BEATRIZ PULIDO
Artistas con distintas minusvalías, pero con extraordinarias habilidades y una vocación que jamás les impidió hacer lo que más les gustaba, desplegaron cuadros coloristas y jardines humanos que dejaron a más de uno con la boca abierta. Así fue uno de los espectáculos centrales de estas fiestas en la capital
Un chorro de colorido oriental empapó anoche el Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. El remodelado pabellón ha recibido otras luces, otros sonidos, otros cuadros estéticos, procedentes de todas partes del mundo acabados, también, con el pincel de la espectacularidad. Pero la función de ayer consiguió hacer vibrar a la grada y se convirtió en una demostración palpable, que ya se intuía por otra parte, de que la voluntad es el motor que mueve el mundo.
En el escenario se desplegaban, como abanicos, cuadros coloristas, jardines humanos que dejaron a más de uno con la boca abierta. Porque en la mitad de todas las formas, más allá de la música y el movimiento, se disimulaban las discapacidades de 80 artistas del China Disable People's Art Trouppe, que jamás impidieron a sus portadores renunciar a su sueño de bailar, de cantar y de participar en un espectáculo como el de ayer. Deficiente visuales, acústicos, físicos en definitiva, ejecutaron diferentes números con una precisión asombrosa.
El poema se nutre del verbo y también del gesto. Los brazos de una bellísima mujer lanzan el primer verso de la tarde: «Cada coreografía es el latido de nuestros corazones, cada canción fluye por nuestras venas...». Sobre el escenario asoma un asombroso pavo real dorado, formado su cola por mil brazos que se despliegan y se pliegan. Dos jóvenes desde las esquinas del escenario convierten el ritmo melódico en instrucciones gestuales para que las bailarinas deficientes acústicas puedan moverse con la armonía. La música adquiere mayor ritmo y el pavo real, que es la diosa de la fertilidad se fracciona en 20 artistas.
Un poema más tarde, un jovencísimo invidente interpretaba dos hermosos temas de amor, el segundo en español. Luego vendrá la historia de un chico al que una tormenta dejó sin brazos y que emplea los pies con una destreza impresionante. Las bailarinas que le acompañan siguen mirando de reojo los movimientos de las intérpretes de la música... Y como telón de fondo: la milenaria China.
La plasticidad del espectáculo es enorme. Xian no puede ver pero sus dedos interpretan a Chopin de la única manera que se puede tocar su música, con el corazón abierto y una destreza encomiable.
Hubo momentos mágicos anoche pero el más emotivo lo protagonizó una joven con distrofia muscular a la que los médicos no dieron esperanzas de vida. Incapaz de sostener el micrófono y desde una silla de ruedas, interpretó la canción austríaca Edelweiss.
Luego, un jardín de flores, una pelea de artes marciales, una canción que emana canción y colorido del gigante asiático. Los jóvenes se atrevieron hasta con un pasodoble. Y, por último, la diosa fertilidad que consigue arrastrar las últimas exclamaciones del público, que a estas alturas de la noche ya había olvidado la discapacidad. La capacidad de soñar es infinita, casi tanto como la de cumplir lo soñado.
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