Ya no hay más resquicios legales a los que apelar. El Arzobispado ha agotado cualquier súplica y la sentencia de los tribunales terrenales ha sido la misma: el derribo de los metros de la iglesia de las Fuentes (en el barrio de El Pilar) que se construyeron por encima de lo que marca el Plan General de Ordenación Urbana.
La orden del juzgado todavía no ha llegado a la Concejalía de Urbanismo pero se espera la carta para estos días, por lo que la Iglesia podrá celebrar la Epifanía, pero el día siguiente tendrán que hacer las maletas antes de que lleguen las máquinas ya que, según informó ayer el Arzobispado de Madrid, se espera que se produzca el próximo lunes, 8 de enero.
Dado el valor tradicional que este edificio representa para la comunidad, la Concejalía de Urbanismo participa con el Arzobispado en una comisión de trabajo donde se ha presentado no sólo el proyecto de demolición sino también la reconstrucción del templo.
Una de las primeras decisiones que ya se han tomado dentro de esta comisión es que el colegio público Camilo José Cela, que está ubicado junto a la iglesia (en la calle de Melchor Fernández Almagro), haga las veces de parroquia mientras duran las obras.
A pesar de esta nueva ubicación, la capilla de Las Fuentes seguirá abierta aunque no haga oficios hasta que termine el derribo y su reconstrucción en los términos que marca el Plan General de Ordenación Urbana.
Los propietarios de la iglesia aseguran que la decisión que ha tomado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid «es legal pero no justa», por lo que, después de 13 años de lucha en los juzgados, acata definitivamente el auto.
Las negociaciones entre el Ayuntamiento y el Arzobispado han hecho reconsiderar a la Iglesia su postura respecto a este conflicto que dura ya muchos años. La intención del Ayuntamiento es reconstruir el edificio para ajustar su situación a legalidad y suplir así la posible responsabilidad patrimonial que pudiera derivar de la decisión que tomó en su momento el Consistorio de conceder una licencia de obras.
De hecho, una sentencia en firme del Contencioso Administrativo de 1989 asegura que las obras se realizaron con una licencia que se ajustaba perfectamente a Derecho.
«No beneficia a nadie»
A pesar de todo, el Arzobispado ha lamentado, en un comunicado, que el final de esta larga lucha por Las Fuentes sea perder un trozo de su cuerpo: «El derribo de una parte importante de la iglesia no sólo no beneficia a nadie, sino que perjudica a numerosos católicos que se verán, así, imposibilitados, o dificultados más allá de lo razonable, de ejercer su derecho a la libertad religiosa, que sufrirá grave detrimento».
Y es que los portavoces de la Iglesia consideran que este asunto se podía haber solucionado sin causar daño ni a las personas en materia de derechos fundamentales, ni a las cosas, con el consiguiente perjuicio económico que se va a producir con la demolición.
Hasta ahora, el Arzobispado esperaba todavía un milagro judicial y habían presentado incluso un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional para evitar perder ni un solo milímetro del terreno que ahora ocupa la parroquia.
De hecho, esta instancia todavía no se ha pronunciado sobre si admite o no a trámite este recurso. Sin embargo, la predisposición del Consistorio a realizar el derribo y la reconstrucción de una sola vez bajo el control del Ayuntamiento y viendo la trayectoria judicial que ha seguido el caso (en el que se ha fallado a favor de los vecinos del edificio colindante que denunciaron la situación urbanística de la parroquia) les ha llevado a aceptar el auto directamente y a negociar con el Gobierno municipal la salida.
Por lo menos, los fieles de las iglesia de las Fuentes han conseguido, con los retrasos judiciales, pasar todas las Navidades frente a su capilla.