En pleno proceso de recuperación tras la crisis que puso a la empresa contra las cuerdas en 2002, necesitaba el nuevo Bravo para poder competir en el segmento de los turismos de tamaño medio, el de mayor volumen del mercado europeo. Y por tanto, el nuevo consejero delegado del grupo, Sergio Marchionne, puso toda la presión para conseguir tenerlo en el tiempo más breve posible.

Sus hombres lo han conseguido ,pues lo cierto es que en sólo 17 meses, uno menos que el tiempo que se les concedió, el coche estaba a punto. Esto ha implicado que Frank Stephenson, el responsable del diseño, acertara con la línea del coche desde el primer momento y no tuviera que introducir ulteriores cambios. Pero sobre todo, que Harald Webster, el responsable de desarrollo de producto, haya optado por el desarrollo virtual del vehículo, realizando todas las pruebas en los ordenadores.

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Gracias a esta innovadora decisión, Webster ha podido reducir en ocho meses el tiempo que supuso poner a punto el modelo Stilo, algo que en sí mismo ya supone un ahorro, pero que ha permitido también hacer economías en la fabricación de prototipos -Fiat no ha construido ninguno del Bravo-, en el desplazamiento de equipos de técnicos para pruebas, etcétera. Y todo esto sin que, en su opinión, haya sufrido lo más mínimo la calidad del trabajo realizado. «Tengo que reconocer», dice Webster, «que hayamos retenido la plataforma del Stilo. Es un coche que conocemos bien, que sabíamos cuales podían ser sus puntos de mejora y que teníamos su comportamiento absolutamente registrado en nuestros ordenadores. De todas formas, cuando tuvimos las primeras unidades de preserie, pudimos comprobar que nuestro trabajo virtual había sido correcto y que el coche se comportaba como esperábamos que lo hiciera».

Respecto a si se podría optar por un desarrollo virtual en el caso de que el modelo fuera a emplear una plataforma completamente nueva, estima que se podría hacer igualmente, pero necesitaríamos más tiempo. Lo que no comunicó es el ahorro económico que ha supuesto este sistema, pero algunos expertos estiman que puede ser de un 20%.

Webster ha conseguido hacer realidad una profecía del mítico ingeniero Dante Giacosa, el padre del 600, que había dicho en el año 1955 que «con los cerebros electrónicos podremos construir mejores coches». Para el ingeniero alemán, arrebatado hace dos años al grupo Volkswagen, lo mejor del desarrollo virtual es que permite probar el máximo de soluciones técnicas en el mínimo de tiempo.

La simulación ha sido fundamental también a la hora de establecer la seguridad del vehículo. En las pruebas realizadas en el ordenador ha quedado claro la conveniencia de emplear un airbag de rodilla como el que otros fabricantes han comenzado a instalar.

Con el nuevo Bravo espera poder lograr que el margen de contribución de Fiat Auto al resto del grupo sea mayor que el que ha logrado en el curso de 2006. Ha crecido con respecto al Stilo. Su longitud total será de unos 4,22 metros y su distancia entre ejes, medida que es muy reveladora respecto a la habitabilidad interior, es de 2,65 metros, una de las mayores de la categoría.

En lo que se refiere a los motores, se ofrecerán cuatro. Los de gasolina son de 1,4 litros con turbo, que desarrollan potencias de 120 y 150 caballos respectivamente. Los diesel son de 1,9 litros con turbo, con iguales potencias.

El coche se fabricará en la planta de Cassino, con un objetivo de 120.000 unidades al año, muy moderado pero que permite una rentabilidad suficiente. Pero la capacidad de la fábrica permite llegar a 250.000 unidades.