MACHALA (ECUADOR).-
La violencia etarra ha golpeado de lleno a la lejana y humilde localidad de Picaihua en Ecuador. Allí, los familiares del fallecido Carlos Alonso Palate aguardaban la llegada de su cadáver cuanto antes: «Sólo quisiera que mi hermano, así sea muerto, venga acá para verle por última vez», afirmó entre sollozos, Elvira Palate, la hermana de la víctima.
La madre del fallecido, María Basilia Sailema, anda a tientas, ya que está ciega desde hace 30 años. Sus familiares y amigos le ayudan a trasladarse hasta el patio de la casa. No deja de llorar y entre sollozos pide volver a tocar el cuerpo de su hijo, quien viajó a España a finales de 2002. La madre no halla respuesta a lo sucedido y sólo se pregunta: «¿Por qué? ¿por qué?».
Sailema, sus tres hijos, su yerno y sus dos nietos viven en una humilde casa en la parroquia Picaihua, a 20 minutos del pueblo de Ambato, según informa el periódico 'El Comercio'.
María Elvira, hermana menor de Carlos, llora desconsolada. Apunta que a la pobreza de su hogar se suma que sus hermanos están enfermos y por eso no pueden trabajar. La mujer, de 30 años y madre de dos niños, revela que su hermano Luis Palate, de 22 años, sufre de ataques de epilepsia; mientras que Jaime Palate, de 25, tiene un problema en uno de sus ojos. «Mi mamita está ciega, mis hermanos, enfermos; Carlos era el único que nos ayudaba a sobrevivir. Mi padre murió hace cuatro años».
María Elvira recuerda que el sábado 30 de diciembre recibió una llamada de su tío Luis Antonio Palate, quien también vive en España desde hace seis años. En la charla le pidió que tuviera fuerzas y que se resignase debido a que en una explosión en el aeropuerto de Madrid hubo dos desaparecidos, ambos ecuatorianos.
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