LUIS F. DURAN
La calma parece llegar a Villaconejos tras la revuelta del pasado fin de semana cuando medio pueblo se sublevó contra el delincuente Javier Bernuí Pérez, de 37 años, alias El Calvo. Los vecinos empiezan a pensar en tomar medidas legales para acabar con «el canalla» que les ha atormentado durante siete años. Las próximas acciones son una manifestación silenciosa el domingo, la recogida de firmas y la presentación de denuncias contra El Calvo gracias a una oficina habilitada por el Ayuntamiento con la presencia de un Guardia Civil.
El alcalde de Villaconejos, Lope Benavente (PSOE), espera que se reúnan el mayor número de rúbricas para conseguir una orden judicial de alejamiento contra El Calvo para cuando salga de la cárcel. De momento está ingresado en la prisión de Aranjuez por orden judicial.
El Calvo aterrizó en Villaconejos hace más de siete años. Comenzó a trapichear con droga y a conquistar las calles con sus modos violentos, de acuerdo con la Guardia Civil. Según los vecinos, iba armado con una pistola y una navaja. No pagaba en los bares y amenazaba a quien quería. «Era un auténtico matón», dice un comerciante. Ha llegado a agredir a maestros, niños y adolescentes, según los vecinos. «Te voy a matar si me denuncias», conminaba a la gente. De esta forma muy pocos eran los que se atrevían a denunciarle.
Hombre violento.
Con todo, la gente considera que no estaba muy bien de la cabeza. «A veces no parecía tan violento y te daba la razón y al día siguiente perdía la cabeza y te amenazaba si te ponías en su camino». Los bares que frecuentaba caían en la ruina porque no entraba nadie. De momento ya hay cerca de 10 denuncias contra él y la policía local tiene recogidas más de 200 denuncias verbales por las humillaciones a las que sometía a los vecinos.
El Calvo ha sido detenido en varias ocasiones por agredir a su pareja, por robo, por tráfico de drogas y por secuestro. Cumplía una condena de tres años por intento de homicidio de su ex novia en 2004. Sólo pasó un año en la cárcel. En 2005 regresó al pueblo y su comportamiento fue más agresivo que nunca.
Un joven de 21 años le frenó los pies y se enfrentó a él. El sábado 30 de diciembre El Calvo reunió a 15 amigos para dar un escarmiento al vecino de Villaconejos que se había atrevido a desafiarle. Fueron a un bar y no le encontraron pero destrozaron el local y pegaron al dueño. Esa misma noche 200 jóvenes fueron a su casa a darle un escarmiento. El Calvo disparó a la multitud y fue necesaria la presencia de los equipos especiales de la Guardia Civil para frenarles. El alcalde también templó el ánimo de la gente, que estaba dispuesta a lincharle. Al día siguiente regresaron para quemarle la casa con el fin de que no volviese más. No sabían en ese momento que había sido detenido y encarcelado. El problema, dicen los vecinos, es que cada vez que comete un delito pasa unos días encerrado y sale en libertad. «Vuelve a robar, vuelve a meterse con la gente y vuelve a sus andanzas. Así llevamos siete años soportando insultos y vejaciones».
Lo peor del pasado domingo es que los vecinos destrozaron toda la casa y quemaron la vivienda, dos coches y un quad. Se llegaron a poner delante de los bomberos y de la Guardia Civil con el fin de que las llamas devorasen por completo la casa.
El alcalde de Villaconejos lo tiene claro: «Hay miedo a que vuelva y queremos conseguir cualquier cosa que logre calmar a toda la población. Las continuas amenazas, provocaciones y robos de El Calvo unieron al pueblo contra él. Los ánimos se caldearon y al final se produjo lo inevitable».
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