Será la tercera edición de Correcurts, una suerte de maratón para cineastas de todas las edades en la que más que la técnica, gana el ingenio. Hay poco tiempo y menos recursos, así que una idea vale más que cualquier máster. «A primera hora de la mañana les decimos a los participantes qué objeto ha sido el escogido.Empiezan a redactar el guión con el primer café de la mañana y luego se lanzan a la calle. El primer año fue un tapón de corcho (la industria principal de Cassà de la Selva), el año pasado un mando a distancia», explica Josep, organizador del concurso y miembro del cineclub Vuitimig, que además del Correcurts, está detrás de otras actividades como la Macca (Mostra d'Animació i Curtmetratges de Cassà )o la Cibermacca.

A partir de ahí empiezan 24 horas de infarto en las que todos los concursantes deben grabar, editar y montar un corto de dos minutos, rodado en el municipio de Cassà de la Selva, que contenga el objeto en cuestión. Si se convierte en el protagonista del corto, mejor.

El resultado son muchos cafés, una noche que la mayoría de los concursantes pasan en vela y un tranquilo pueblo convertido, por un día, en improvisado plató de rodaje: cualquier abuelita puede ser increpada en su reposado camino hacia la panadería para que haga las veces de actriz en un par de escenas.

El ambiente, según Josep, es irrepetible. «Todo el mundo se conoce en Cassà, así que le puedes pedir casi cualquier cosa al vecino.Y al ser un pueblo pequeño, se nota en las calles que la mainada está grabando, cámara a cuestas. Al principio pensamos que en un pueblo pequeño sería más difícil llevar a cabo un concurso de estas características. Tampoco es que el pueblo está repleto de cinéfilos o estudiantes de cine. Pero a medida que han ido pasando las ediciones nos damos cuenta de que ese ambiente, esa atmósfera que se crea, sería precisamente imposible en una gran ciudad, donde pasaría prácticamente desapercibido», explica Josep, quien anima a todo el mundo a participar. «No hace falta ser un especialista para rodar un corto», añade.

De hecho, la organización de Correcurts ha creado un premio especial dirigido a los menores de 18 años para que no se sientan desanimados frente a los veinteañeros, que suelen copar los primeros puestos.A la mañana siguiente se entregan los cortos filmados, se proyectan y se decide el ganador. La idea de esta maratón rural para cineastas amateurs es originaria de Reus y también se programa en Figueras.

Los Correcurts se han convertido en uno de los platos fuertes de las actividades que se organizan en Cassà de la Selva, muchas orquestadas desde el cineclub, que ya suma 18 años de vida y según Josep, «ha conseguido cierta cultura de cine». Pese a los pases de clásicos a precio de ganga, actividades como Correcurts consiguen aglutinar a muchos más participantes que una sesión de, pongamos, Fellini.

Además, la entrega de premios suele coincidir con la Macca, donde los más pequeños disfrutan haciendo sus propios personajes de plastilina que luego protagonizarán sus propios films (hay hasta taller de doblaje para ponerles voz) y de un estimulante ciclo de películas infantiles de animación como la clásica ¡Corre, Münchausen, corre!, que la Federació catalana de cineclubs se plantea incluso editar en DVD.