Según Gaspar Llamazares, de Izquierda Unida-Iniciativa per Catalunya Verds (IU-ICV), lo más importante ahora es «definir una estrategia de paz para el futuro». Eso hay que hacerlo con el mayor consenso posible, indicó, y reconociendo la realidad de que «ETA ha logrado volar el proceso de paz, pero no ha logrado asesinar la esperanza de paz».

Pero ese reconocimiento de la realidad -que debiera incluir tanto los errores de gestión del Gobierno en la lucha antiterrorista como la autocrítica de los partidos por haber pecado de exceso de «voluntarismo y confianza», dijo- no debe servir de argumento para «volver a un Pacto que es del pasado», según Llamazares. «Era un Pacto obsesionado por lo penal y que excluía la acción política», añadió.

El líder de IU concretó los pasos que, en su opinión, hay que dar en la lucha antiterrorista: reconocer que la única responsabilidad es de ETA, asumir los errores cometidos por los partidos democráticos y, finalmente, buscar una estrategia compartida para lograr la paz.

Pero al mismo tiempo hay que emplazar a Batasuna a que condene el atentado, a que deje de estar «tutelada» por ETA y «se desmarque de los violentos», añadió.

Con esa opinión coincidió Agustí Cerdá, portavoz de ERC en el Congreso. Ofreció su apoyo al Gobierno en un pacto para acabar con ETA, pero siempre que incluya «todas las complicidades y las sensibilidades que hay en el Parlamento».

Cerdá pidió a Rodríguez Zapatero que se replantee un pacto antiterrorista «con las coordenadas de 2007 y no las de 1998, porque la coyuntura ha cambiado».

El presidente de Coalición Canaria (CC), Paulino Rivero, dijo a Servimedia que es «razonable» que Rodríguez Zapatero explique en el Congreso la política antiterrorista, pero comprende que no se podrá hacer antes de que el ministro del Interior hable con los grupos parlamentarios.