Los expertos en fecundación in vitro, consultados por EL MUNDO, coinciden: ser madre a los 67 años es antinatural, arriesgado y poco recomendable. Así lo han asegurado al ser preguntados por el caso de la mujer de esa edad que hace unos días acaba de tener gemelos en una clínica de Barcelona y que se ha convertido en la madre más vieja del mundo.
Poco se sabe de la parturienta, que ayer permanecía ingresada en el hospital Sant Pau, donde dió a luz, mediante cesárea, a sus dos hijos. De origen andaluz, la madre primeriza ha preferido mantener el anonimato y hasta se tienen dudas sobre el país en el que recibió el tratamiento de fertilidad. Algunas fuentes apuntan que lo inició hace tres años en Estados Unidos, mientras que otras indican que fue en una ciudad de Latinoamérica. Lo único cierto es que, una vez embarazada, optó por tener los bebés en el hospital barcelonés, especializado en partos de alto riesgo como el suyo.
El procedimiento fue el mismo que en otros casos: se fecundaron varios óvulos donados por una mujer joven y se le transfirieron los embriones exitosos. La diferencia está en que, debido a los riesgos de la edad, son contados los embarazos que siguen adelante con más de 60 años. De hecho, hasta ahora, la madre más vieja era la rumana Adriana Iliescu, que con 66 años tuvo una niña en enero de 2005.
El pasado viernes, la española superó ese límite y, según los médicos que la atienden, tanto ella como los niños se encuentran en buen estado de salud, aunque los pequeños han tenido que pasar por la incubadora.
Las críticas no se han hecho esperar. Para Pedro Caballero, director de la Clínica Tambre, especializada en tratamientos de fertilidad, «aunque la madre es libre de hacer lo que quiera, los médicos deben tener en cuenta el ambiente de salud, bienestar y confort en el que va a vivir el niño, y con 67 años ya no se tiene energía para atender a un bebé».
Límites éticos en España
De hecho, Caballero reconoce que en su clínica a las mujeres mayores de 45 años se les hace un «exigente» estudio físico y psicológico. «La experiencia nos dice que un embarazo amplifica cualquier patología. En nuestro centro, y en general en España, lo normal es que a las mujeres mayores se les recomiende olvidar la idea», explica el ginecólogo. En la Clínica Tambre, la mujer de más edad que fue madre tenía 53 años.
«Lo ocurrido en España es reprobable. Tener un niño no es como tomarse un vaso de agua, hay criterios y uno de ellos es el límite de edad». Así de contundente ha sido el médico Severino Antinori, que ayudó a una británica de 62 años a ser madre. Incluso este polémico italiano, que llegó a anunciar la clonación de embriones, afirma ahora que «el objetivo no es tener niños que pronto se convertirán en huérfanos», según informa Reuters.
Lo cierto es que en España, aunque la ley no pone límites a la edad para intentar una fecundación in vitro, en la práctica son las clínicas las que suelen excluir a las que superan los 50 años. Al igual que en Tambre, en el Instituto de Infertilidad de Valencia (IVI) también han rechazado a las madres de edad muy avanzada por considerarlo fuera de lugar.
Mª Jesús González, de la Asociación Española de Infertilidad (CERES), acusa de estos casos antinaturales «a los médicos que aceptan seguir los tratamientos a edades tan avanzadas». Desde su punto de vista «lo peor de estos casos excepcionales es que se crean falsas esperanzas a mujeres de más de 40 años que quieren hijos, cuando cada una es un caso distinto».