No obstante, aunque con evidente incoherencia lógica, no quiero iniciar el año refiriéndome a los problemas que aquejan a nuestras sociedades. Tiempo habrá. Quisiera encontrar elementos positivos profundos que nos ayuden a enfrentar el nuevo año por lo menos con una brizna de optimismo, con un aliento de esperanza.

La búsqueda no resulta sencilla. Es relativamente fácil si miramos los aspectos individuales y familiares. Las personas estamos dispuestas a muchos esfuerzos para que las cosas vayan bien en nuestras familias. Pero, ¿qué cauces colectivos existen para construir una sociedad mejor?, ¿cómo participar en ellos?, ¿cómo se manifiestan a principios de 2007? Si ignoramos la política institucional, exclusivamente ritualizada en el voto cada cuatro años y cada día más alejada de la participación ciudadana, ¿qué espacios encontramos para el trabajo por una mejor vida común?

Existe el asociacionismo en sus amplísimas variantes -desde la Federación de Asociaciones de Vecinos hasta las múltiples asociaciones dedicadas a mil y un objetivos específicos-, ¿se pueden mencionar algunas asociaciones profesionales no dedicadas sólo al corporativismo?, no se pueden ignorar los miembros de base de las ONG, genuinamente preocupados por los aspectos por los que se asocian, a pesar de que cada vez está más claro que el sistema imperante ha aprendido a manejar y manipular muchos de los cuerpos dirigentes de estas agrupaciones; quedan algunos pequeños sindicatos que luchan por los derechos de los trabajadores, y, sobre todo, a pesar de la falta de una actividad pública reciente, existen multitud de grupos pequeños, sin preocupación por su entidad jurídica, que trabajan constantemente por ideas y planteamientos conducentes a una sociedad distinta.

Un aspecto positivo de los últimos años es la disposición de las personas que quieren luchar por algo a formar colectivos que estimulen y faciliten su lucha: desde los motoristas, que quieren eliminar las salvaguardas metálicas en las carreteras, a quienes se convocan por móvil para reclamar el derecho a la vivienda; a quienes se agrupan para el consumo ecológico; a los okupas, que son probablemente uno de los grupos paradigmáticos y por ello tan duramente tratados (no se debe atacar la propiedad) por los políticos (del tripartito II)... Bajo una sociedad que parece que vive sólo para trabajar, pagar hipotecas y consumir individualmente, existe una inmensa minoría de personas que luchan callada y constantemente por una sociedad alternativa.

Pero es verdad que son muy minoría. La mayoría seguimos con nuestras pequeñas vidas individuales. Unos porque tienen que luchar mucho por sobrevivir, muchos otros porque nos hemos acostumbrado y nos justificamos de mil maneras. Incluso contemplamos despectivamente a estas minorías. Como quiméricos soñadores y gentes menos maduras y responsables. ¡Qué inmenso error! Cuando es en ellos donde reside la esperanza que en 2007 continúe un largo y siempre inacabado proceso de mejora colectiva de nuestras sociedades. Son ellos, los que permiten esperar un 2007 mejor, que es lo que deseo a mis lectores.