A. SACK / M. LOBATO. Especial para EL MUNDO
LONDRES / ROMA.-
Las reacciones europeas de condena a la difusión de las imágenes de la ejecución de Sadam se sucedieron ayer durante toda la jornada. El viceprimer ministro británico, John Prescott, lo consideró «un acto deplorable».
En declaraciones a la BBC, el segundo de Tony Blair, que se encuentra de vacaciones en Florida, criticó en duros términos el vídeo, aunque no dejó del todo claro si descalificaba el acto mismo del ahorcamiento o a quienes lo difundieron. «Francamente este tipo de mensajes son totalmente inaceptables y pienso que quienes están implicados deberían sentirse avergonzados», dijo.
Prescott se convirtió así en el funcionario gubernamental de mayor rango en dar a conocer su opinión sobre el controvertido ahorcamiento del ex dictador iraquí, ya que hasta el momento sólo la secretaria de Relaciones Exteriores, Margaret Beckett, había hablado tibiamente de la ejecución, aunque se manifestó en contra de la pena capital «en nombre de todo el Gobierno». En Francia, el ministro de Interior y principal candidato de la derecha a las elecciones presidenciales, Nicolas Sarkozy, tachó de «error» la ejecución, por considerar que no contribuye a la estabilidad y democratización de su país. En un artículo publicado en 'Le Monde' lamentó que no haya podido ser «juzgado por sus otros crímenes», según Efe.
Mientras, en Italia, el líder radical Marco Pannella decidía proseguir la huelga de hambre y sed que comenzó hace una semana para protestar por la condena a muerte de Sadam.
Cuando supo que había sido ahorcado decidió transformar su ayuno en una protesta más general contra la pena capital. El veterano político, de 76 años, ha asegurado que seguirá en huelga hasta que el gobierno italiano «presente oficialmente a la Asamblea general de Naciones Unidas un acto político para pedir la moratoria de la pena de muerte en el mundo».
Sin embargo, el nuevo secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, evitó condenar la ejecución de Sadam con el argumento de que la decisión de imponer la pena capital «depende de cada Estado miembro».
|