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| El éxito tiene muchos padres, pero el fracaso es huérfano (John Fitzgerald Kennedy) |
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| Impresiones |
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| Más sobre el esperpento de la muerte de Sadam |
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Tres días después de la ejecución de Sadam Husein el escándalo sigue creciendo. No sólo por el hecho en sí, sino por la forma en que se ha producido. La presión ha llevado al propio Gobierno de Irak a anunciar la apertura de una investigación, de la que, de cualquier forma, poco cabe esperar. Y es que los hechos vienen a demostrar que todo ha sido una farsa desde el principio. Para empezar, Sadam ha sido ahorcado por unos hechos -la matanza de chiíes- acaecidos en la época en la que el dictador contaba con el apoyo de Occidente. Por no volver sobre las irregularidades del proceso. Pero es que ayer se supo también que en la caótica ejecución -en la que los verdugos se permitieron cánticos e insultos, dando aire de venganza política a lo que debía ser la aplicación de la sentencia de un tribunal-, uno de los jueces llegó a amenazar con abandonar el lugar ante tan bochornoso espectáculo. De haberlo hecho, se habría tenido que aplazar la ejecución. Los abogados de Sadam, por su parte, han solicitado a la ONU la apertura de una investigación independiente por lo ocurrido. Si el desprestigio del Gobierno de Irak ya estaba seriamente tocado dentro y fuera del país, la bochornosa ejecución de Sadam, que casi ha convertido en mártir a quien fue un sanguinario dictador, echa más leña al fuego. Pero sobre todo, corrobora el error y la inutilidad de aplicarle la pena capital.
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