No hace ni seis meses desde la última vez que un alto responsable del Ejecutivo habló de la independencia del poder económico en España. El lunes 17 de julio, el entonces asesor económico de José Luis Rodríguez Zapatero, Miguel Sebastián, arremetió en una concurrida conferencia contra el intervencionismo de los populares. Y aprovechó para destacar que el PSOE «representa mejor que el PP los valores del liberalismo».

Sebastián abandonó en noviembre el cargo para centrarse en su candidatura a la alcaldía de Madrid. Antes de su salida, sin embargo, ya se había planteado en Moncloa la conveniencia de controlar directamente la presidencia de dos empresas clave para la seguridad del abastecimiento energético. El Gobierno ya situó a Luis Atienza en Red Eléctrica de España (REE). Ahora, le tocaría el turno a Enagás, la compañía que gestiona los gasoductos y el almacenamiento de gas en España.

«El relevo en Enagás lleva al menos seis meses encima de la mesa», aseguran fuentes próximas al consejo del grupo logístico. David Taguas, sucesor de Sebastián en la Oficina Económica de Moncloa podría ser el encargado de impulsar el relevo. No está ejerciendo presión, por el contrario, el ministro de Industria, Turismo y Comercio, Joan Clos. Fuentes del Ministerio reiteraron ayer que Industria no promoverá ningún cambio en la presidencia de ninguna empresa privada.

Los rumores que apuntan a la destitución de González-Adalid no sólo siguen hundiendo la acción de Enagás en Bolsa (la compañía cayó un 2,6%). También han suscitado una fuerte polémica en el sector. Y es que la empresa logística, aunque vive gracias a los ingresos regulados, no tiene ninguna participación pública en su capital. De este modo, el Gobierno sólo cuenta con una vía para lograr el relevo: presionar a los accionistas de la empresa.

Ayer, Enagás aseguró en un comunicado que «a esta fecha, no conoce de iniciativa alguna en tal sentido por parte de su consejo de administración o de sus accionistas». La nota remitida a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) pone de manifiesto que el espinoso asunto aún no ha sido analizado de forma oficial por los consejeros. Sin embargo, el comunicado deja una puerta abierta a «los cambios que en cualquier momento pueden producirse en la presidencia u otros cargos de la sociedad dentro de la marcha natural de toda sociedad mercantil».

La imposición de un nuevo presidente en Enagás iría en contra de las promesas de Moncloa. «El PSOE representa más estímulo al sector privado, menor intervencionismo en la economía y en las empresas, y un peso razonable del sector público», aseguró Sebastián el pasado julio en la Universidad Complutense de Madrid. Previamente, había recordado que «cuando el PP llegó al poder en 1996, cambiaron nueve presidentes de grandes empresas, mientras que sólo uno lo ha hecho desde que llegó el PSOE».

Desde la llegada de Atienza, la oposición no ha dejado de criticar la irrupción del Gobierno en la vida empresarial. El PP arremetió contra Sebastián por el asalto de Sacyr al BBVA, con el objetivo de expulsar a Francisco González de la presidencia. Más tarde, el asesor de Rodríguez Zapatero y el ex ministro de Industria, José Montilla, tomaron medidas para favorecer la oferta de Gas Natural sobre Endesa. Moncloa también respaldó el nombramiento de Antoni Brufau como presidente de Repsol YPF, en sustitución de Alfonso Cortina, designado en su día por el PP.

«El PSOE representa más estímulo al sector privado, menor intervencionismo en las empresas y un peso razonable del sector público»

«Cuando el PP llegó al poder cambiaron nueve presidentes de grandes empresas, mientras que sólo lo ha hecho uno desde que llegó el PSOE»