ROBERTO L. DE CALLE
BILBAO.-
Roto el proceso, roto el diálogo. El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, constató ayer que el atentado de ETA ha llevado a su partido a zanjar sus conversaciones con Batasuna sobre el futuro del marco jurídico-político vasco porque las «bases» del proceso son «inexistentes». Eso no significa, sin embargo, que el PNV suspenda todos los contactos con la formación ilegalizada: «Si tengo que bajar al infierno a hablar con el diablo lo voy a seguir haciendo si eso es importante para que solucionemos los problemas de este país».
Pero la contundencia de sus palabras volvió a reflejar las abiertas diferencias que existen en su partido en torno a esta cuestión. Porque, mientras el lehendakari, Juan José Ibarretxe, utilizó una medida ambigüedad al defender el mantenimiento de las vías de comunicación con la formación radical, Joseba Egibar defendió que el proceso de normalización debe seguir adelante con independencia de la actuación de la banda terrorista.
La tesis de la Ejecutiva presidida por Imaz es clara: mientras la formación abertzale carezca de «autonomía política» para responder a la «barbaridad» del día 30 no habrá condiciones para marcar el inicio dialogado de un proceso de paz. «Sólo cuando Batasuna sea capaz de liderar, desde la civilidad, un proyecto político, habremos encontrado condiciones para un diálogo que conduzca a buscar espacios de negociación, acuerdos de convivencia y normalización», sentenció.
La comparecencia del presidente jeltzale se centró en poner en evidencia la tutela que sufre Batasuna con respecto a la organización terrorista. Imaz llegó incluso a relativizar el impacto que tuvo el atentado en su partido y, por el contrario, enfatizó que dicho ataque «apagó» su «esperanza» personal porque «la respuesta que esperaba era la de Batasuna». «Es la que me interesaba, y vi que no tenía autonomía política», añadió.
Además, reprochó a la formación ilegalizada que ha sido «su silencio» sobre el atentado el que ha «frustrado» la «esperanza» abierta en Anoeta en noviembre de 2004, cuando apostó por las vías exclusivamente políticas y democráticas.
«Durante meses, los dirigentes de Batasuna han dicho que el proceso está suspendido. Pone ETA una bomba de 500 kilos o más, mata a dos personas y el proceso está más vivo que nunca. ¿Nos hemos vuelto todos locos o qué?», añadió.
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