Martes, 2 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6225.
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Lo terrible del terrorismo es que, en última instancia, destruye a quienes lo practican (Terry Waite)
 MADRID
Speaker's corner
Primera columna del Año Siete
LEOPOLDO ALAS

Que tu entrada sea fulminante y tu salida a la francesa». Con estas palabras me felicitó el año mi amigo Carlos Borsani. Pero, para fulminante, la salida. La recordaremos siempre como la Nochevieja en la que otro atentado de ETA lo mandó todo a tomar por culo. Luego vi rostros desencajados por el odio en la manifestación de la AVT, pidiendo la dimisión del presidente del Gobierno. Era eso lo que querían. Su cabeza. Y sin embargo a mí, que empiezo el 2007 como un equilibrista en el desfiladero, en el filo de la navaja, el cuerpo, el corazón, la inteligencia me piden justo lo contrario: apoyar al presidente. Querido Zapatero, sospecho que, en tu idealismo y en tus buenas intenciones, que el filósofo emérito Gustavo Bueno ha bautizado críticamente como «el pensamiento Alicia» pero que, para los que te apreciamos a conciencia es un regalo insólito en un país así, de terrorismo y de fiestas, de políticos innobles e insolidarios incapaces de tener un solo gesto de generosidad, y con un pueblo que no tiene la menor confianza en sus políticos; sospecho, digo, que siendo como eres, no adoptarás el rol de firmeza que ansían los vasallos de esta postdemocracia fané y descangallada. Dijiste que el proceso de negociación ha quedado suspendido cuando ellos quieren escuchar que está roto, que se acabó lo que se daba. Te piden un gesto de firmeza y, digámoslo claro, de férreo autoritarismo. Pero tú eres el Bambi de hierro, como te bautizó Alfonso Guerra, y te mantienes firme en unos principios (cuando, a nuestro alrededor, se prodigan los finales), a una convicciones y a unas maneras que no sabes cuánto agradecemos algunos, y ojalá fuéramos muchos. Presidente, estaría dispuesto a aceptar, por no perderte, que en un rapto de marrullería política representaras el papel que quieren ver, del duro que toma las riendas de la situación y vuelve al llamado Pacto Antiterrorista. Pero mucho me temo que eso no lo vas a hacer. No al menos del modo que ellos esperan. Es extraño y doloroso que tu intención de terminar pacíficamente con la lacra del terrorismo etarra no sea comprendida ni compartida. ¿Acaso hay otra manera de erradicarlo? ¿Acaso con el odio y con la venganza? Ah, sí, claro, con la ley. Pero también con la ley en la mano han ahorcado a Sadam Husein, un tipo tan despreciable e intolerable como la pena de muerte. Espero no tener que decir demasiado pronto que fuiste mi presidente. Que lo sigas siendo y que la fuerza, tu fuerza, nos acompañe.

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