El delincuente contra el que se desató la revuelta popular de Villaconejos ya se encuentra de nuevo encarcelado en la prisión de Aranjuez. Se trata de Javier Bernuí, alias El Calvo, de 33 años. Este hombre, detenido más de 20 veces, cumple condena en la prisión de Soto del Real por un homicidio doloso en grado de tentativa cometido en el año 2004. Pero al sobrepasar la mayor parte de la condena había obtenido el beneficio penitenciario del tercer grado. Y desde que salió de la prisión había impuesto la ley del terror en el pueblo de Villaconejos (3.400 habitantes al sureste de la Comunidad de Madrid). Robaba, extorsionaba, amenazaba e insultaba a los vecinos y tenderos del pueblo. Hasta que un vecino le plantó cara y le dio una paliza.
Sin embargo, el Calvo, acompañado de 15 amigos, se presentó el penúltimo día del año 2006 en el bar Cachete (antigua La Nuit) en busca de su agresor. No lo hallaron pero se ensañaron con el dueño del local y destrozaron el establecimiento. Luego, los vándalos regresaron a casa de El Calvo, en una finca situada a un kilómetro del municipio de Villaconejos.
Esa misma noche del 30 de diciembre el pueblo estalló ante la última agresión cometida por El Calvo y su banda. La noticia corrió rápidamente entre los jóvenes del pueblo. Todos los chavales se organizaron para ir «a por El Calvo».
Cerca de 200 chavales se reunieron en la plaza y acudieron a la casa de Bernuí, en la finca de La Rosa de Villaconejos. El alcalde del municipio, Lope Benavente (PSOE), se enteró de las intenciones de la muchachada y avisó a la Guardia Civil.
El Calvo recibió a la multitud a balazos. Según la Guardia Civil, disparó al cielo y al suelo. Los agentes también apretaron el gatillo apuntando sus armas hacia el aire. El propio alcalde acudió a la casa para calmar a la turba. «La noche en la que se produjeron los sucesos de El Cachete, en los que Bernuí destrozó este local, hubo un primer intento de motín de muchos vecinos para ir a su casa», explicó el primer edil. «En esa ocasión, logré detener a la gente». Fue necesario avisar a los cuerpos especiales de la Guardia Civil para disolver a la gente. Esa misma noche los agentes del Instituto Armado detuvieron a El Calvo y a otras cuatro personas por la agresión al dueño del bar El Cachete. Al día siguiente, Javier Bernuí, fue puesto a disposición judicial. El juez ordenó su ingreso en prisión.
Pero el pueblo seguía lleno de ira. Tanta que el día de Nochevieja volvieron a reunirse para dar un escarmiento a Bernuí. Esta vez se congregaron más de 500 personas que fueron armadas hacia la casa.
Dentro de la finca estaba la mujer de El Calvo, embarazada de cuatro meses, y los padres de ella. «Entraron a por nosotros y empezaron a prender todo y a destrozar todos los muebles y cristales de la casa», explicó Agustín, el suegro de El Calvo. «Huimos de milagro y corriendo hacia el campo. Es injusto que vinieran a por nosotros cuando yo mismo he denunciado a Javier», agregó.
Hasta la localidad de Villaconejos acudieron tres patrullas de Morata de Tajuña, Chinchón y Ciempozuelos. Pero los agitadores se enfrentaron a los agentes.
Un portavoz de la Asociación Unificada de la Guardia Civil asegura que «si bien el primer día (sábado 30) se mandó a las unidades especiales del Instituto Armado, el segundo día hubo una absoluta falta de previsión y se mandaron a tres patrullas de seguridad ciudadana que carecen de material antidisturbios y que no pudieron repeler los ataques de la muchedumbre».
Los propios agentes fueron los que avisaron a los bomberos que tardaron más de 40 minutos en llegar al lugar. Pero los vecinos también impidieron el paso de los bomberos durante más de 30 minutos. Cuando accedieron a la casa ya estaba calcinada. Entre los restos se halló a un perro muerto.
El alcalde no justifica la acción de los vecinos pero asegura que el pueblo estaba muy enojado. «Viendo las cosas que ha hecho día tras día este señor, y que a pesar de ellas saliera libre al día siguiente de entrar en la cárcel, es algo que se veía venir», señaló el alcalde de Villaconejos, Andrés Lope Benavente (PSOE).
El Ayuntamiento de esta localidad madrileña tiene pensado convocar para la próxima semana una manifestación y posterior recogida de firmas entre los vecinos «para mostrar la disconformidad hacia la total impunidad con la que actúa habitualmente Javier Bernuí e intentar que las autoridades competentes tomasen medidas para evitarlas».
Del mismo modo, según aseguró Benavente, a partir de la próxima semana, la Guardia Civil va a instalar una oficina en Villaconejos (el puesto de la Benemérita más próximo a esta localidad es el de Chinchón, del cual depende), con el fin de recabar información entre todos los vecinos sobre el comportamiento que ha mantenido hasta la fecha Javier Bernuí.
Ahora en el pueblo se teme de nuevo la venganza de la banda de Bernuí. «Cuando salga de la cárcel va a correr de nuevo la sangre, pero le estaremos esperando», sentencia un joven. La llama de la venganza aún no se ha apagado.
