En declaraciones a Efe, el arquitecto español explicó que sintió un inmenso pesar al conocer la noticia, pero que al ver las imágenes de la devastación pensó que «lo más grave era que debajo de los escombros seguía habiendo gente».

Lamela, que ya está en contacto con Aena y con el director del Plan Barajas, José Manuel Hesse, consideró, en cuanto a la potencia de la bomba, que si ésta hubiera explotado en un edificio tradicional habría sido algo tremendo. «Afortunadamente, aquí ha habido dos factores a favor: uno, que el estacionamiento está en suelo rasante y aéreo, no tiene muchos obstáculos y, por ello, la onda expansiva puede salir sin problemas; y otro, que está alejado de la terminal», añadió.

«Si hubiese estado debajo de la terminal o pegado a ella, los daños podrían haber afectado a muchas personas, recalcó el arquitecto, que también es responsable de otros edificios emblemáticos de Madrid como las Torres de Colón o la ampliación del Santiago Bernabéu. Asimismo, Lamela destacó «la ventaja de que este edificio esté hecho por módulos; de tal manera que una explosión de este tipo puede afectar a uno o más, pero los otros pueden seguir utilizándose como pasa ahora».

Las labores de desescombro continuaban en el aeropuerto de Barajas, bajo la dirección de los Bomberos y de la Policía Científica. El ritmo de los trabajos se ha incrementado considerablemente respecto a jornadas anteriores: así, en el mismo terreno donde intervenían una grúa y una excavadora, llegaron a coincidir ayer hasta seis vehículos, informa Joaquín Manso.

Los equipos de rescate han perdido ya la esperanza de encontrar con vida a los dos ecuatorianos desaparecidos. Han sido localizados los puntos aproximados donde dejaron sus coches, pero el director de Emergencias y Protección Civil del Ayuntamiento de Madrid, Alfonso del Alamo, dijo que la situación en el módulo afectado es «incompatible con la vida humana». No obstante, perros especializados de la Guardia Civil seguían rastreando la zona y la Policía Científica continuaba examinando con detenimiento los restos de vehículos que eran retirados del parking.

Miembros del dispositivo de búsqueda admitieron ya abiertamente que existe la posibilidad de que los cuerpos de Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate ni siquiera lleguen a aparecer. Según explicaron, las cavidades que se formaron bajo los escombros fueron, durante las primeras 48 horas, un horno que se mantuvo a una temperatura cercana a los 1.000 grados. En esas condiciones, señalaron, podría haberse consumido cualquier resto de materia orgánica.

Aena informó de que, en tres días, ya se han registrado 961 reclamaciones de viajeros que tenían su coche estacionado en el aparcamiento de la T-4 en el momento del atentado.