Martes, 2 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6225.
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Nunca lo utilizo, pero me encanta tenerlo en mi coche
Los conductores británicos se inclinan por los accesorios vistosos, mientras que las conductoras prefieren instalar dispositivos prácticos
FERNANDO I. LIZUNDIA

MADRID. - Aseguran los sociólogos que la aparente aversión de las mujeres hacia la tecnología es una falacia. Los estudios realizados hasta la fecha demuestran más bien todo lo contrario, les gusta tanto como a los hombres, aunque ellas ponen una condición: que tenga alguna utilidad.

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A los varones, sin embargo, la tecnología les atrae por lo que es: algo nuevo, con eso basta. El reto de aprender a manejar cualquier cacharro desconocido tiene para ellos un atractivo irresistible.

Un estudio realizado en Gran Bretaña por lastminute.com, el principal operador online europeo de viajes y ocio, corrobora esta tesis. Según la encuesta, los conductores de aquel país no dudan en adquirir accesorios de gama alta que no necesitan y que, en algunos casos, nunca llegan a utilizar.

El informe señala que, a pesar de que en el momento de la adquisición de su vehículo nuevo los automovilistas tienden a elevar el precio de sus coches con extras y todo tipos de accesorios, aún se gastan otros 1.600 euros en dispositivos adicionales.

Los dispositivos más buscados son los detectores de radar, los reproductores de DVD y los sistemas de navegación por GPS, que en Gran Bretaña tiene un coste medio de 445 euros.

Sin embargo, llegada la hora de la verdad, resulta que más de una cuarta parte de los encuestados reconoce que prácticamente nunca utiliza estos aparatos.

En concreto, un 19% admitió que ni tan siquiera lo había tocado en los seis meses anteriores a la entrevista. Otro 8% reconoció que no lo había hecho en el año previo a la encuesta. Respecto al 73% restante, la mayoría afirma que utiliza sus tecnodispositivos con la misma asiduidad que la media de las parejas estables europeas lo hacen con el sexo: una vez por semana.

Las razones de este aparente desinterés por unos aparatos que en su momento les aligeraron convenientemente las carteras son muy variadas. Un 38% dice que no hace uso del dispositivo, porque simplemente no sabe cómo funciona. Otro 26% reconoce que no lo utiliza porque, en realidad, lo compró no podía soportar que sus amigos y sus compañeros de trabajo lo tuviesen, y él no.

Los estetas representan el 18% de los encuestados. Este colectivo admite que compró el adminículo en cuestión porque con él instalado el coche ganaba mucho. Así que una vez montado, se convierte en un mero adorno.

Entre los dispositivos antes citados, el que menos simpatías despierta entre sus propietarios es el detector de radar, ya que sólo un 6% de quienes lo adquirieron en su momento reconoce que lo utiliza con cierta frecuencia.

En este ranking del desamor, aparece a continuación el navegador -que también responde al alias de El GPS-, ya que sólo uno de cada ocho poseedores de este tipo de sistemas de localización asegura que lo emplea al menos una vez a la semana. El lector de CD con capacidad para seis discos es el que mejor trato recibe, ya que es utilizado con alguna asiduidad por uno de cada cuatro propietarios.

«Los hombres buscan símbolos de estatus que no llegan a utilizar, pero de los que pueden presumir. Y los compran porque les gusta el aspecto que tienen», asegura Susana Beltrán, responsable de Marketing de lastminute.com.

En esto de la tecnología sucede como en las relaciones de pareja y las mujeres también demuestran aquí mayor fidelidad y perseverancia que los hombres. De hecho, el 80% de las encuestadas reconocía que utiliza con regularidad el aparato [electrónico] en cuestión: al menos una vez por semana.

Pero las automovilistas no son sólo más tesoneras que los conductores, también son más prácticas y mucho más ahorradoras. En realidad, la mayoría de lo que a ellas les gusta ya viene incluido como equipo de serie en sus coches y, por tanto, no tiene coste adicional.

Entre sus prioridades figuran los sujetavasos, los espejos de cortesía con luz incorporada en la plaza del conductor, más huecos donde depositar objetos o dejar el bolso y, ellas también, el lector de CD con cargador de seis discos.

Como la mayoría de estas peticiones ya se ven atendidas por los propios fabricantes de los vehículos, a la hora de elegir extras se decantan por el climatizador de aire -recuerde que se trata del Reino Unido-, el kit manos libres o la alarma antirrobo.

La razón de tanta diferencia radica en que hombres y mujeres ven el coche «como una extensión de la vivienda. Unos prefieren la tecnología, aunque no sepan utilizarla; otras, dispositivos que hagan su vida más cómoda y fácil», apostilla Beltrán.

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