Estados Unidos abre una nueva etapa política tras asumir ayer el Partido Demócrata el control del Congreso en un momento crucial, con todas las miradas puestas ya en las presidenciales de 2008. Teniendo en cuenta que las primarias darán comienzo a principios de ese año, 2007 se convierte en el periodo clave para valorar las posibilidades de demócratas y republicanos.
Hacía trece años que los demócratas no controlaban las dos Cámaras y han querido aprovechar ese vuelco de la situación para presentarse como un soplo de aire fresco. Y lo han conseguido. Para empezar, han nombrado a una mujer presidenta de la Cámara de Representantes, algo que sucede por primera vez en la Historia de Estados Unidos. «Hoy cambiamos el rumbo de nuestro país», dijo en esa línea de mensaje rupturista Nancy Pelosi.
Además, los demócratas no han limitado su promesa de cambios a revisar la estrategia del país en Irak. Anuncian un plan de lucha contra la corrupción, que ha salpicado con casos sonados a los republicanos en esta legislatura, que vieron incluso dimitir al jefe de su mayoría en la Cámara Baja por financiación ilegal. Se comprometen también a mejorar el sistema sanitario. Defenderán asimismo un cambio en la restrictiva política de inmigración. Por último, proponen una reforma fiscal para paliar la pérdida de poder adquisitivo de la clase media.
Por lo pronto, habrá que ver cómo reacciona Bush ante esta oleada de iniciativas renovadoras, cuando además no será candidato en las próximas elecciones. Esa circunstancia puede tentarle a mantener sus posiciones a cara de perro y a pensar más en sí mismo que en quienes vengan tras él. Su situación de pato cojo puede condicionar de esta forma las aspiraciones de los republicanos mejor situados para disputar las próximas presidenciales: el senador John McCain y el ex alcalde de Nueva York Rudolph Giuliani. De hecho, Bush ya ha acogido con reparos las conclusiones de la comisión bipartidista -constituida por demócratas y republicanos a partes iguales- que pide un giro a la estrategia en Irak. La semana que viene se tiene que pronunciar acerca de la reducción o no de las tropas. Veremos si sigue en su enroque.
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