Nochevieja con anterioridad, no podían acceder a la discoteca Jácara, situada en el número 26 de la calle Galileo.
El portavoz de Emergencias Madrid, Javier Ayuso, explicó que a esa misma hora «efectivos de la Policía Municipal cerraron la puerta del local para evitar que siguiese entrando gente, ya que, a pesar del medio millar de personas que se encontraba en el exterior, la discoteca ya había completado la capacidad de su aforo con otras 400». El propio Ayuso relató cómo «los jóvenes que se encontraban fuera empezaron a lanzar objetos y vallas metálicas contra la fachada de la discoteca», lo que obligó a los agentes municipales a requerir el apoyo de la Policía Nacional, que finalmente disolvió la concentración. El enfrentamiento violento sólo tuvo que lamentar un herido, un joven de 17 años que fue atendido con contusiones leves y trasladado al Hospital Clínico.
Sin embargo, algunos padres se quejaron de que se cerraron las puertas y no se permitiera salir a los chicos, lo que podría haber causado una desgracia mayor.
Posteriormente, la Policía Municipal ordenó el cierre del local y levantó un acta de inspección al mismo, tras constatar que en su interior había menores y comprobar que la discoteca, una sala de fiestas con entrada prohibida a los menores de 18 años, no tenía autorización especial para celebrar una fiesta light, informó Emergencias Madrid.
Este motivo puede acarrear una inminente sanción a la sala por parte de la Comunidad de Madrid. Además, el Ayuntamiento analizará hoy la posibilidad de imponer otra por exceso de aforo.
El resto de fiestas que tuvieron lugar en la capital se desarrollaron con relativa normalidad. La Puerta del Sol se llenó, como cada Nochevieja, para celebrar el nuevo año, con la única novedad de la superficie disponible dentro de la plaza.
Las obras que se están acometiendo en el lugar aumentaron el ya habitual gran volumen de personas, provocando la apertura de vallas de protección para desahogar algunas zonas. Además, en todos los accesos a Sol, se repartieron vasos de plástico, para evitar la entrada de botellas de cristal y objetos contundentes.
En la del Real Canoe Natación Club, se reunieron menos personas de lo previsto. La especulación sobre su posible cierre a última hora hizo que la venta de entradas no llegase a la mitad, «perjudicando injustificadamente a una fiesta con experiencia y con toda la seguridad», según los organizadores.
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