Las palabras de Merkel vendrían a respaldar las tesis que defienden algunos miembros de las líneas conservadoras, que hablan de establecer una zona de libre comercio entre EEUU y la UE, que llevaría por nombre Tafta. «Tenemos que vigilar para que no nos alejemos cada vez más, sino que nos aproximemos en los temas que se traduzcan en beneficios para ambas partes», apunta la mandataria alemana, para citar acto seguido el derecho de patentes y los mecanismos de control de los mercados financieros. Al contrario que su antecesor, el socialdemócrata Gerhard Schröder, Merkel mantiene excelentes relaciones con el líder estadounidense, al que ya ha visitado en dos ocasiones durante su corta carrera en la cancillería y habiendo cumplido incluso con el papel de anfitriona de Bush y su esposa Laura en su patria chica, el Este de Alemania, el pasado verano.

Por eso, hoy no se encuentra entre sus planes criticar la política de Washington en Irak, sino abordar los otros conflictos en la agenda internacional, en primera línea Oriente Medio. «Sólo junto con los norteamericanos lograremos mover algo en Oriente Próximo», apunta Merkel, que quiere reflotar el Cuarteto, formado por la UE, EEUU, Rusia y la ONU, para resucitar el congelado proceso de paz entre israelíes y palestinos.

Ambos hablarán también sobre Afganistán y sobre el programa nuclear iraní. Merkel no suscribiría, sin embargo, la postura férrea de aislamiento internacional de Irán que defiende Bush, aunque es partidaria de presionar al Gobierno de Ahmadineyad para que permita el acceso de los inspectores del Organismo de la Energía Atómica a sus instalaciones.