El Raval, sinónimo de mezcla extrema, está salpicado de singulares enclaves culturales en los que se descubren las últimas tendencias de arte, moda y diseño de Barcelona y de tierras más lejanas.Muy cerca del mar, el barrio ecléctico por excelencia alberga a Miscelänea, un espacio cultural donde sucede de todo.
Hoy Miscelänea celebra su segundo cumpleaños. Y para festejar estos dos años e inaugurar el presente, sus creadores Fátima Ibáñez y Yon Viscarret proponen una exposición y sesión de música.La exposición (hasta el 21 de enero), llamada Chulas, descubre las ilustraciones y pinturas de la santanderina VIR (Virginia Alvarez). Se trata de dibujos de féminas contemporáneas, sofisticadas y atrevidas. No en vano VIR ilustra en la actualidad para marcas como Zara o Bershka. En cuanto a la música, el encargado de ambientar la celebración, que comienza hacia las ocho de la tarde, es la banda de jazz catalana Four Colors.
Pero toda esta historia de celebraciones tuvo un comienzo. Fátima Ibáñez, de Zafra (Extremadura), y Yon Viscarret, de San Sebastián, se decidieron a concretar una idea que hace tiempo les seducía.Ella, fotógrafa y actriz, y él, diseñador de páginas web, se empecinaron en crear un espacio «para que la gente se expresara, un espacio donde ocurrieran cosas». Es decir, un lugar que integrara todas las artes -escénicas, musicales y visuales- a disposición de artistas deseosos por exponer sus obras.
«En Barcelona y en el resto de las ciudades de España hay una red de galerías a las que es muy difícil acceder, necesitas tener un currículum muy extenso. Por eso hemos abierto Miscelänea, para darle una oportunidad a la gente para que pueda mostrarse», cuenta Yon Viscarret.
Pero debido al trabajo prolífico de esta gestora cultural, el dúo de Miscelänea se convirtió en un trío. Hace cuatro meses se unió un tercer integrante al equipo Ibai Zabaleta, también de San Sebastián, cuya presencia ha sido esencial para la organización.
Y durante los dos años que lleva este proyecto cultural, sus gestores reconocen que ha cambiado mucho. «Se ha ido haciendo con la gente que hemos conocido aquí», afirma Fátima Ibáñez.Además, los chicos de Miscelänea cuentan que el espacio, antes de que se instalaran, permaneció cerrado durante 40 años. «El local estaba fatal. Le decían el local de la ratas», comenta, entre risas, Fátima, y agrega sobre la decoración inicial del espacio: «Al principio Miscelänea tenía otro rollo, todo era más casero». Durante el verano pasado cerraron y decidieron hacer algunas modificaciones. «La gente ha notado el cambio, pero, aunque las paredes sean más blancas, el estilo es el mismo», afirma Fátima Ibáñez.
Por otro lado, no es un simple detalle que las puertas de Miscelänea estén siempre abiertas. En efecto, lo único que lo separa de la calle Guàrdia número 10 es la cortina de metal cuando el local está cerrado, y sobre esto Fátima Ibáñez comenta: «Es mucho más accesible para todo el público. El hecho de pasar por la calle y ver que hay una exposición a la que se puede entrar, atrae a la gente».
En cuanto al local, Miscelänea es un gran espacio dividido en cuatro zonas. La primera planta es una larga superficie en la que se van descubriendo las salas. La primera, con paredes blancas y techos inalcanzables, es donde se montan las exposiciones: pinturas, murales e ilustraciones cuelgan de las paredes.
Atravesando esta galería se llega a la tienda MNC Shop. Aquí los chicos de Miscelänea venden toda suerte de diseños, ilustraciones, serigrafías, cuadros, objetos y ropa de los artistas que pasan por esta plataforma cultural. Además, tienen una selección de libros, revistas de diseño y fanzines.
Un poco más adentro se encuentra SalaLab, un espacio multifuncional con altillo incluido. SalaLab se transforma en lo que sea necesario: en un cine los domingos sobre las nueve -sólo para socios, cuya cuota es de tres euros anual-; en una sala de conciertos, donde se escucha jazz o música electrónica experimental -pero no bailable, para desilusión de algunos-; en un espacio para seguir talleres de danza o teatro o lo que toque según la colmada programación de Miscelänea.
Por último, en la planta superior se sitúa una sala exclusiva para socios. El espacio acogedor, decorado con los cuadros y láminas de los artistas, tiene una barra y sillones antiguos en los que se puede convocar tertulias o en los que es posible pasar las tardes conectados a internet por wi-fi. En este nivel están también los baños, cuyas puertas han decorado con diseños estilizados del dúo Btoy. Se trata de dos catalanes, Ilia Mayer y Andrea Michaelsson, que diseñan y pintan sobre cualquier soporte: desde los muros hasta el papel. Sus dibujos tienen claras influencias del manga japonés. Y como artistas predilectos del espacio, también se puede encontrar sus creaciones en la tienda MNC Shop.
Gracias a que están abiertos a cualquier propuesta, los chicos de Miscelänea comentan que no les han faltado artistas que quisieran mostrar sus trabajos. «Desde un principio tuvimos muchos interesados que querían exponer, es más fácil de lo que parece, sobre todo en las muestras, comenta Yon Viscarret y, por ese motivo, las posibilidades de exponer durante 2007 en el espacio están copadas.Sin embargo «la programación musical y de artes escénicas es más difícil, pero simpre hay algo», agrega el vasco afincado en Barcelona Yon Viscarret.
Sobre las procedencias de los exponentes, éstas son tan variopintas como las ofertas culturales. Miscelänea ha recibido durante los dos años de vida a artistas de todas partes, entre ellos, venezolanos, colombianos, ingleses, italianos y de toda España. «Es un reflejo de lo que es el barrio, el Raval», comenta Yon Viscarret. Sin embargo, reconocen que escasean los talentos locales.