BARCELONA 84
ZALGHIRIS 67
PALAU BLAU GRANA. 4.653.
Ukic (4)
Navarro (10)
Kakiouzis (15)
Vázquez (4)
Kasun (15)
Marconato (11)
De la Fuente (6)
Lakovic (9)
Trias (8)
Grimau (2)
Ginevicius (3)
Machado (13)
Maciulis (18)
Beard (8)
Jankunas (12)
Mottola (9)
Jasikevicius (4)
Peciukas
Silinskis
Arbitro: Voreadis (GRE), Jovic (SER) y Zamojski (POR)
Eliminado: Beard (min. 39).
Incidencias: Con esta victoria, el Barcelona se clasifica para el Top 16.
Una alternativa táctica que puede servirle tanto para solucionar problemas del perímetro como para liberar tensiones entre los excesivos pívots con que cuenta la plantilla.
BARCELONA.- Los jugadores del Barcelona y, seguramente, su propio entrenador, necesitaban un partido relajado. Un encuentro que parecía quedar sentenciado a partir del minuto cinco cuando de un empate a 10 se pasó a un 28-12 que cerraba el cuarto. Ivanovic, ante la ausencia de Basile, lesionado para los próximos días y por lo tanto seria duda para la final de Valladolid, colocaba a Kakiouzis en esa posición de tres en la que también se mueve cómodo el griego y que provoca desequilibrios tanto en la defensa rival como en la propia.
El equipo azulgrana está buscando un 3 en el mercado, y lo hace sin pudor alguno, lo cual ayudará a los representantes a encarecer el precio de sus jugadores. El secretario técnico, Zoran Savic, quiere compensar una plantilla potente en todas sus líneas, pero sin ese alero alto que pueda potenciar la defensa y el rebote.
El Zalghiris, que marchaba al descanso 22 puntos abajo, reingresaba en la pista transformado y con ello sorprendía a un Barcelona que se había dejado el traje de faena en el vestuario. Los de Ivanovic habían desconectado prematuramente y casi sin darse cuenta se pasaba de la fiesta al disgusto. El partido cambiaba de dueño y el marcador se igualaba poco antes del final del tercer cuarto (53-51). Parecía que la clasificación para el Top-16 tampoco iba a llegar por la vía tranquila.
El rostro de Ivanovic, enrojecido, el de los jugadores, con el susto en la mirada, y el del público, con esa expresión de disgusto demasiado habitual esta temporada en el Palau. Apretaba Lakovic, se volvía a descomponer un Zalgiris sin moral, y los azulgrana, nuevamente enchufados, sentenciaban en un último cuarto que servía para reconciliarse con ellos mismos de cara a esos dramáticos compromisos en la ACB en los que se juegan todo para estar en la Copa del Rey.
Lo triste es que el Barcelona no depende de sí mismo. Está obligado a ganar y a esperar que sus rivales directos pierdan como mínimo un partido.
Eso sí, pase lo que pase en las próximas semanas, el proyecto Savic-Ivanovic seguirá su camino. Esta vez, buscando en el mercado un nuevo fichaje que refuerce esa plantilla que es ahora mismo la más cara del continente.