ANGEL TOMAS GONZALEZ. Especial para EL MUNDO
LA HABANA.-
La revolución cubana celebró el lunes su 48º aniversario, con Fidel Castro a la sombra del poder y Raúl ocupando el liderazgo público. Un cambio de destinos que analistas locales consideran irreversible. Pero Fidel, por el contrario, apuesta por la posibilidad de recuperar los cargos y funciones políticas que delegó provisionalmente el 31 de julio, después de ser sometido a una operación quirúrgica intestinal.
«Sobre mi recuperación siempre advertí que sería un proceso prolongado, pero está lejos de ser una batalla perdida», explicó Castro, el pasado día 30, en un texto de felicitación «al pueblo de Cuba» por el 48º triunfo de la revolución. También destacó en dicha misiva que, desde la sombra se mantiene «al tanto de los principales acontecimientos» y que ha cooperado en decisiones de «temas de vital importancia».
Por lo pronto, el general Raúl Castro, de 75 años de edad, desde su gobernabilidad visible inicia el 2007 enfrentando el retador legado de la refundación del proceso cubano. La sociedad cubana que emergió de la crisis económica de los 90, entre otros aspectos, dio un salto de aproximación a la modernidad global. Por lo que su mirada de intereses económicos, discurso cotidiano e inquietudes informativas, se ha saltado la frontera sociopolítica de la isla. Raúl Castro, con fama de pragmático y realista, ha expuesto recientemente señales de cambios de estilo político que, al parecer, tienen la finalidad de remodelar el sistema cubano. La profundidad y ruta de esa remodelación, por ahora, es imposible de delinear. Por el momento tales cambios parecen ser tácticas políticas intermedias con la apresurada meta, y quizás con la intención de ser el último intento, de obtener una eficiencia productiva que dé soluciones reales a los acuciantes problemas económicos de la vida cotidiana.
Para lograr tales fines, Raúl Castro necesita que la opinión pública tenga voz propia. Quizás eso explique su reciente convocatoria a favor del debate y la discrepancia. «Hay quien le teme al término discrepar y yo soy de los que digo que mientras más se discuta, mientras más se discrepe (...), siempre saldrán las mejores decisiones», dijo Raúl Castro el pasado día 20 en la clausura del VII Congreso de la Federación de Estudiantes Universitarios (FEU).
Otra complicada tarea táctica que está afrontando es la de que el Gobierno tenga rostro público ante sus responsabilidades. Al desaparecer el acaparador discurso característico de Fidel Castro, ahora cada ministro y dirigente, dijo Raúl Castro ante la Asamblea Nacional el pasado 22, debe asumir públicamente sus aciertos y deficiencias.
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