Jueves, 4 de enero de 2007. Año: XVIII. Numero: 6227.
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Magdalena Lasala destierra en una novela muchos de los tópicos sobre Doña Jimena, la mujer del Cid
J. M. PLAZA

MADRID.- «La esposa del Cid Campeador no era una mujer intrascendente y una esposa abnegada que esperaba a su marido, como Penélope», afirma Magdalena Lasala al hablar de su nueva novela, Doña Jimena (Temas de Hoy), que acaba de aparecer al hilo del séptimo centenario de la primera edición manuscrita del Cantar de Mío Cid.

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Posiblemente, la leyenda y la película, El Cid, de Samuel Bronston, donde doña Jimena era interpretada por Sofía Loren, se hayan encargado de transmitirnos esa idea. Pero, para Lasala, doña Jimena fue, junto con la infanta Urraca, una de las mujeres más importantes de su tiempo.

«Pertenecía a la alta nobleza. Era prima de Alfonso VI y, cuando el Cid fue desterrado, tuvo que mediar ante el rey para que perdonase a su marido y se reconciliaran», señala Lasala, quien añade que Doña Jimena «se encargó de gobernar su hacienda cuando el Cid vivió en el exilio, estuvo al frente del reino de Valencia y era una mujer experimentada a quien las infantas pedían consejo».

A pesar de tan excelso perfil, la sombra de Rodrigo Díaz es tan alargada que su mujer sigue siendo una gran desconocida. De hecho, no existe una biografía sobre ella y no se le conoce retrato alguno. La obra más recordada sobre Doña Jimena es la de María Teresa León, pero, según Lasala, «no es demasiado histórica, sino una recreación poética de la juventud de la dama. Así que he tenido que rastrear los libros, valorar cualquier frase y, como si fuese un puzzle, interpretar, por el contexto, las piezas (la información) que faltaban».

La novela, de acuerdo con un planteamiento alquímico (práctica muy extendida en aquella época medieval), está dividida en tres partes, que corresponden a tres colores: negro, blanco y rojo.

La obra de Lasala sigue ese ciclo cromático, así como una sucesiva aproximación al personaje: se comienza mostrándonos el siglo XI y sus protagonistas, se continúa con la historia externa de los hechos y, finalmente, Doña Jimena toma la voz para contarnos, en primera persona, sus vivencias más íntimas.

«La novela también es», dice Lasala, «un fresco de los personajes, las costumbres, los oficios..., la educación de las mujeres de su tiempo. A través de Doña Jimena, estamos hablando de la condición femenina de la Alta Edad Media, donde la mujer era un género escaso».

Magdalena Lasala, coautora de Moras y cristianas, se ha especializado en la edad dorada de la España musulmana, con novelas como Almanzor, Abderramán III, La estirpe de la mariposa o Boabdil, tragedia del último rey de Granada.

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