Se llamaba Pierre Leroyer, pero, cuando inició su carrera en el mundo de la canción, escogió para su nombre artístico el apellido de una de sus abuelas, y desde entonces todos le conocían como Pierre Delanoë.
Nada hacía presagiar que este estudiante de Derecho y posterior inspector de finanzas acabaría siendo uno de los pilares de la canción francesa de la segunda mitad del siglo XX. Pero un encuentro con el cantante y compositor Gilbert Bécaud en 1948 cambiaría su destino.
Conservó su trabajo de inspector de finanzas hasta 1955, cuando asumió la dirección de programación de la emisora de radio Europe1, cargo que ocupó durante cinco años. Un periodo en el que una de sus canciones dio nombre al programa que se convirtió en la emisión más legendaria de la época yéyé, Salut les copain, por el que desfilaban todos aquéllos que querían convertirse en estrellas.
Para Delanoë, cualquier cosa, «la lectura del periódico, una impresión, un enfado...», podía convertirse en fuente de inspiración. Y fruto de la elaboración de esas primeras evocaciones, surgieron más de 4.000 textos que se convirtieron en otras tantas canciones interpretadas por toda una retahíla de voces francesas: Edith Piaf, Nana Mouskouri, Maurice Chevalier, Joe Dassin, Michel Sardou, Claude François o Charles Aznavour, pero también por estrellas internacionales como Elvis Presley y Frank Sinatra que adaptaron Et maintenant (What Now, My Love?), o los Everly Brothers, que popularizaron Je t'appartiens (Let it be me).
Pierre Delanoë contribuyó a dar a conocer a Bob Dylan en Francia, al colaborar en la traducción y adaptación de sus canciones para Hugues Aufray. Y ello a pesar de que las ideas introducidas por la Protest Song americana no eran del gusto de Delanoë, gaullista convencido, defensor de los valores «a la francesa», recogidos en otros tantos éxitos interpretados por Michel Sardou, como Le Curé, Vladimir Ilitch, Les Vieux Mariés o Le France.
Al final de su vida, el hombre que durante años hizo vivir la canción francesa de su inspiración, no quiso o no supo adaptarse a los nuevos tiempos ni a sus nuevas modas y ritmos. Hace sólo unos meses, en las ondas de France Inter, se dejó llevar por su fuerte carácter frente al rapero Abd Al-Malik, ganador de la última edición del premio Constantin, que recompensa al nuevo talento más significativo del año. Dijo en su presencia que el rap no es música sino «vociferaciones, eruptos» y añadió que «el rap es una forma de expresión para gente primitiva que no es capaz de hacer música, que no sabe qué es la música». Consideraciones impropias en boca del presidente honorífico de la SACEM (Sociedad General de Autores), que provocaron un fuerte rechazo.
El autor de títulos como La solitude, Nathalie o L'Amerique, esperó hasta 1997 para grabar su único disco, Y'a qu'à se laisser vivre, en el que interpretaba algunas de las canciones escritas para Sardou, Fugain o Dassin.
Pierre Delanoë, compositor, nació el 16 de diciembre de 1918 en París, ciudad en la que murió el 27 de diciembre de 2006.