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| El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano (John Fitzgerald Kennedy) |
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| La familia de Pinochet se disputa su herencia con uñas y dientes |
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| Lucía Hiriart pide a los cinco hijos del difunto dictador chileno que renuncien a cobrar el seguro de vida de su padre |
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RAMY WURGAFT. Corresponsal en Latinoamérica
La viuda y los hijos de Augusto Pinochet apenas se dirigen la palabra y cuando lo hacen es para disputarse con uñas y dientes la herencia que dejó el jefe del clan. En vísperas de Año Nuevo, Lucía Hiriart citó a los cinco retoños para que firmasen los papeles que permitirían cobrar los cerca de 340.000 euros del seguro de vida del extinto dictador. La audiencia se desarrolló a lo largo de casi todo el día, pues los invitados acudieron por separado a la residencia de la calle de Los Flamencos. Al llegar, se hallaron con la sorpresa de que, aparte del citado documento, la viuda de Pinochet había preparado otro, en el que se les pedía que renunciaran a su parte de la póliza. Según fuentes cercanas a la familia, la matriarca alegó no estar dispuesta a rebajar su estándar de vida.
El reclamo de la madre abrió un nuevo frente en las desavenencias y los recelos selváticos de la fragmentada tribu. Augusto junior rechazó firmar, alegando que la madre debería conformarse con los 4.000 euros de su pensión de viudez. Verónica, advertida de la emboscada, se fue de vacaciones y Jacqueline, la consentida del general, pidió que se le permitiera consultar con su abogado. Sólo Marco Antonio, el benjamín, y Luciíta, cómplice de mamá, aceptaron que ésta se quede con el dinero del seguro. El dolor por la muerte de quien fue su compañero durante 53 años, no impidió que La Generala, como se la conocía, tomara ciertos recaudos, como advertir a sus hijos que no se atrevieran a tocar las pertenencias personales del general. Según el diario La Tercera, los armarios y el despacho del difunto permanecen bajo llave. También se señala que el mobiliario de las bibliotecas que Pinochet tenía en Santiago y en la finca de Los Boldos fue evaluado en cerca de 1.000.000 de euros. Es poco probable que los descendientes del centurión, que no cultivaban los refinados gustos que llegó a adquirir el padre, quieran conservar los libracos y las estatuas en vez de subastarlos.
Cuentas secretas
Hasta aquí la disputa ha sido por la calderilla. Pero hoy la familia entera se reúne con el abogado Pablo Rodríguez para trazar una estrategia que permita levantar el embargo que dictó la Justicia sobre el resto de los bienes, que, según los entendidos, rondan los 90 millones de euros. Esta medida fue adoptada tras el hallazgo de las cuentas secretas que Pinochet tenía depositadas en el Banco Riggs. Desde luego, el financiero castrense nunca rindió cuentas de sus ganancias a las autoridades competentes. La estrategia de Rodríguez se centrará en que muerto el infractor, muere el delito.
Si los jueces aceptaran ese planteamiento, sería posible destrabar al menos las numerosas cuentas no declaradas que Pinochet abrió a nombre de sus familiares. Al margen de esto, uno de los abogados que se ocupan del caso desmintió la versión publicada en algunos medios según la cual Pinochet habría desheredado a sus hijos varones para que aprendan a valerse por sí mismos.
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