Daniel anda estos días de horno en horno, sin reparar ni un instante en las horas que dedica al trabajo. Para la familia San Onofre, repostería y panadería de referencia en la capital, la llegada de los Reyes Magos es la «temporada alta» del año. Entre los días 5 y 6 vende miles de roscones en las cuatro tiendas que tiene en Madrid. «También hay épocas complicadas, en las que nos cuesta llegar a fin de mes». Para Daniel, que presume de tener los cuadernos estos días a rebosar de pedidos, esta época es muy especial. Empezó en el negocio con 14 años, «mi padre era pastelero», y hoy gente de toda España e incluso del extranjero llama a su puerta para probar el tradicional bollo -o cualquiera de las delicias que hace-. «Es muy agradable que la gente aprecie tu trabajo». El género que no vende, lo dona.

Pregunta.- A ustedes ya no les hace falta ni publicitarse.

Respuesta.- Bueno, todo el mundo sabe dónde está Coca-Cola y sigue anunciándose. No está de más que de vez en cuando se acuerden de nosotros.

P.- ¿Cuál es el secreto de su éxito?

R.- El éxito es la tradición en sí. El secreto está en la materia prima y en la elaboración. Estamos en contra de congelar las cosas y el público, que no es tonto, lo nota.

P.- ¿Es cierto que a nadie le amarga un dulce?

R.- Yo creo que a nadie le amarga. Además, a los que les gusta el dulce suelen ser buena gente.

P.- Lo de ser el dulce que cierra las fiestas, ¿no es un poco faena?

R.- Sí. El roscón es un poco 'pobre de mí', pero, como no es un bollo pesado ni agresivo, la gente lo come.

P.- ¿Con la obsesión de la báscula han perdido muchos fieles?

R.- En este día, sí, algo, aunque la cosa se pone mucho peor a partir de abril, cuando se acerca el verano y hay que visitar las playas (risas).

P.- Esto de que el que encuentra la sorpresa paga ¿de dónde viene?

R.- Se remonta a la época de Felipe V, nieto del rey Sol, que para celebrar el día de Reyes encargó a su cocinero mayor un postre especial. Éste le preparó un roscón con fruta caramelizada. En el interior puso un doblón de oro y una haba.

P.- Con tanto roscón a sus espaldas ¿tiene algo de Rey Mago?

R.- Sí, soy un poco Rey Mago. Ya lo he dicho, los que apreciamos el dulce somos, generalmente, buenas personas.

P.- ¿Con qué Rey se identifica más?

R.- Con Gaspar, quizá porque tengo un familiar que se llama así.

P.- Un deseo para 2007...

R.- Que los terroristas nos dejen vivir, que dejen las armas. También deseo seguir con mi negocio, llevarme bien con la gente... Eso de ser jefe malo no me va.

P.- ¿Y un deseo para Madrid?

R.- ¡Que se acaben las obras de la M-30, por Dios!

P.- ¿Lo de las compras navideñas se nos ha ido de las manos?

R.- Todos los años pasa lo mismo, yo creo que algo sí se nos ha ido. Pero como decía Mafalda 'no todo en la vida es dinero, también están las tarjetas de crédito' (risas).

P.- Por cierto, tener tienda en la zona de moda (calle de Hortaleza) de la ciudad ¿se ha notado en la caja?

R.- Ya lo creo. El barrio ha subido en general y ha tenido un tirón tremendo. No es un barrio de grandes familias, por piso suelen vivir dos personas, pero sí se ha notado.

P.- ¿Desde dónde le ha llegado el cliente más lejano?

R.- Desde Hispanoamérica.

P.- ¿Estresa tener que mantener el nivel?

R.- Sí. La mayoría de mis empleados lleva más de 20 años conmigo y eso ayuda. Estresa, sobre todo, querer llegar a todas partes. Nuestra fórmula es tradicional, no usamos colorantes ni conservantes y elaboramos los roscones de un día para otro.

P.- Horas de cola para hacerse con un roscón de San Onofre, eso sí es amor...

R.- Sin duda. Muchas veces, cuando veo a la gente, salgo con una botella de Moscatel y unas pastas. ¡Madre mía! No sé ya cómo agradecerlo. Tenemos cinco hornos trabajando sin parar. Creo que no podemos hacer más.

P.- ¿Cuántos roscones venden estos días?

R.- Entre los días 5 y 6, venderemos unos 3.000 por tienda.

P.- ¿Madrid es una ciudad dulce?

R.- Diría que no, porque tiene una climatología un poco diversa. Quizá sí lo es durante seis meses y deja de serlo otros seis.

P.- ¿Cuál es el lado más amargo de la capital?

R.- La circulación, sin duda. Nosotros que servimos a restaurantes la sufrimos mucho. Nuestro lema era 'a punto y en punto' y tuvimos que quitarlo de los vehículos de reparto.

Origen. Madrid, 1 de febrero de 1946. Currículo. En 1972, abrió sus puertas el primer Horno San Onofre, situado en la calle del mismo nombre. Hoy, Daniel ha ampliado la familia y ya tiene cuatro establecimientos en la ciudad: en la calle Mayor, 73 (Horno la Santiaguesa), en Hernani, 7 (Horno San Onofre) y en Hortaleza, 9 (La Tahona de San Onofre). Aficiones. «Hacer algo de deporte, me gusta esquiar, e ir, cada vez que puedo, a mi Andalucía». Debilidades. «Las mujeres». Virtudes. «Soy buena gente». Defectos. «Supongo que tengo los humanos. Me gusta la pasta, las mujeres... (risas). Creo que los defectos los tienen que decir los demás».