RIO DE JANEIRO.-
Una fuerza de seguridad especial reforzará la vigilancia en los límites del estado de Río de Janeiro, mientras que las autoridades pedirán colaboración entre Ejército y Policía, según informaron ayer a Efe fuentes oficiales.
El gobernador de Río de Janeiro, Sergio Cabral, explicó que con esas medidas se pretende hacer frente a la ola de violencia que estalló en la ciudad maravillosa en la última semana de 2006, marcada por atentados contra comisarías y autobuses de transporte público.
Como consecuencia de esos ataques 25 personas perdieron la vida, ocho de ellas carbonizadas en un autobús al que prendieron fuego presuntos miembros de bandas del tráfico de drogas.
Cabral se reunió ayer con el secretario nacional de Seguridad Pública, Luiz Fernando Correa, enviado por el presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, para conocer las necesidades de Río de Janeiro, que dentro de 15 días será sede de la cumbre semestral de los países del Mercosur.
El gobernador dijo que se acordó que la Fuerza Nacional de Seguridad, un cuerpo de élite entrenado para actuar en situaciones de violencia extrema, reforzará la vigilancia en los límites del estado de Río de Janeiro, a fin de reducir el ingreso de armas y drogas.
«Es el comienzo de un trabajo conjunto», afirmó Cabral tras reunirse con Correa, explicando que no se trata de sustituir las policías civil y militar, sino de trabajar con otras fuerzas.
Además, anunció que ha decidido pedir el respaldo del Ejército para patrullar algunas zonas de la ciudad de Río de Janeiro y ayudar a la Policía en el mantenimiento del orden público. Cabral dijo que también se pretende establecer una coordinación mayor con las autoridades de los vecinos estados de Sao Paulo, Minas Gerais y Espíritu Santo, para establecer métodos de cooperación permanentes entre las policías de esas regiones. La Fuerza Nacional de Seguridad, que será desplegada en las fronteras con esos tres estados, está integrada por 7.700 efectivos y fue creada hace tres años. Desde entonces, ha actuado dos veces en Espíritu Santo. La primera fue para contener brotes de violencia similares a los registrados ahora en Río de Janeiro, y la segunda para sofocar una rebelión en un presidio.
El gobierno de Río también podrá pedir al gobierno federal el uso de helicópteros y otros materiales militares, así como entrenamiento.
La ola de violencia que sacudió esa ciudad en los últimos días de 2006 ha sido calificada por Lula de «terrorismo». En la memoria de todos los cariocas está lo ocurrido en Sao Paulo el pasado mes de mayo, cuando unas 200 personas murieron durante los ataques de bandas organizadas contra las fuerzas de seguridad y la consiguiente represión policial.
|