Malos tiempos para los empresarios de la construcción.Entre la ofensiva a nivel nacional por erradicar la tan cacareada corrupción urbanística y los asaltos a chalés no dejan de aparecer en los medios de comunicación. Ya sea como sospechosos o como víctimas, según el caso.
A pesar de que tanto el conseller d'Interior i Relacions Institucionals, Joan Saura, y el delegado del Gobierno en Cataluña, Joan Rangel, se empeñen en afirmar que la delincuencia no aumenta en Cataluña, lo cierto es que en los últimos meses no han sido pocos los empresarios relacionados con la construcción que han sufrido ataques violentos, en muchos casos, muy violentos.
Son una de las víctimas preferidas de los ladrones y de las bandas que se dedican a asaltar viviendas. El hecho de que trabajen en muchas ocasiones con dinero negro y que guarden muchos billetes en las cajas fuertes de sus viviendas los convierte en un blanco más que apetitoso.
Hace casi un año, un empresario de Matadepera fue víctima de la violencia empleada por unos encapuchados que le ataron y amordazaron.Los delincuentes se llevaron dos coches, joyas, tarjetas de crédito y a su mujer y a su hijo, por quienes pidieron un rescate. Horas más tarde, los abandonaron en Sant Cugat.
Un mes después, la víctima fue el presidente del Gremi de Constructors del Garraf, Tomás García, al que le golpearon en la cara con uno de sus palos de golf.
El pasado diciembre fue el mes en el que se registró un mayor número de incidentes de esta clase. Un grupo de delincuentes entró en la casa de la familia de joyeros Tous en Sant Fruitós de Bages, en Barcelona. El asalto acabó con la muerte de uno de los supuestos delincuentes a manos del jefe de seguridad y yerno de los Tous, Lluís Corominas. Éste ha sido el suceso de estas características que más ampollas ha levantado y que ha reavivado el viejo debate sobre los límites de la protección de las viviendas.
Este mismo mes, un empresario de Lloret, en Girona, fue asaltado y apaleado en su vivienda. Los autores pudieron ser arrestados en una operación de los Mossos d'Esquadra que se llevó a cabo durante esos días y que se saldó con la detención de 20 personas de origen rumano y colombiano.
El pasado mes de diciembre también fue agredido un promotor inmobiliario en Calafell. Supuestamente le robaron 9.000 euros en metálico que llevaba encima cuando se disponía a acceder a su casa. El caso sigue investigándose.
Joan Alsina, degollado el pasado lunes en su vivienda en Sant Cugat del Vallès, ha sido la última de las víctimas relacionadas con la construcción.
La empresa de Alsina es una de las principales firmas nacionales en el sector de los encofrados. La sociedad es de propiedad familiar y la gerencia era compartida por Joan y sus dos hermanos Josep y Jaume, la segunda generación de la compañía.
La firma, que tiene cerca de 500 empleados, tiene filiales en Estados Unidos, chile Portugal e Italia. En 2004, la compañía facturó 58,7 millones de euros y obtuvo un beneficio de 7,9 millones.Con más de 50 años de historia, sus sistemas de encofrado se han empleado en obras tan significativas como el Camp Nou o la fábrica de Seat de Martorell.